Jorge Vázquez Pacheco
Juan Fernando Gallardo Lancho, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España y secretario ejecutivo de la Sociedad Iberoamericana de Física y Química Ambiental, impartió la conferencia “Física de suelos: agua y climas edáficos”, como parte de un curso promovido por el área de posgrado de las facultades de Ciencias Químicas y de Biología.
El especialista español instó a los estudiantes a tomar aquello que resultara de utilidad para su preparación: “Interrumpan, pregunten; aquí la interrupción nos sienta muy bien. En ciencia podemos compartir, sustraer y hasta ‘robar’ conocimiento o experiencias, y nada malo pasa. Así es como se hace ciencia.
Pero en arte, eso se llama plagio”. Gallardo Lancho destacó la complejidad orgánica y física del suelo, así como su particular naturaleza, que depende de la parte del planeta que se analice. “Si quieren meterse a algo tan interesante como complicado, estudien el suelo; si quieren algo todavía más complejo, estudien la materia orgánica en el suelo”, expresó.
Los suelos pueden ser estudiados desde el punto de vista de su formación cuaternaria o como un medio productivo, explicó. La diferencia estriba en que en el primer caso no se contempla el aspecto de la fertilidad, de modo que la edafología se establece como el estudio que toma a ésta como principio básico.
Consideró el suelo como un cuerpo natural, dinámico y complejo, imposible de caracterizar por su simple análisis superficial. “En todo caso, hay que considerarlo como un subsistema que, por la lentitud en su génesis, es un recurso no renovable”.
El suelo, entonces, es un ecotono que se ubica en el epicentro de tres esferas básicas para la vida: la biosfera (material orgánico), la litosfera (material inorgánico) y la atmósfera, que proporciona calor y agua. La interacción de estos compartimientos propicia ciclos vitales básicos como respiración, fotosíntesis, precipitación pluvial, evaporación, escorrentía, infiltración y muchos más.
En torno a la indisoluble relación suelo-agua, Gallardo Lancho indicó que es la gravedad lo que propicia el transporte del líquido, y tales condiciones hídricas dependen del relieve.
Cuando éste es convexo aporta buen drenaje pero propicia la aridez; el cóncavo, en cambio, favorece el exceso de agua y las consecuentes acumulaciones que, dadas las características del suelo mismo, suelen ser el principal impedimento para la reproducción y crecimiento de la vida vegetal.
De la misma forma, los llamados “microclimas” se favorecen por la inclinación, orientación y latitud, mismos que influyen sobre la vegetación y la población microbiana, de modo que el almacenamiento superficial del agua, su escorrentía e infiltración, aunado todo esto a la precipitación, es lo que determina los ciclos hídricos que conforman diversos ámbitos vitales en el planeta.
Por último, los organizadores extendieron la invitación para las subsiguientes actividades en las cuales participa este experto, quien acudió de nueva cuenta a la Veracruzana con el patrocinio de la Embajada de México en España y gracias a las gestiones por parte de la Coordinación de Intercambio de Programas Académicos Relacionados con Asuntos Ambientales, que encabeza José Antonio Serrano Casillas.