Este episodio histórico derivó en una juventud con mayor sensibilidad sobre sus derechos
Paola Cortés Pérez
Los jóvenes que participaron en el movimiento estudiantil de 1968, que culminó con la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco, en la Ciudad de México, fueron el semillero de una sociedad civil y una juventud más conscientes de sus derechos, por ello esta fecha debe ser recordada, opinó Abel Juárez Martínez, integrante del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S).
El investigador consideró que debe ser una efeméride estratégica y relevante para todos los mexicanos, especialmente para quienes vivieron este acontecimiento político-social, ya que se trató de un levantamiento de la conciencia estudiantil y de la sociedad en general, en contra de un régimen que actuaba de manera inapropiada e incluso reprimía abiertamente la libertad de expresión.
Al ser un movimiento que convocó no sólo a estudiantes, también a profesores, obreros y a mucha gente del pueblo, puede considerarse que ellos fueron la semilla para que hoy floreciera una diversidad de organizaciones no gubernamentales, agrupaciones sociales y una sociedad civil consciente de la importancia de defender sus derechos y libertades.
“Es muy importante recordar esta fecha. En mi caso, como profesor, me pongo a pensar en cómo puedo transmitir a mis alumnos esa conciencia de pensamiento libre y de saber luchar por nuestras libertades”, expresó.
Al preguntarle si continúan vigentes las demandas planteadas en 1968, Abel Juárez dijo que muchas de ellas no fueron cumplidas; por ejemplo, aún está presente aquel viejo régimen que reprimió con violencia y que derivó en una masacre.
Lo cierto, dijo, es que ahora en México hay una juventud con mayor sensibilidad y conciencia sobre sus derechos, “son propositivos, esto fue evidente en el activismo que tuvieron en apoyo a las personas afectadas por los recientes sismos registrados en el país”.