Martha Patricia Romero, del INPRFM
David Sandoval Rodríguez
El consumo de heroína en nuestro país registra un repunte semejante al que ocurre desde hace años en Estados Unidos de Norteamérica, no obstante las condiciones para atender a los adictos son muy inferiores, expresó Martha Patricia Romero Mendoza, especialista e investigadora del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” (INPRFM), quien visitó la Universidad Veracruzana (UV) el 31 de marzo.
La académica fue invitada por el Instituto de Ciencias de la Salud, a través del Departamento de Adicciones y la Maestría en Prevención Integral del Consumo de Drogas, para impartir la conferencia “Aspectos sociales y culturales del consumo de heroína en México” que se realizó en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI).
Presentó algunos resultados de investigación respecto a dos proyectos en los que actualmente colabora sobre el consumo de heroína, “que se derivan de los problemas que están surgiendo aquí; en primer lugar, porque México es exportador de heroína y también porque en Estados Unidos hay una epidemia de uso gravísima, que en breve tendremos en nuestro país”.
El consumo de opio en la nación no es algo nuevo, como tampoco el de heroína, cuyos inicios datan del siglo XIX, cuando surgió interés científico por estudiar sustancias provenientes de las plantas.
El opio se deriva de la amapola (Papaver nigrum) que en México se produce en varias regiones y desde 1827 comenzó a elaborarse morfina a partir del bulbo de esta flor; para 1898 los laboratorios Bayer en Alemania habían desarrollado un jarabe para inhibir el dolor de garganta que se vendía a todo público en las farmacias y lo llamaron “Heroína”.
La información que ha recabado proviene del trabajo con una clínica de tratamiento en la Ciudad de México donde se administra metadona a pacientes provenientes de varios estados como Oaxaca, Puebla y Veracruz, quienes deben viajar a la capital del país dado que existen muy pocas clínicas de este tipo, merced a que son amenazadas también por el crimen organizado.
“Esta clínica tiene 800 pacientes registrados y puede haber por cada uno de los registrados otros 10 más que no lo están, por ello podemos decir que estamos frente a un problema”, precisó.
Como es sabido, el tráfico ilegal de la heroína y la goma de opio hacia Estados Unidos ha provocado la ola de violencia que se resiente en numerosas comunidades rurales y en diversos centros urbanos de la República, registrando alarmantes índices de crímenes, homicidios, secuestros y desapariciones forzadas.
En México se producen grandes cantidades de amapola y uno de los principales estados es Guerrero, donde los campesinos han encontrado un sustento que se paga a precios altos, sin embargo implica riesgos mortales.
Detalló que por un kilo de goma de opio para preparar heroína se les paga aproximadamente 13 mil pesos, y cuando se comercia en Estados Unidos el mismo kilo alcanza un costo de 10 mil dólares, haciéndolo un negocio muy productivo para el crimen organizado.
Subrayó que en las prisiones mexicanas no se cuenta con un tratamiento sustituto para la adicción a la heroína y “en todas las prisiones de todo el país hay consumidores”.