Karina de la Paz Reyes Díaz
A pesar de que en México hay casi 60 millones de pobres, es decir, cerca del 50 por ciento de su población, “no nos enfocamos al estudio de la pobreza, origen de muchos otros problemas”, criticó el académico de la Facultad de Historia, Hubonor Ayala Flores.
El también investigador participó en el Congreso Internacional de la Asociación Latinoamericana e Ibérica de Historia Social, que se desarrolló del 1 al 3 de marzo en Buenos Aires, Argentina. En tal evento coordinó y fue ponente de la mesa intitulada “Asistencia privada en Iberoamérica, siglos XIX y XX. Tres estudios de caso: Chile, España y México”.
Ahí participaron Pedro Carasa Soto, de la Universidad de Valladolid, España, con el tema “La asistencia social privada en la historia contemporánea de España”; Macarena Ponce de León Atria, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con “La reforma ilustrada de la asistencia privada en Chile, 1830-1920: desde la discriminación a la prevención de la ayuda”, y el propio Ayala Flores con “La conformación de la asistencia privada en México, el caso del estado de Veracruz en el siglo XIX y principios del XX”.
Además, la mesa tuvo como comentarista a Silvia Marina Arrom, del Departamento de Historia de la Universidad Brandeis Waltham, de Massachusetts, Estados Unidos.
La asistencia privada en Veracruz
El objetivo de la ponencia de Hubonor Ayala fue poner de relieve los procesos, estructuras y coyunturas de la beneficencia privada en Veracruz, entre los siglos XIX y XX.
En el resumen de la misma destaca que Veracruz –una de las entidades más importantes del liberalismo mexicano– registró en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX un auge en la fundación de instituciones asistenciales privadas, muchas de ellas ligadas a la iglesia, pero alentadas por las autoridades de gobierno.
“Esta infraestructura asistencial privada y sus benefactores ofrecieron los servicios que el Estado no podía cubrir: casas para ancianos, hospitales infantiles, escuelas para pobres y ciegos, a la vez que hicieron importantes donaciones a la beneficencia pública.
”De tal manera que la historia de la asistencia privada en México y su relación con diferentes actores y grupos sociales, periodos y procesos políticos, debe ser repensada a partir de las nuevas evidencias documentales y regionales.”
Pobreza, corrupción y desconocimiento
“La pregunta central es: ¿Por qué en México, teniendo 55.3 millones de pobres –46.2 por ciento del total de la población–, según estimaciones para 2014 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), no nos enfocamos al estudio de la pobreza, origen de muchos otros problemas: el atraso económico, la creciente criminalidad, la falta de oportunidades educativas y de empleo?”, planteó en entrevista para Universo.
Para él se han relegado tales estudios al grado de que no hay idea de cómo se ayudaba a los pobres en el pasado, a quién se ayudaba, cómo se relacionaban las clases dirigentes con las populares; por ello, se trata de un nicho de oportunidad para comprender el presente.
“Cómo es que llegamos a tener tantos pobres y cómo es que a pesar de las cantidades tan grandes de dinero que se les destinaron a instituciones para que los atendieran, de repente se hicieron nada. Eso se engancha con otro grave problema
que continúa en la actualidad: la corrupción. Hubo desfalco, robo, despojo y por supuesto gente que se benefició de todo esto.”
En México, relató, pasamos de un estado de bienestar, que se trató de construir entre las décadas de los treinta a los setenta, cuando se crearon hospitales, clínicas y se otorgó seguridad social a buena parte de los trabajadores, sin embargo el proyecto se abandonó antes de haberse consolidado.
Posteriormente, desde finales de la década de los ochenta, empezaron a surgir programas de ayuda gubernamental con nombres como Solidaridad, Progresa, Oportunidades y hoy en día está vigente Prospera, “pero en realidad no resuelven la situación, son meros paliativos que no atacan los problemas centrales”.
Uno de éstos, planteó el historiador, es la educación, que a la fecha padece del recorte presupuestal del gobierno; otro es la falta de oportunidades de empleo, pues éste daría pie a cambiar las condiciones de vida de las personas.
“Si no entendemos cómo transitamos, pensamos y articulamos en el pasado la ayuda a los pobres, no podemos entender cómo llegamos hasta el presente”, insistió.
Reconstruir procesos histórico-sociales generales en Veracruz
Otra línea de la historia, añadió Ayala Flores, es la de las familias o personas de todas las clases sociales que siempre estuvieron dispuestas a ayudar, que hicieron fundaciones, donaron dinero o apoyaron en la medida de sus posibilidades.
“Lo que nos enseña la historia es que siempre hay comportamientos negativos y positivos. Es la esencia humana. Pero esa otra historia tampoco está suficientemente documentada, los historiadores no nos hemos ocupado de rescatar estos procesos histórico-sociales para entender que hay una sociedad que se preocupa por sus pobres.”
El investigador remarcó lo necesario que es reconstruir procesos histórico-sociales como la atención y ayuda pública y privada a los pobres; que a través de estos estudios se cree una conciencia en la sociedad y sea relacionado con el presente, así como sensibilizar a los estudiantes para que se enfoquen en la historia social.
“No vamos a resolver la pobreza de manera inmediata, pero sí podemos contribuir a entenderla. Comprender cómo es que este presente es resultado de ese pasado, cómo es que otras sociedades tuvieron mayor o menor éxito, y qué estrategias articularon para paliarla.”
Es más, afirmó que no sabemos casi nada sobre las estructuras de las instituciones de asistencia pública y privada; tampoco la manera en que fue evolucionando el sistema de salud en Veracruz.
“No tenemos idea, eso es parte de un proyecto que estoy desarrollando. Sabemos muy poco sobre los sistemas asistencial y de salud, por ejemplo, sobre la creación de las direcciones generales de Beneficencia y Salubridad; cuántas instituciones hospitalarias y asistenciales existieron o cuándo dejaron de depender de los municipios y hubo una mayor participación de los gobiernos estatales y el federal. No podemos dar una respuesta fácil porque aún faltan muchos estudios.”
El académico insistió en que los historiadores pueden ayudar a comprender la manera en que sociedades del pasado articularon soluciones para la salud y la pobreza –asuntos fundamentales de una sociedad–, exponer lo que funcionó y lo que no, así como retomar experiencias exitosas.