David Sandoval Rodríguez
El trabajo realizado por alumnos que participan de los programas comunitarios en las Casas de la Universidad Veracruzana (UV) fortalece su formación profesional y beneficia a pobladores de zonas marginadas, señaló Nardhet Pale Solís, responsable de la Casa UV en Molino de San Roque.
“Cuando recibes a jóvenes con diferentes inquietudes y formas de pensar, reunirlos en equipo puede resultar complicado pero no imposible, pues cada uno tiene una ideología y una formación profesional diferente, pero al estar completamente convencidos de la labor que van a realizar y que es un bien para la comunidad, se facilita el trabajo, se ponen la camiseta”, planteó la entrevistada.
En 2014 la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach) entregó el Premio Nacional “Carlos Maciel Espinosa” en Servicio Social a los estudiantes Patricia Gálvez Tlapa, Citlally del Carmen Parada Cruz, Gloria Angélica Tlaxcalteco Alba e Israel Moreno Luján, por el proyecto “Diagnóstico integral de salud: Casa de la Universidad Molino de San Roque”, trabajo supervisado por Pale Solís.
En ese sentido, la responsable detalló que la Casa UV trabaja desde 2002 “con un proceso orientado a la salud que implica cambiar algunos de los hábitos de las familias. El reconocimiento a nivel nacional es también un reconocimiento a todo lo avanzado. Ahora las personas no van por extracciones, sino por amalgamas. También cambió la visión del apoyo que proporciona el psicólogo, como alternativas de vida para guiarse. Son factores que ayudan mucho a la comunidad”.
Los jóvenes, al estar convencidos de su labor, fortalecen en gran medida el trabajo comunitario: “Llegan con un contexto muy diferente, no conocen los problemas que se van a encontrar; iniciamos con un recorrido para mostrarles los procesos comunitarios que el programa de Casas y Brigadas tiene establecido, los vamos insertando e involucrando para participar”.
No obstante, reconoció que “en ocasiones los jóvenes se desesperan porque quisieran aportar más y vencer la resistencia de la población a cambiar sus hábitos, pero ya tenemos reconocimiento dentro de la zona y eso facilita el trabajo”.
Señaló que el impacto de la experiencia cambia la perspectiva de los estudiantes: “Cuando entran a trabajar en los programas de salud piensan que van a una zona problemática y que no obtendrán resultados, pero cuando ven la transformación que logran se genera un impacto en su formación profesional”.
Al recibir el Premio Nacional de la Unach, Eli Alejandra Garcimarrero Espino, directora general del Área Académica de Ciencias de la Salud, y Rebeca Hernández Arámburo, directora general de Vinculación, reconocieron el trabajo efectuado tanto por los estudiantes como por la coordinación de las Casas UV y la responsable de la Casa UV Molino de San Roque.