Angélica Aquino Lozano
Hoy en día los dispositivos móviles son la tecnología de comunicación y consumo de información con más usuarios a nivel mundial.
Su uso y aplicaciones han evolucionado y diversificado en ámbitos como el profesional o el personal. A partir de esta incursión en áreas atípicas a su función original, el uso de los dispositivos móviles y la experiencia del usuario han evolucionado con el paso de los años.
Los dispositivos móviles se convirtieron en un nuevo medio de comunicación, creación y consumo de contenido de carácter personal, lo cual empezó a generar un apego emocional que se alimenta y crece a partir del diseño de la interfaz de usuario.
El diseño de la interfaz de una aplicación, que abarca el “cómo se ve” y el “cómo funciona”, es de vital importancia al momento de proporcionar una experiencia de uso agradable e intuitiva.
Antes de definir el look and feel de una aplicación, es necesario considerar aspectos importantes que impactan por completo el diseño. El primer aspecto a tomar en cuenta es el tamaño de la pantalla del dispositivo; usualmente una aplicación móvil es mostrada en una única pantalla y una acción a la vez. Esta limitante de espacio nos debe impulsar a priorizar contenidos de manera sencilla, obvia, intuitiva y centrada en el usuario, proporcionando siempre retroalimentación visual.
Otro aspecto fundamental es el sistema operativo que será el anfitrión de la aplicación, pues cada uno cuenta con lineamientos para el desarrollo de interfaces e interacción.
Estas guías usualmente dictan el tamaño, posición y colores de los elementos gráficos más comunes encontrados en las aplicaciones móviles tales como cajas de texto, botones o listas de elementos. De esta forma tenemos la pauta que nos indica qué estilo visual seguir, ya que es sustancial tener cierta coherencia visual entre las distintas aplicaciones. En caso de no ofrecer este nivel de coherencia visual es posible que los usuarios rechacen la aplicación porque no se ve ni funciona como esperaban.
Actualmente existen tres plataformas móviles líderes y cada una cuenta con su propio estilo visual y guías que definen claramente la interacción del usuario.
Android basa su diseño en una simplicidad controlada, pero no por eso deja de ser llamativo por su limpieza visual, se basa en la tendencia del Material Design que asemeja ser hojas de papel superpuestas.
iOS, inspirándose en el Flat Design, basa su diseño en el minimalismo, eliminando elementos innecesarios y añadiendo un toque difuminado para dar una sensación de profundidad.
Windows Phone, pionero de las interfaces planas en dispositivos móviles, propone un lenguaje visual llamado Modern UI donde los colores, la tipografía y el contenido pasan a ser los actores principales.
Una vez que se conoce la plataforma sobre la cual se va a implementar el diseño de la aplicación es importante tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:
Dotar de identidad a la aplicación con un uso adecuado de la marca sin que ésta afecte la ubicación de la información y la experiencia del usuario, por ejemplo incluirla en la sección “Acerca de”.
Brindar un agradable primer vistazo con un icono de lanzamiento fácil de reconocer, distintivo, simple y representativo.
Tener especial cuidado con los iconos dentro de la aplicación, éstos funcionan como ayuda visual para reforzar información y actúan como complementos de elementos interactivos; muy pocos iconos transmiten claramente la función que realizan, por lo que siempre se deben acompañar de un texto descriptivo.
Los colores deben escogerse con base en el ámbito de la aplicación, ya que de éste depende que el usuario relacione el color con la aplicación. Para garantizar una experiencia de usuario agradable siempre es necesario hacer pruebas de contraste y accesibilidad para los colores elegidos de fondo y los textos dentro la aplicación.
La tipografía que se utilice debe ser legible, por lo tanto hay que consultar los lineamientos de cada plataforma donde se indique el tamaño mínimo que puede tener un texto. Es recomendable elegir fuentes de formas simples; dando espaciado entre caracteres, líneas y márgenes para que el aire visual facilite la lectura. Lo ideal es hacer uso de las fuentes propias de la plataforma para tener coherencia con el resto de las aplicaciones.
Por último, siempre se debe considerar incluir pequeños detalles como animaciones, sin abusar de ellas, que darán un plus a las aplicaciones ofreciendo al usuario una experiencia diferente, llena de vida y agradable al momento de interactuar con la aplicación móvil.
Gran parte del éxito de una aplicación depende del diseño y la aplicación correcta de las guías de diseño de cada plataforma, además de nuestro toque personal, nos permitirá ofrecerle al usuario una experiencia coherente, intuitiva y agradable.