Carlos Hugo Hermida Rosales
José Ramón Eguibar Cuenca, director general de Investigación de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), afirmó que los adelantos tecnológicos nos han quitado horas de sueño, ya que según estudios científicos el descubrimiento de la electricidad disminuyó una hora de dicho proceso en el ser humano, y el uso de tabletas y celulares antes de dormir le quitó otra más, lo que ocasiona que la inmensa mayoría de la población presente un déficit de tiempo para el descanso nocturno.
El investigador presentó la conferencia “De sueños, ensoñaciones y delirios: la unidad mente-cerebro”, el 17 de marzo en el marco de la Semana Mundial del Cerebro, en el Campus para la Cultura, las Artes y el Deporte.
Ramón Eguibar explicó que desde el punto de vista de cómo funciona el cerebro, el sueño fisiológicamente se divide en dos partes. En la primera, predomina el sueño de ondas lentas, en la cual la actividad del cerebro transcurre en calma; en la segunda, se presentan movimientos oculares rápidos y el cerebro tiene una actividad más rápida; es aquí cuando ocurren las ensoñaciones.
“En la segunda parte es cuando soñamos que volamos o que visitamos mundos fantásticos, ya que este tipo de sueños se acentúa en esta fase en particular”, manifestó el investigador.
Enfatizó que ambas partes del sueño poseen la misma duración, puso como ejemplo que si una persona duerme durante ocho horas, en las primeras cuatro predominará el sueño de ondas lentas y en las cuatro siguientes el sueño con movimientos oculares rápidos.
El investigador aseveró que es de suma importancia que cada individuo duerma las horas suficientes para sentirse descansado; añadió que aunque la mayoría de las personas necesita de ocho horas de sueño para reponer energías, existe a quien le basta con siete, mientras que otros requieren hasta nueve.
Agregó que existen evidencias de que no dormir bien puede causar problemas laborales, ya que las personas con privación de sueño cometen fallas y errores en el trabajo, algunos de los cuales llegan a ser fatales.
“La explosión del reactor nuclear en Chernóbil y el desastre del buque petrolero Exxon Valdez, son dos claros ejemplos de cómo la falta de sueño provocó que trabajadores cometieran errores que costaron vidas y grandes afectaciones medioambientales, respectivamente.”
Ramón Eguibar expresó que aunque el ritmo de vida actual hace vivir a las personas con privación de descanso, deben adquirir una buena higiene de sueño para que la falta de éste no les afecte en su vida diaria.
“Las personas deben usar ropa confortable para dormir, evitar ingerir estimulantes como café, té o chocolate después de las cinco de la tarde; asimismo, deben evitar en lo posible el uso de dispositivos electrónicos con pantallas que brillan como tabletas y celulares, más allá de las siete de la noche”, concluyó.