Año 16 No. 673 Abril 17 de 2017 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

Aztecas no impusieron el náhuatl a pueblos mesoamericanos

Contenido 23 de 44 del número 673
Andrés Hasler Hangert

Andrés Hasler Hangert

 

Karina de la Paz Reyes Díaz

Es falso que el imperio azteca haya impuesto la lengua náhuatl al resto de los pueblos mesoamericanos, pues ésta se habla desde hace más de tres mil años en la región y tuvo un papel unificador, como actualmente la inglesa lo tiene en prácticamente todo el mundo, declaró el investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Unidad Golfo, Andrés Hasler Hangert.

El antropólogo lingüista dictó la conferencia magistral “La participación de los distintos grupos nahuas en el desarrollo de la civilización mesoamericana”, que inauguró el II Foro de Lenguas Maternas por el Mundo “Lengua, cultura e identidad”, en el Auditorio “Jesús Morales Fernández” de la Unidad de Humanidades.

“Las diferencias que hay entre los nahuas de cada una de las regiones no pueden explicarse a partir de un tiempo tan breve como 500 años –desde la época colonial a la fecha–. Decir que todo deriva de los nahuas de Tenochtitlán, a raíz de las invasiones aztecas hacia la periferia, no se sostiene científicamente, es justamente al revés.

”Los nahuas de Tenochtitlán fueron los últimos en arribar al altiplano desde otras latitudes y cuando lo hicieron toda Mesoamérica ya tenía presencia nahua y eso lo podemos decir desde la antropología lingüística, pero otros autores lo han dicho desde otras disciplinas como la etnohistoria y la arqueología”, explicó.

Por ello, indicar que el náhuatl que se habla actualmente es producto de la degeneración del que usaban los aztecas es sólo un prejuicio, el que se habla en la Huasteca o en Zongolica no se puede considerar como una degeneración. Es más, “el náhuatl clásico del siglo XVI está tan muerto como el español en el que se escribió la obra El Quijote de la Mancha, y ni siquiera era el representativo de todos”.

Tal situación se derivó del pensamiento y actuar etnocéntrico del imperio azteca, similar en ese sentido al de los de occidente, de que había formas “cultas” y “corruptas”.

“Los aztecas se consideraban a sí mismos como los únicos que hablaban correctamente la lengua náhuatl y cuando los españoles oyeron eso lo aceptaron como lo más natural del mundo; cuando se trató de traducir catecismos y textos católicos al náhuatl lo hicieron a esa usanza, tomándola como la correcta.”

No obstante, destacó el conferencista, la lingüística desmiente todos esos prejuicios: “Científicamente nos damos cuenta de la antigüedad y arraigo de formas nahuas en la totalidad del territorio mesoamericano. Está fechado por algunos autores en tres mil años, mientras que el imperio azteca -–el más reciente de todos los señoríos dirigidos por algún grupo nahua– duró menos que el virreinato de la Nueva España, es decir, ni el 10 por ciento de esos tres mil años”.

En ese sentido, hizo notar que, desde ese tiempo a la fecha, los nahuas están en una situación intercultural: “En el sur de Veracruz conviven con los popolucas, en la Huasteca con los tének, en el altiplano con los otomíes, en Michoacán con los purépechas, en Nayarit y Durango –la zona más norteña donde se habla náhuatl– conviven con los coras y huicholes, y con muchos más. Hay un mestizaje lingüístico y cultural desde siempre. Esto forma parte de la esencia del desarrollo de la civilización mesoamericana”.

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