Claudia Peralta Vázquez
Alumnos procedentes de zonas rurales que actualmente residen en Xalapa para cursar sus estudios de nivel superior, tienden a fortalecer su identidad y arraigarse a sus comunidades, lejos de la creencia de que el elemento de identidad desaparece en estos casos.
Nadia Abigaíl Hernández Ortiz y Flor Itzel Páez Nepomuseno, alumnas del noveno y séptimo semestre, respectivamente, de la Facultad de Pedagogía, expresaron que de este modo se observa que el concepto de ruralidad trasciende el espacio geográfico.
Originarias de la localidad de Bella Esperanza, municipio de Coatepec, y de Ixhuatlán del Café, desarrollaron el proyecto de investigación “Representaciones sociales de la ruralidad en aulas universitarias, casos facultades de Agronomía y Biología”.
El martes 17 de enero, durante la presentación de documentos recepcionales correspondientes al periodo escolar Agosto 2016-Enero 2017, explicaron que el estudio tiene como objetivo identificar los componentes de la ruralidad que mantienen alumnos de las facultades de Biología y Agronomía, cuando están a punto de culminar sus estudios de educación superior.
Ante el jurado integrado por los académicos Aldo Colorado Carvajal y Laura Selene Mateos Cortés, cada una de las estudiantes manifestó que la inquietud por realizar el estudio obedeció a que muchas veces el concepto de ruralidad se deja a un lado, y es importante conocer los procesos que viven los alumnos al integrarse a la Universidad. Principalmente, se busca que mantengan el arraigo a sus lugares de origen, dijeron.
Como parte de esta investigación, aplicaron una encuesta a 10 alumnos de los últimos semestres de las facultades antes citadas, procedentes de los municipios de: Tlaltetela, Naolinco, Jalcomulco, Plan del Río, San Andrés Tuxtla, Rinconada, y de las localidades de Estanzuela y Rancho Viejo, pertenecientes a Emiliano Zapata. Incluso, también participó un joven originario del estado de Guerrero.
Todos ellos respondieron a preguntas relacionadas con los hábitos o costumbres que cambiaron desde el momento en que se trasladaron de su lugar de origen a la capital del estado para estudiar la Universidad; cómo se llevan con las personas con las que conviven en el contexto más próximo; dónde piensan trabajar al egresar de la licenciatura; qué proyectos pueden implementar para el desarrollo de su comunidad; y si estarían dispuestos a trabajar con personas de su localidad.
El resultado arrojó que la alimentación y los horarios de comida son algunos de los hábitos que los estudiantes han cambiado, sin embargo el componente de ruralidad se mantiene a pesar del cambio que hubo de una zona rural a la ciudad.
Asimismo, muchos de los jóvenes encuestados desean aplicar sus conocimientos e implementar talleres de educación ambiental con el fin de que los habitantes siembren y generen el autoconsumo.
Planean, además, impartir pláticas a la población infantil, ya que son el futuro de una comunidad. “Unos lo contemplan a futuro, otros ya están trabajando en la parte de las hortalizas”.
A su vez, Nadia Abigaíl y Flor Itzel proponen en su estudio que desde las propias facultades, incluyendo la de Pedagogía, se tome en cuenta el concepto de ruralidad en los trabajos de experiencia recepcional o materias de educación comunitaria.