Investigador del Centro de Ciencias de la Tierra informó que las especies aegypti y albopictus ya están en la región
David Sandoval Rodríguez
La transformación urbana y la sustitución de áreas verdes por sitios de mayor comodidad, incrementan el calor a nivel local, lo cual genera mayor radiación, evaporación y presencia de agua. Lo anterior, aunado a los patrones de distribución de lluvia, aumenta la presencia de los mosquitos transmisores de enfermedades como el dengue y la fiebre chikungunya, explicó Carlos Welsh Rodríguez, investigador del Centro de Ciencias de la Tierra.
De acuerdo con información generada por el Centro de Prensa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en mayo de 2015, la fiebre chikungunya es una enfermedad generada por un virus y transmitida al ser humano por mosquitos que en el campo de la salud se denominan como vectores.
La primera vez que este padecimiento se describió fue en 1952 durante un brote ocurrido en el sur de Tanzania, país africano con costa hacia el Océano Índico. “Chikungunya”, voz del idioma kimakonde, hablado por el grupo étnico Makonde que se ubica en el sureste de Tanzania y el norte de Mozambique, significa “doblarse”, en alusión al aspecto encorvado de los pacientes debido a los dolores articulares.
Algunos signos clínicos de esta enfermedad son iguales a los del dengue, con el que se puede confundir en zonas donde éste es frecuente. En las décadas recientes los mosquitos o vectores se han propagado a Europa y América; en 2007 se notificó por vez primera la transmisión de la enfermedad en un brote localizado en el nordeste de Italia y desde entonces se han registrado también en Francia y Croacia.
La enfermedad suele aparecer entre los cuatro y ocho días después de la picadura de un mosquito infectado con el virus, aunque el intervalo puede oscilar entre dos y 12 días.
En fechas recientes se han dado casos de dicho padecimiento en el estado de Veracruz, tanto en regiones costeras como montañosas, por ello Universo contactó al científico Carlos Welsh, quien colaboró en una investigación sobre la propagación del dengue en la región montañosa central de México, proyecto financiado por la Fundación Nacional para la Ciencia (NSF) de Estados Unidos que contó con la participación de una decena de investigadores y varias instituciones.
Aedes albopictus puede vivir en montañas Carlos Welsh Rodríguez puntualizó que el chikungunya es un virus como el dengue y se transmite por un vector en común, el mosquito Aedes aegypti; además, para el caso de chikungunya existe otro vector que es el mosquito Aedes albopictus.
“En el caso del dengue sabíamos que sólo hay un vector que se mueve durante el día y tiene actividad mientras el humano está activo, no obstante el Aedes albopictus es más agresivo, además se mantiene activo durante el día y la noche” dijo, “lo preocupante es que el virus está latente en los humanos, el mosquito sólo es el vector que lo transmite”.
Recordó que para los Juegos Centroamericanos y del Caribe realizados en la entidad se emitió una alerta por la presencia del virus pues se sabía que participarían deportistas que probablemente habían estado expuestos.
En síntesis: fueron considerados portadores potenciales y quienes estuvieran en el mismo espacio que ellos tenían probabilidades de adquirir el virus, a través de una picadura de mosquito.
El investigador detalló que en Xalapa se han realizado muestreos y se ha encontrado presencia del mosquito Aedes aegypti en tres de cada 10 casas, es decir, que el vector ya está presente; entonces, si hay alguna persona infectada con el virus se hace potencialmente más peligrosa su transmisión a través del mosquito.
Ante las condiciones de cambio climático, las condiciones de humedad en la zona montañosa y la isla de calor, que han ido cambiando a lo largo de las últimas dos décadas, se dan las condiciones para una mayor distribución potencial del vector, afirmó.
“Al estar presentes el vector y una persona que tiene el virus se mantiene un riesgo alto en la zona, dejando a un lado si es montaña o costa porque este virus está en las personas, pero es el mosquito el que lo transmite.”
Explicó que si una persona adquiere el dengue en Coatzacoalcos y viaja a Xalapa, todas las personas a su alrededor ya están en riesgo porque aquella persona tiene el virus en su sangre y si el vector –mosquito– aparece, puede ser transmitido a los demás.
La muestra que efectuaron en la capital del estado se integró con 600 viviendas y se encontró que en tres de cada 10 casas aparecía el vector, ello a pesar de que la ciudad se localiza a dos mil 460 metros sobre el nivel del mar. “Nos interesaba mucho analizar la zona de Los Lagos por la contaminación del agua, pero se logró demostrar que el Aedes aegypti no puede sobrevivir en las condiciones de agua del sitio, pero Aedes albopictus sí puede sobrevivir en dicho ambiente”.
La transmisión, sólo por el mosquito Aclaró que en el caso del virus del chikungunya no existen evidencias de que pueda transmitirse de otra manera que no sea a través de los mosquitos.
Recalcó que en el caso del Aedes albopictus, es un mosquito que no necesita de las mismas condiciones que el mosquito transmisor del dengue, en este caso puede habitar en condiciones de agua contaminada, tiene actividad nocturna y es más resistente.
El Aedes albopictus no es una especie exótica, es común y corriente, ha estado en esta región y en zonas con mayor y menor altitud, explicó el investigador, “no está condicionado a la presencia de altura, si rebasa los mil 800 metros no es probable que inhiba su actividad, como Aedes aegypti, cuyo registro más alto que hemos encontrado ha sido en la ciudad de Puebla (que está a dos mil 160 metros sobre el nivel del mar) pero está presente en todas partes”.
Welsh Rodríguez subrayó que en el caso del Aedes albopictus, se mantienen las mismas condiciones favorables para la presencia del Aedes aegypti, a lo que se suma la actividad nocturna que se ha registrado en estudios.
Respecto a su trabajo de investigación con el mosquito Aedes aegypti, consistía en confirmar la hipótesis de la presencia del vector en lugares donde antes no estaba y este hecho es posible asociarlo a las condiciones del medio natural, básicamente el clima.
“Eso fue lo que logramos comprobar: ante una modificación abrupta del medio, con una incidencia de mayor temperatura urbana, con mayor humedad relativa, podemos saber que se incrementará la población del vector.”
Mencionó que en la Jurisdicción Sanitaria Número 8 de la región Córdoba-Orizaba se registran más de 200 casos confirmados de chikungunya en lo que va de 2015, y mediante la prueba conocida como ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas (ELISA) se diagnostica la enfermedad, ello ha provocado que el sector salud disminuya la aplicación de pruebas porque cada una cuesta alrededor de 10 dólares.
En particular el virus del chikungunya se manifiesta en la piel con erupciones rosáceas muy cercanas a donde picó el mosquito y es posible que las personas puedan diferenciarlo del dengue.
En el país ya se realizan acciones para atender la situación, agregó; por ejemplo, la Secretaría de Salud del Distrito Federal lleva a cabo una campaña a gran escala, instalando “ovitrampas” para capturar los huevos que pone el vector, hacer que crezcan para identificarlos y determinar qué vectores están presentes en la capital del país. “Eso ocurrió como parte de los resultados que se entregaron sobre Veracruz y Puebla; fue algo positivo porque se están poniendo focos de atención donde antes no se tenían”.
En cuanto a la entidad veracruzana, la Dirección de Salud Ambiental de la Secretaría de Salud conoce los mapas de riesgo existentes que fueron actualizados a partir de la misma información generada por la investigación que se realizó desde el CCT, dichos mapas son elaborados por el Centro de Control de las Enfermedades y Prevención de los Estados Unidos (CDC).
Los mapas que tiene la institución estadounidense sobre dengue en México están actualizados con respecto a la presencia del vector y los riesgos inherentes, dicha actualización se efectuó durante 2014 e incluye parte de los resultados del proyecto de investigación en el que participó Carlos Welsh.
El CDC requería de los datos para actualizar sus mapas y ahora se puede ver que existe presencia del vector Aedes aegypti en Florida, Texas y Arizona, dijo.
Vía el modelo “WHATCH’EM (Water Height and Temperature in Container Habitats Energy Model)”, desarrollado por el equipo de trabajo liderado por Andrew Monaghan, miembro del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Estados Unidos (NCAR) y en el que participa Welsh Rodríguez, se ha podido evidenciar la presencia del vector en regiones estadounidenses, incluso en zonas de alto poder adquisitivo en la península de Florida ha sido reportada su presencia, observó.
De acuerdo con los resultados obtenidos de la investigación, consideró que el principal factor que posibilita la propagación de estas enfermedades es el clima: “La transformación urbana hacia sitios de mayor comodidad en sustitución de mayor vegetación, el cambio de la superficie verde por superficie gris, hace que suba el calor a nivel local, este incremento genera mayor radiación, ello provoca mayor evaporación y en consecuencia mayor presencia de agua, esto, aunado a los patrones de distribución de lluvia, provoca mayor presencia del vector”.
En ese sentido, a través del modelo WHATCH’EM, que es un sistema de vigilancia el cual opera con datos climatológicos, es posible estimar, con un margen de error del 25 por ciento, la presencia del vector en Estados Unidos, mientras que en Veracruz se logró una eficacia del 95 por ciento.
Para reducir y evitar el riesgo de contagio de ambas enfermedades, el investigador recomendó no tener recipientes con agua ni almacenarla de manera expuesta, reducir las acumulaciones de agua y, en la medida de lo posible, utilizar insecticidas locales. “No estamos muy habituados pero ahora lo tenemos que hacer, no sólo para Aedes aegypti y Aedes albopictus sino para otros tipos de mosquitos”.