El estudiante de la Facultad de Ciencias Agrícolas es uno de los 474 beneficiados con las Becas Escolares
Karina de la paz Reyes Díaz
Maximino Ruiz Olmos tiene 21 años de edad y estudia la Licenciatura de Ingeniería en Agronomía de la Facultad de Ciencias Agrícolas. Pasó de estar en lista de espera para ingresar a la institución, a ser un alumno destacado. Además, expresó enfático que entre sus objetivos de vida está reforestar el bosque de niebla donde creció.
“Me llama mucho la atención el área forestal y en séptimo semestre entraré a un módulo que se llama así, para encaminarme hacia ese tema. Me gustan los bosques, porque crecí en uno –del tipo mesófilo de montaña o niebla– y me gusta mucho ese ambiente.”
El joven, originario de Monte Grande, municipio de Ixhuacán de los Reyes, Veracruz, es el menor de siete hijos –dos mujeres y cinco hombres y el segundo de la familia que estudia una carrera universitaria.
“El bosque donde crecí está un poco conservado y por eso me gusta la forestería, desde la conservación hasta los viveros. Todo lo relacionado con ella me gusta mucho. Por eso uno de mis objetivos es reforestar los lugares más dañados de Monte Grande, ya lo estoy pensando para mi tema de tesis o un trabajo de servicio social”, dijo entusiasmado.
También compartió orgulloso que su papá es campesino, siembra maíz y frijol, pero también es constructor, carpintero y sastre; su mamá está a cargo de las labores del hogar, que van desde convertir el maíz en tortillas hasta mantener casi siempre el fogón encendido.
Maximino estudió la primaria y la telesecundaria en su comunidad, en la “Miguel Hidalgo” y “Guillermo González Camarena”, respectivamente. El telebachillerato lo cursó en una comunidad vecina, Tlalchy. Pero ahí no recibió ninguna orientación que le despertara el interés por continuar sus estudios, sino de Marcos, uno de sus hermanos, quien fue el primero de su familia en salir de la comunidad y estudiar Ingeniería en Instrumentación Electrónica. Él fue quien lo inspiró a ingresar a la Universidad.
“Él me enseñó el camino. Otros hermanos presentaron examen de ingreso pero no lo aprobaron. Incluso cuando Marcos estudiaba en la Universidad en una ocasión me trajo a conocer su Facultad y la USBI. A mí me gustó mucho, me dieron ganas de seguir estudiando, y elegí Agronomía por mi papá, porque como a él, a mí me gusta mucho el campo.”
Recordó que cuando visitó por primera ocasión la Universidad tenía apenas 14 años, pero experimentó “una emoción difícil de describir”, sobre todo le llamó la atención ver a jóvenes estudiando por doquier, los jardines y unos invernaderos que estaban instalados en la Facultad de Ciencias Agrícolas.
Eso llamó particularmente su atención y lo vio como una técnica muy avanzada para la conservación de plantas. “Aquí me gustaría estudiar”, pensó.
En 2014 Maximino ingresó a Ingeniería en Agronomía, según él “por suerte”, pues logró un lugar tras el corrimiento de lista. Pero ya había preparado su segunda opción: ser instructor comunitario del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) en Buenavista, comunidad del municipio de Xico.
Es más, él ya se veía fuera de la Universidad y llegó a impartir clase en aquel lugar durante una semana. “Yo no quería quedarme en mi comunidad, yo quería salir de ahí y aprender cosas, por eso me metí a Conafe, para dar clases a los niños de los pueblos. Recuerdo que para llegar a Buenavista tenía que caminar dos horas y estaba dispuesto a ello, me gustó mucho el lugar. Ése es otro pendiente que tengo en mi vida, otro hueco, porque me gustó dar clases”.
Sus esperanzas lo llevaron nuevamente hasta Xico, el pueblo más cercano al suyo donde hasta la fecha es posible tener acceso a Internet, pues en su comunidad no hay ni señal de teléfono, y consultó la lista de corrimiento. La sorpresa fue mayúscula, para él y su familia.
Maximino aclaró que aquello fue apenas el principio de su historia como universitario, porque una vez que llegó a Xalapa, padeció la transición de vivir en una zona rural a una urbana. Su gran aliciente fue que arribó a un lugar rentado por uno sus hermanos, quien trabaja aquí.
“Al principio me costó un poco adaptarme, porque el ambiente de un pueblo no es igual al de aquí. Allá es más tranquilo y aquí había gente nueva, las maneras de transportarse son diferentes, el tráfico, todo fue un poco difícil, pero me fui adaptando, echándole ganas, pasando materias y cumpliendo mis expectativas, porque Ciencias Agrícolas sí es una escuela muy buena.”
Maximino es uno de los 474 estudiantes beneficiados con las Becas Escolares que recientemente otorgaron las autoridades universitarias.
“Venir de una comunidad y una familia de escasos recursos me impulsó a ser mejor, por eso subí mis calificaciones (9.2 de promedio general en este semestre que está por concluir) y logré tener esta beca. Es la primera ocasión que recibo un beneficio así y pretendo mantenerlo.”
No obstante, el universitario también aprovechó para externar que le gustaría que se mejorara la infraestructura de su entidad académica, porque en los laboratorios no siempre hay los materiales suficientes para realizar las prácticas que como agrónomos en formación se requieren. Además, ve muy necesaria la capacitación de algunos de sus profesores, porque tiene varios muy destacados, pero otros “no están cumpliendo como deberían en sus clases”.
A propósito de ello, recordó uno de sus momentos más críticos en lo que va de su preparación profesional. El panorama era desalentador y estresante, pues estaba “cargado” de experiencias educativas y una de ellas le resultó muy complicada, sin embargo al final del semestre logró buenos resultados, la clave fue pensar en sus padres.
“En momentos difíciles siempre pienso en mis papás, porque quiero lo mejor para ellos y por eso saco todas las fuerzas que puedo para seguir aquí”, argumentó.
Maximino también pretende estudiar una maestría y continuar con el doctorado, porque está convencido de que la educación es el mejor camino para lograr los cambios que requerimos como sociedad y lo resume en pocas palabras: “Primero el conocimiento y después la acción”.
Por último y a manera de mensaje para la comunidad universitaria, dijo: “Estar en la Universidad me deja una experiencia de mucha satisfacción, porque ingresar a la Universidad no es fácil, no lo vive cualquier persona. Si estoy aquí es porque me estoy superando, cumpliendo mis objetivos y dando lo mejor de mí. Ya soy alguien en la vida, pero quiero ser mejor. Todos los universitarios debemos valorar la situación en la que estamos y siempre luchar por cumplir las metas”.