Expresaron investigadores
Estudiantes de Biología investigaron el uso adecuado de especies animales en laboratorios
Es importante tratar a los animales con ética y responsabilidad: Rossana Zepeda, del CIB
Paola Cortés Pérez
Los laboratorios, centros e institutos de investigación del país enfrentan un dilema bioético pues no en todos estos espacios es claro cómo se lleva a cabo la intervención de las especies no humanas, de ahí que sea necesario contar con un reglamento y comité que vigile dichas prácticas.
En ese sentido, investigadores de la Universidad Veracruzana (UV) sostuvieron que tener este tipo de organismos en las instituciones de educación superior (IES) contribuiría al manejo adecuado de los animales que son utilizados en laboratorios.
Mario Serrano y Virginia García Rodríguez, del Centro de Estudios e Investigaciones en Conocimiento y Aprendizaje Humano (CEICAH) y de la Unidad de Servicios de Apoyo en Resolución Analítica (SARA), respectivamente, puntualizaron que a nivel nacional la mayoría de las IES carecen de un lineamiento o comisión que estrictamente observe cómo son utilizados estas especies en las investigaciones.
«Desafortunadamente, por cuestiones administrativas y asignación de recursos económicos, en todas las universidades es muy difícil apegarse a la totalidad de las especificaciones de la Norma Oficial Mexicana NOM-062-ZOO-1999», agregó Mario Serrano.
Jorge Manzo Denes, coordinador del Centro de Investigaciones Cerebrales (Cice), consideró que es importante tener una normatividad que indique la manera correcta y ética de manejar a los animales en los laboratorios y en las facultades para hacer las prácticas.
«La bioética es un tema que hace falta consolidar en la Universidad, necesitamos un comité de bioética bien estructurado, que observe todo el manejo de animales que hace la institución. Es un asunto costoso, sin embargo eventualmente lo tenemos que hacer porque en este momento la Universidad no puede decir que se dejen de usar animales en la experimentación, pero el siguiente paso es ¿cómo lo vamos a hacer?»
Rossana Zepeda Hernández, del Centro de Investigaciones Biomédicas (CIB), indicó que como generadores de conocimiento los universitarios necesitan una reglamentación interna en bioética, que los guíe sobre el uso idóneo de los animales de experimentación.
«Son una herramienta indispensable en la ciencia y por lo tanto deben tratarse con mucha responsabilidad, pues al final todo resultado obtenido termina probándose en un animalito por ser lo más cercano al ser humano, por ello es importante que se haga con mucha ética y responsabilidad.»
Todos coincidieron en mencionar que en los centros de investigación donde laboran tratan de apegarse lo más estrictamente posible a lo que demanda la NOM-062-ZOO-1999, así como a otras normatividades establecidas por organizaciones internacionales como la Sociedad Internacional de Neurociencias o la literatura experimental.
Por ejemplo, Manzo Denes detalló que al interior del Cice se trata de establecer controles derivados del consenso general y aplicar algunos lineamientos marcados por la Sociedad Internacional de Neurociencias, que se suman a lo establecido por la NOM.
Mario Serrano comentó: «Por el momento, nos apegamos lo mayor posible a la Norma Oficial Mexicana y a lo señalado en la literatura experimental, para manejar a los animales lo mejor posible; tratamos de evitar el sufrimiento –si es que efectivamente sufren pues es un tema complicado–, sin embargo por antropomorfización tratamos de hacerles el menor daño posible».
Asimismo, hubo un consenso al asegurar que a los alumnos que llegan a los institutos les imparten un curso breve sobre el manejo adecuado en laboratorio de las especies no humanas, que consiste en hablarles sobre la NOM y otros lineamientos internacionales. «Es una forma muy amigable de familiarizarlos con el uso ético y responsable de los animales», reiteró Virginia García.
En tanto, Rossana Zepeda dijo que en el CIB se les dice a los estudiantes que los animales de experimentación son valiosos, «por lo que deben hacer un manejo adecuado de los mismos, tratarlos con mucho respeto, siempre tienen que estar limpios, deben tener agua y comida, entre otras cuestiones».
Además, precisó que en el intersemestral pasado impartieron un curso que abordó las temáticas: qué tipos de animales existen, qué métodos se pueden usar para el sacrificio, qué métodos ya no se usan, cuáles son los métodos para obtener adecuadamente muestras, etcétera.
En el Cice, detalló Manzo Denes, los animales son alojados en cuartos construidos para ellos, con extracción de aire adecuada, temperatura idónea, luces prendidas durante el día y apagadas por la noche, con acceso libre a comida y agua las 24 horas y jaulas siempre limpias.
Agregó que se ofrece atención especial a las hembras embarazadas y a las que acaban de tener crías; además, un veterinario analiza el estado de salud de cada uno de los animales y gracias a ello se mantienen separados a los que están enfermos de los sanos. En el Cice también se utilizan las medidas de anestesia aceptadas por la comunidad internacional y ofrecen cuidados post-operatorios a los animales, hasta que se recuperen de la cirugía.
«Le decimos a los estudiantes que deben estudiar estadística, porque es la mejor herramienta que hay para manejar el menor número de animales posible. Si un estudiante viene en este momento y nos dice que usará 20 animales para un experimento, no lo aceptamos; entre seis y ocho son suficientes si saben usar la estadística.»
Por otro lado, Mario Serrano planteó que lo ideal sería que esta casa de estudios tenga su propio bioterio general, esto facilitaría la adquisición de animales y al mismo tiempo se apegaría a las normas oficiales (nacionales e internacionales) en el manejo adecuado de animales para la experimentación.
«Sí es necesario el comité de bioética no sólo por los animales, sino por las implicaciones que pudiera tener en el caso particular de los organismos infrahumanos, así como para proteger los estándares de los procedimientos experimentales.»
Comité de Bioética de la UV
El ex rector Raúl Arias Lovillo propuso, el 5 de febrero de 2013, el acuerdo rectoral mediante el cual se creó e integró el Comité de Bioética de la Universidad Veracruzana, el cual fue aprobado por unanimidad por el pleno del Consejo Universitario General (CUG) en sesión ordinaria del 4 de marzo del mismo año.
Dicho acuerdo establecía que el comité sería un órgano colegiado de coordinación, apoyo, consulta, seguimiento, evaluación, decisión en materia de la conservación y el cuidado de la vida y el medio que la posibilita, a partir de las actividades institucionales de la Universidad.
Asimismo que estaría integrado por un coordinador general, un secretario ejecutivo, cuatro vocales, así como por un experto en bioética y filosofía.
Como atribuciones se consignaron las siguientes: promover la conservación y el cuidado de la vida y el medio ambiente que lo posibilita; generar un marco normativo, acorde a las actividades de investigación, en las que se utilicen organismos vivos sacrificados o partes de las mismas; promover la conformación de protocolos que consideren el manejo bioético de información generada en la intervención; suscitar el debate y el diálogo acerca de tópicos, temas y problemas bioéticos de interés en la comunidad, el país y el mundo, a través de los medios de comunicación; propiciar la inclusión de los temas relacionados con la bioética dentro de las experiencias educativas y el currículo del alumnado.
Investigación sobre el uso de animales en laboratorios
Luis Alberto Contreras Armas y Pascual Linares Márquez, estudiante y profesor de la Facultad de Biología, respectivamente, desarrollaron la investigación titulada «Uso de animales no humanos en la praxis científica del México actual. Una aproximación desde el contexto bioético».
Sobre el proyecto, Luis Alberto dijo que al ser un tema significativo en el campo bioético, consideró importante abordar el uso de especies animales en experimentos científicos, «pues atrás han quedado los tiempos en que se llegó a considerar a los animales no humanos como simples objetos desprovistos de sensaciones, conciencia e incluso derechos, por lo que la reflexión moral acerca del trato que tiene el ser humano con otras especies es un tema importante».
Mencionó que le interesó reflexionar acerca de la importancia de la ética porque ésta orienta sobre lo que se debe o no hacer con base en ciertos criterios racionales, dado que la ciencia sólo aporta conocimiento surgido del método científico, y por sí misma no puede establecer lo que es correcto e incorrecto en una situación determinada.
«Un trabajo de estas características es necesario en una sociedad donde las cuestiones éticas regularmente quedan de lado en lo concerniente a las consecuencias surgidas de la praxis técnica y científica hacia los demás componentes ambientales.»
Pese a existir una normatividad que reglamenta a los institutos en el manejo de especies animales, establecida en
la NOM-062-ZOO-1999, destacó que en la exploración sobre su aplicación encontraron que hay omisiones, negligencias e irregularidades por parte de quienes aseguran estar sujetos a la misma, a sabiendas de que tiene un alcance jurídico.
El manejo de animales en el laboratorio
Pascual Linares Márquez, asesor de Luis Alberto, expuso que el objetivo del estudio era conocer cómo y cuál es el tipo de intervención que se hace con las especies animales en los institutos de investigación, porque «la intervención no es sólo generar un tratamiento o aplicar una sustancia, sino que inicia desde la recolección de la especie, el número de individuos colectados, dónde y en qué circunstancias se disponen, entre otras características».
Para obtener la información, explicó que se dieron a la tarea de seleccionar uno o varios institutos por cada entidad federativa, que tuvieran líneas de investigación con grupos de animales cordados. En total fueron 50 los institutos seleccionados a los cuales se enviaron cuestionarios de 40 a 45 preguntas cada uno, «al final tuvimos una muestra de 20 investigadores de igual número de institutos».
Aclaró que algunos de los avances compartidos en esta entrevista son parte de un arduo trabajo realizado a lo largo de ocho meses, «nos llevó mucho tiempo esperar las respuestas de cada uno de los investigadores.
«Lo que encontramos es que hoy en día a los animales se les ubica como un objeto, es decir, como algo a lo que no se le da características animadas más allá de un objeto; estaríamos hablando de una tendencia pragmática por parte de la comunidad de investigación, pero también una tendencia utilitarista, se han convertido en un medio para obtener ciertos beneficios.»
En la segunda parte del trabajo, puntualizó, está la información obtenida a través de las encuestas, las cuales arrojaron que en el manejo previo a la intervención de las especies los protocolos son diversos, ya que algunos investigadores tienen a los animales por horas o por días en cautiverio, pensando que esto no afectará los resultados de la investigación.
Una de las preguntas está relacionada con la cantidad de especímenes que utilizan, señaló que no tienen un número específico para colectar, sacrificar o intervenir, es decisión del investigador de acuerdo a las necesidades del experimento.
Comentó que usan aproximadamente 500 mil o más al año, sobre todo roedores pequeños como rattus norvegicus y mus musculus. «El 95 por ciento respondió que las especies utilizadas fueron criadas en laboratorio en condiciones artificiales y sólo cinco por ciento fueron colectadas en su ecosistema natural».
También dijo que encontraron algunos investigadores que intervienen ovejas (ovis orientalis), alrededor de 90 mil individuos.
Al preguntarle si se plantean otro método antes de hacer un experimento con animales, apuntó que sólo uno de los 20 investigadores sí se plantea la posibilidad de otra alternativa antes de realizar la intervención.
«Lo que proponemos es que hoy necesitamos que se norme la investigación, no en términos tan extremos para ser algo como una policía, pero sí generar normas que resulten del consenso entre la comunidad. Al final queremos enseñar a los alumnos, a los futuros investigadores, el cuidado que se debe tener desde el manejo hasta la intervención de las diferentes especies.»
En tanto, Luis Alberto expresó: «Una de las enseñanzas que obtuve de esta investigación fue darme cuenta que la ciencia no es estrictamente neutral o positiva, sino que su aplicación está orientada por la influencia ética, filosófica e ideológica de quienes la llevan a cabo».