Instituciones como la Universidad Veracruzana son resultado de aquella gesta
Karina de la Paz Reyes Díaz
FOTOS: Rujiro Temis
(Fragmentos del mural Una revolución continua, de Melchor Peredo, ubicado en el Palacio de Gobierno de Veracruz)
Cándido Aguilar, Adalberto Tejeda, Heriberto Jara Corona, Úrsulo Galván y Camerino Z. Mendoza son sólo algunos de los protagonistas de la Revolución Mexicana en la entidad, movimiento en el que también participaron mujeres de muy diversos oficios, campesinos, peones y obreros. Sin embargo, todos, tanto los “líderes” como quienes se unieron a los ideales revolucionarios, son poco conocidos por buena parte de la sociedad veracruzana.
La directora del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S), Filiberta Gómez Cruz, explicó que en Veracruz la Revolución se generó en ritmos diferentes y por regiones. “No se dio a un mismo tiempo ni todos estuvieron en guerra con las armas en las calles”.
Además, la entidad fue pionera del movimiento con dos rebeliones importantes: la primera se generó en 1906 en Acayucan, cuya demanda era el acceso a la tierra; la segunda, fue en 1907 y se trató de la huelga de Río Blanco.
“Ese primer lunes de 1907 pertenece a esa clase de jornadas preñadas de significados, y cuya resonancia todavía nos alcanza más como mito que como verdad histórica”, escribió al respecto el historiador Bernardo García Díaz, del IIH-S, en la introducción al libro La huelga del Río Blanco (1907-2007), cuya edición estuvo a su cargo.
Elissa Rashkin, investigadora del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC), coincidió al decir que la Revolución en Veracruz tuvo sus matices. Por ejemplo, destacó el tema del agrarismo, uno de los más importantes para la entidad, que tuvo su cumbre en la segunda década del siglo XX, con la fundación de la Liga de Comunidades Agrarias.
Aclaró que los agraristas veracruzanos fueron aliados de Venustiano Carranza y no de Emiliano Zapata: “No fue una equivocación. Cada localidad tuvo sus matices y si el líder local tenía afiliación con los carrancistas, el pueblo era carrancista. Aquí no hubo muchos zapatistas pero sí agraristas. Tenemos a Úrsulo Galván, líder agrarista en los años veinte”.
Revolucionarios locales
Cuando piensa en el olvido o el anonimato de revolucionarios veracruzanos, lo primero que se le viene a la mente al profesor-investigador de la Facultad de Historia, Hubonor Ayala Flores, son los grupos de actores sociales como las mujeres o las clases populares que se unieron a los ideales de la lucha y que no aparecen en los libros de historia. Para él, son muchos y desconocemos su impronta.
“Como sociedad estamos acostumbrados a pensar la historia de México en términos políticos, en el culto a la personalidad y el centralismo. Por lo tanto, la memoria histórica colectiva registra con mayor facilidad a líderes o personajes prominentes como Francisco I. Madero, Pancho Villa, Álvaro Obregón o Venustiano Carranza, lo que el discurso oficial llama el ‘panteón de héroes’.
”Sin embargo, las historias regionales y locales nos dan cuenta de muchos personajes que participaron activamente en los procesos y acontecimientos históricos, que si bien no influyeron a nivel nacional o estatal, son importantes para las regiones, municipios o localidades.”
Cándido Aguilar
Veracruz tiene su “panteón de héroes” y no son ni Zapata ni Villa ni Carranza, pero más allá de bustos, efigies o calles con sus nombres, poco conocemos de ellos.
En la obra Veracruzanos en la Independencia y la Revolución, coordinado por Abel Juárez Martínez, Hubonor Ayala relata la vida de Cándido Aguilar (1889-1960) bajo el título “Un revolucionario que lideró el primer tramo de la Revolución Mexicana”.
De acuerdo con Ayala Flores, Aguilar fue un personaje que con el avance del movimiento revolucionario adquirió poder militar; por ejemplo, el presidente Francisco I. Madero le otorgó el grado de general brigadier; en su momento, Carranza le concedió el de comandante de la División Mixta, y más adelante fue reconocido como veterano de la Revolución.
También adquirió poder político: fue Gobernador de Veracruz, Secretario de Relaciones Exteriores y Presidente del Senado. Además, plantea Hubonor Ayala, “se alzaban las voces en su contra por la injerencia en la vida política regional, lo cual era evidente en Córdoba”. Es más, “entre las acusaciones se le señalaba como cacique”.
No obstante, el académico remarca el mérito de Aguilar en los albores de la Revolución: “Una vez que tuvo fecha el inicio armado de la Revolución, el 20 de noviembre, la cual había quedado indicada en el Plan de San Luis, agrupó sus fuerzas y se dirigió a San Pedro a tomar el tren.
”De esta manera, Cándido Aguilar y Rosendo Garnica iniciaron el levantamiento revolucionario en Veracruz el 19 de noviembre, un día antes de la fecha acordada, luchando contra fuerzas federales en Coscomatepec.”
Más adelante refiere: “A pesar de su lucha tenaz, el movimiento seguía siendo incipiente, pues tenía problemas para conseguir armas y hombres que quisieran sumarse a la causa. Aún con esas limitaciones, el 22 de abril de 1911 Aguilar enfrentó nuevamente a las fuerzas federales en la Hacienda de la Concepción y tomó el pueblo de Banderilla, donde destruyó la vía del Ferrocarril Interoceánico”.
Adalberto Tejeda
En la obra, Ayala Flores también habla de Adalberto Tejeda, oriundo de Chicontepec, en el texto “Biografía de un agrarista radical”.
El historiador enfatiza: “Fue sin duda uno de los revolucionarios más importantes de Veracruz y el personaje que dominó la escena estatal en la segunda década del siglo XX”.
De él recuerda su fuerte vínculo con el agrarismo, su radicalismo en lo referente a los asuntos religiosos, que fue Gobernador de Veracruz en dos ocasiones; también, que ocupó la Secretaría de Gobernación a nivel nacional, incluso se postuló para ser Presidente de la República.
“El 23 de marzo de 1923, posterior a los sucesos de Puente Nacional, Tejeda fundó la Liga de Comunidades Agrarias del Estado de Veracruz con líderes como Úrsulo Galván, José Cardel Murrieta y Sóstenes Blanco, entre otros; el objetivo principal de la política agraria tejedista y de la liga era minar el latifundismo y llevar a cabo el reparto de tierra entre los campesinos, lo cual desembocó en varios enfrentamientos entre los terratenientes y los miembros de la liga”, comenta en el libro.
Es más, “se puede asegurar que durante el segundo periodo de su gobierno se vivieron los años dorados del agrarismo y el tejedismo en Veracruz”, pues mientras en el primer periodo entregó 123 mil 239 hectáreas a campesinos, en el segundo casi se triplicó la cifra.
Tejeda también es recordado por crear la Orquesta Sinfónica de Xalapa, en 1929, y fomentar la educación rural y las misiones culturales, entre otras acciones.
Heriberto Jara
La investigadora del CECC, Elissa Rashkin, destacó la presencia que Heriberto Jara Corona tuvo en los movimientos sociales importantes del país y la entidad, tanto en el periodo revolucionario como en el posterior.
Él fue oriundo de Nogales, realizó sus estudios en Orizaba y se involucró en los círculos liberales de ideología magonista en aquella zona industrial; fue destacado militar y desempeñó varias funciones públicas en el país, entre ellas la de Gobernador de Veracruz.
Participó en el Congreso Constituyente de Querétaro de 1917 y para la académica ahí está una de sus aportaciones notoriamente significativas, toda vez que se sumó a la agrupación que defendió los artículos más progresistas.
“Destacó en la elaboración del Artículo 123, de los derechos de los obreros. También promovió la separación Iglesia-Estado y la educación laica.”
Elissa Rashkin conoce de Jara Corona por ser él quien apoyó el movimiento estridentista en Veracruz, vanguardia de la que es experta, pero aclara que eso es sólo una de las acciones que hizo, y se suma a muchas más, algunas daban continuidad a las de Cándido Aguilar y Adalberto Tejeda –en su primer gobierno.
Precisamente, “esos tres personajes, siendo gobernadores de Veracruz, mantuvieron una continuidad con sus ideales revolucionarios, y son mucho más radicales que los del gobierno central”.
Algo que también subrayó de Heriberto Jara, una vez siendo gobernador de Veracruz, fue su interés por hacer reformas para obtener impuestos de las empresas extranjeras que se beneficiaban de los recursos de la entidad, pero las reacciones fueron “brutales”.
Rashkin destacó que Heriberto Jara siempre buscó aumentar la calidad de vida del sector obrero, promovió la cultura, la educación y el deporte. Es más, entre sus pretensiones estuvo la fundación de la Universidad Veracruzana, ideal que vio la luz décadas después.
Úrsulo Galván y Camerino Z. Mendoza
Al preguntarles a Hubonor Ayala Flores y Elissa Rashkin por otros revolucionarios locales, cuyas acciones les llamen la atención, coincidieron en decir que varios personajes pasan por su mente, pero él habló de Camerino Z. Mendoza y ella de Úrsulo Galván.
“Camerino Z. Mendoza fue un pequeño comerciante de Santa Rosa, hoy Ciudad Mendoza en su honor, quien se unió como muchos hombres y mujeres de su tiempo a la insurrección convocada por Francisco I. Madero, pero ya desde antes mostraba un fuerte compromiso con las causas sociales.
”Estuvo ligado de manera estrecha con las clases obreras y populares y murió en acción a edad muy temprana, en 1913, a los 34 años de edad. Además, el hecho de que Santa Rosa haya cambiado su nombre por el de Ciudad Mendoza, contesta la pregunta sobre la importancia de los héroes locales.”
La investigadora aclaró que Úrsulo Galván fue sólo una de las muchas personas que participaron en la lucha agraria. “Fue un movimiento masivo, mucha gente fue asesinada por luchar por la tierra y para mí esa lucha fue fundamental”.
Incluso, lamentó que no se aprecien los cambios logrados, producto de la lucha agraria: “Cuando vemos los antiguos mapas de las haciendas, nos damos cuenta de que eran enormes y ya no existen y fue por el ejido. Somos el estado con más ejidos en la República. Eso fue un logro inmenso de la Revolución”.
Revolucionarios y contrarrevolucionarios
En Veracruzanos en la Independencia y la Revolución también se habla de otros revolucionarios como Gabriel Gaviria, Rafael Tapia, Cándido Donato Padua, Hilario Salas y José Cardel Murrieta.
Incluso, se mencionan, aunque sea de paso, otros revolucionarios cuyas hazañas han figurado públicamente en mucho menor medida; por ejemplo, en el apartado dedicado a Heriberto Jara, intitulado “Memorias de sus batallas por instaurar una legislación acorde con las necesidades de los trabajadores”, su autora, María del Rosario Juan Mendoza, cita a dirigentes indígenas, tal es el caso de Samuel Kelly, “jefe de una guerrilla de 60 hombres que operaba en Tantima, Ozuluama y en las riberas del río Tamesí, y que con el tiempo estuvo a cargo de la escolta de Jara”.
Además, Filiberta Gómez comentó que como en el resto del país, acá también hubo contrarrevolucionarios. Dos de éstos fueron Guadalupe Sánchez en la región de Naolinco y Manuel Peláez en la Huasteca.
“Un personaje que contuvo el estallido de la Revolución en el norte de Veracruz fue Manuel Peláez. Un hacendado que organizó un ejército personal para impedir que se detuviera la explotación petrolera, porque él cobraba a las compañías (como Penn Mex Fuel Company y El Águila, S.A.) un ingreso por la renta de sus tierras.
”Estuvo al frente de sus guardias blancas hasta 1920, porque fue muy listo y como (Antonio López de) Santa Anna, primero fue maderista, luego carrancista y después obregonista. Entonces nunca lo tocaron… así son las negociaciones políticas.”
Por ello, fue hasta 1918 que se generó la primera demanda por tierras en la región de Papantla y hasta 1928 en la de Tamiahua.
Nacimiento del México moderno
A manera de conclusión, Filiberta Gómez planteó la importancia de conocer la historia de la Revolución, porque nos habla del surgimiento del México moderno. Además, es a partir de ella que se tuvo una trascendental transformación social.
Concretamente para una comunidad como la universitaria, con destacado interés en la internacionalización, es básico conocer de dónde surgió el México moderno y el trabajo que ha costado tener las libertades que actualmente se disfrutan, destacó la historiadora.
“Es muy importante fortalecer nuestra identidad, porque nos recuerda quiénes somos. Generalmente nos identificamos como personas a partir de la comparación con los otros, qué van a ofrecer en el extranjero, lo que son: un mexicano que ha tenido la Constitución (de 1917) más moderna del siglo XX, que aún nos rige, y que es producto de esa Revolución.
”Tenemos una universidad pública que es producto de esa Revolución. No tendríamos una Universidad Veracruzana o la Nacional Autónoma de México si no hubiésemos tenido esa Revolución. Muchos ni siquiera hubieran tenido acceso a la universidad.”