La Universidad debería generar más experimentos como éste, solicitaron campesinos de Emiliano Zapata
Karina de la Paz Reyes
Los campesinos Fausto Fernández Contreras y Artemio Contreras Villa cosecharon en octubre de este año las calabazas y los pepinos «más hermosos que jamás habían logrado», según sus palabras, lo que se debió al uso de Rizofermic, el biofertilizante creado por el Laboratorio de Organismos Benéficos de la Facultad de Ciencias Agrícolas, y a la asesoría de estudiantes de esta misma entidad académica.
Dora Trejo Aguilar y Liliana Lara Capistrán, profesoras-investigadoras de la Facultad, llegaron una tarde a la parcela que renta don Fausto, ubicada en el ejido Ojuelos, perteneciente al municipio de Emiliano Zapata, Veracruz, con la intención de solicitarle desarrollar una actividad académica en su pepinal.
La actividad formaría parte de la experiencia optativa II Biotecnología, Métodos de Aplicación de Biofertilizante, y consistía en que él y estudiantes de la Facultad aplicaran Rizofermic para observar sus beneficios en algunas plantas y compararlas con otras, que serían abonadas con el fertilizante inorgánico que los campesinos utilizan comúnmente.
Al principio don Fausto se mostró desconfiado, pero tras escuchar el planteamiento de las académicas, aceptó la propuesta. Su parcela sirvió para demostrar que la aplicación de Rizofermic reduce hasta 50 por ciento el uso del fertilizante inorgánico (lo que disminuye el costo de la fertilización); además que se incrementa el desarrollo de las raíces; que facilita la disponibilidad de nutrientes y agua al cultivo; y que acelera el crecimiento y desarrollo de la planta.
Incluso, el biofertilizante mejoró la sanidad general del cultivo, lo que representó mejoras en la cosecha y una mayor resistencia de la planta a plagas y enfermedades.
«Me gustaría que nos uniéramos todos»
«Con esta experiencia yo estuve muy a gusto y como dicen los universitarios, se aprende mutuamente. Ellos de mí y yo de ellos», dijo satisfecho don Fausto, quien además tiene la convicción de continuar utilizando el biofertilizante.
El campesino acentuó la importancia de que se desarrollen más actividades de mutua colaboración entre los productores y la comunidad universitaria, «porque estamos olvidados por el gobierno y por todo el mundo. Estamos tan cerca de la capital y parece que estuviéramos aislados en una montaña».
Don Fausto envió un mensaje a sus colegas: «Esforcémonos por cambiar nuestra táctica de trabajo, porque estamos acostumbrados a lo químico. Debemos usar algo que mejore nuestros suelos y que no contaminemos tanto. Me gustaría que nos uniéramos todos».
En el caso de Artemio Contreras, productor de calabacitas y pepino, cuya siembra también fue intervenida, el resultado fue aún más sorprendente.
«Es algo nuevo y me parece muy bien, por eso estoy muy interesado. He visto un cambio en todo. Lo primero es que la planta y la producción se dieron más rápido y el producto está mejor.
«En la forma que yo llevaba mi planta, producía a los 30 o 35 días. Con el producto que aplicaron los universitarios, mi primera cosecha fue a los 25 días. Cómo no me voy a sorprender, es algo interesante que nosotros estamos mirando.»
Además, destacó, aumentó la producción: «Si una planta me daba tres frutos, ahorita tiene entre cuatro y cinco», expresó feliz.
Contreras Villa, quien recomendó a sus compañeros la utilización de Rizofermic, opinó que la Universidad debería generar más experimentos como éste, dados los resultados.
El biofertilizante que se obtiene de hongos Dora Trejo explicó que Rizofermic se basa en un complejo de hongos micorrízicos arbusculares, colectados en el estado de Veracruz, cuya efectividad ha sido probada por más de 15 años.
Estos hongos, continuó, son organismos del suelo que viven en simbiosis con la mayoría de las plantas. Ellos les aportan beneficios y ventajas con respecto a las plantas no micorrizadas.
Por ejemplo, facilitan la toma de nutrientes de baja disponibilidad o de poca movilidad en el suelo, con lo que evitan la acción de microorganismos patógenos en la raíz y aumentan la tolerancia de la planta a condiciones de estrés abiótico.
Trejo Aguilar destacó que en julio de 2010 inició la producción masiva y comercial del biofertilizante, cuyo vivero se ubica en el Campus para la Cultura, las Artes y el Deporte, en Xalapa, gracias a recursos otorgados por los consejos Veracruzano y Nacional de Ciencia y Tecnología y la propia Universidad.
Recordó que la efectividad de Rizofermic se ha comprobado también en flores, piña, café, hortalizas y más.
Además de divulgar los beneficios del biofertilizante, «la idea es que los estudiantes aprendan, que salgan y que se enfrenten a una realidad como cosechar», dijo.
Fiesta en el pepinal
La actividad de los estudiantes no se limitó a trabajar con parcelas demostrativas. El día de la cosecha del pepino realizaron una reunión con productores de la región para que apreciaran las diferencias entre las plantas abonadas con Rizofermic y aquéllas a las que se aplicó el fertilizante inorgánico, así como entre los frutos que producen unas y otras.
Para tal encuentro, los universitarios se dieron a la tarea de visitar a los productores casa por casa y repartir alrededor de 50 invitaciones en las comunidades Ojuelos y La Tinaja, del mismo municipio.
Además, contrataron un vehículo con altavoz que pregonó este mensaje: «Amigo productor, la Universidad Veracruzana, a través de la Facultad de Ciencias Agrícolas, zona Xalapa, le hace una cordial invitación para asistir a la presentación de los resultados obtenidos con la aplicación de un biofertilizante llamado Rizofermic, en pepino».
El 1 de octubre varios productores de la región se dieron cita en el pepinal de don Fausto, donde apreciaron los beneficios del biofertilizante. A la convocatoria también acudieron las profesoras-investigadoras Dora Trejo y Liliana Lara; el director de la Facultad, Gustavo Ortiz Ceballos, así como los estudiantes de la experiencia educativa, quienes se encargaron de la logística del encuentro.
La actividad sirvió para «dar a conocer a la comunidad que en un pequeño lugar estamos haciendo un gran logro, tanto para nosotros como para los productores», explicó Hassan Polo Marcial, del quinto semestre de Ingeniería en Agronomía y originario de Perote, Veracruz.
«Al introducir Rizofermic vimos que hubo mejoras en la producción y en el caso de la calabacita se adelantó la cosecha, eso quiere decir que es bueno. Además de ser un producto orgánico (hecho a base de microorganismos), es una ayuda para los agricultores de nuestro estado.»
Hassan compartió que les resultó difícil trasladar los conocimientos aprendidos en el aula y el laboratorio al campo de trabajo, toda vez que los campesinos tienen un apego cultural a los fertilizantes inorgánicos.
«Todo esto me dejó mucho aprendizaje, mucha experiencia. Me gustaría aprender a tratar más con los productores, ya que es difícil, pero todo se puede.»
El universitario dijo que hace falta sensibilidad por parte del gobierno para propiciar una agricultura más sustentable y voltear la vista a las innovaciones científicas que produce la Universidad, como Rizofermic.
Otro de los estudiantes, Dante Sánchez Hernández, también del quinto semestre y originario de Acayucan, dijo sentirse satisfecho de enfrentarse a circunstancias ajenas a las que habitualmente vive en el laboratorio.
«Nosotros en el laboratorio o en el invernadero controlamos todo, aquí no. Ellos, los productores, se enfrentan
a plagas, lluvias, viento, huracanes. Pero todo ha salido bien con el apoyo de Don Fausto. Se ven los resultados del trabajo y estamos muy contentos.»
Para Dante, uno de los mayores logros de esta práctica de campo fue que los productores de las parcelas vecinas también les solicitaron asesoría sobre diversos temas.
«Uno es estudiante, pero ellos te preguntan sobre muchas cosas, entonces te pones a estudiar para contestar y no mentirles. Todo ha salido bien, ha sido una experiencia muy satisfactoria y hemos aprendido demasiado.»
El universitario recomendó a sus compañeros realizar trabajos en campo, pues es una muestra del escenario que les espera cuando egresen. «Quizá no todos, pero algunos tendremos que salir a campo y trabajar con personas, la comunicación tiene que ser muy fluida con ellos y eso se logra con experiencia».
Otro aprendizaje, comentó Jhonny Germán Arroyo, también del quinto semestre y oriundo de Las Vigas, es que trabajaron con varios tipos de suelos y observaron cómo responden el biofertilizante y la planta en cada uno.
«Hay diferencias entre los suelos, debidas a factores como la salinidad o el nivel del pH. Lo que nosotros logramos en la calabacita fue adelantar la cosecha 12 días, lo cual hizo que el productor gastara menos en fertilizante y en químicos. He aprendido como no tienen idea.»
Jhonny comentó que muchas personas se inclinan por el concepto «orgánico» porque está en boga, «pero no es la moda, es algo necesario», y en el caso de Rizofermic «es un producto de la naturaleza misma, son 15 hongos colectados a lo largo y ancho del estado de Veracruz».
Liliana Lara explicó que la experiencia educativa consiste en que los estudiantes trabajen vinculados con el productor, lo
cual ha resultado muy satisfactorio para ambas partes.
Además del acompañamiento en la aplicación del biofertilizante, el crecimiento de la planta y la cosecha del producto, los universitarios llevaron una bitácora de trabajo cuyos datos someterán a análisis en el laboratorio.
«Se hacen desde análisis estadísticos hasta la interpretación de las gráficas, para entender y escribir un reporte que debe acompañarse con un sustento bibliográfico, una introducción, una metodología. Ellos escriben los resultados y propician la discusión.»
El resto de los compañeros de esta experiencia optativa trabajaron con otros tipos de cultivo en los que también confirmaron la efectividad de Rizofermic, como Cecilia Velázquez Armenta, quien trabajó con campesinos de Tlaquilpa dedicados al cultivo del maíz.