Del dictado a la automatización
Ofrece las licenciaturas de Contaduría, Administración, Gestión y Dirección de Negocios y Sistemas Computacionales
Imparte una especialidad, dos maestrías y un doctorado
Paola Cortés Pérez
A 66 años de su fundación, la Facultad de Contaduría y Administración siempre ha estado a la vanguardia académica, lo que le ha permitido ser referente nacional, expresaron egresados, ex docentes y directivos actuales de la entidad.
Jorge Rafael Olvera Carrascosa, director de la Facultad, recordó que las instalaciones donde se ubican actualmente fueron inauguradas en 1963 por el entonces gobernador del estado, Fernando López Arias, y desde entonces ha tenido alrededor de cinco ampliaciones. «Este edificio se inauguró dos veces, la primera en 1963 y la segunda, en 1964.
«Fui generación 1981-1985, tengo casi 30 años en esta Facultad, he visto cómo ha evolucionado no sólo en el plan de estudios sino en infraestructura. Ahora nuestros alumnos tienen acceso a la tecnología más moderna para complementar su formación.»
Resaltó que al día de hoy tienen una matrícula superior a los tres mil estudiantes y una planta académica de alrededor de 200 profesores, quienes junto con el personal administrativo trabajan en equipo para formar a profesionistas bien preparados que cubran las necesidades que el mercado exterior demanda.
La entidad académica ofrece cuatro programas educativos de licenciatura: Contaduría, Administración, Gestión
y Dirección de Negocios y Sistemas Computacionales. Además cuentan con la Especialización en Administración del Comercio Exterior, las maestrías en Telemática y en Auditoría, y el Doctorado en Ciencias Administrativas.
En tanto, los estudiantes dijeron sentirse orgullosos de pertenecer a la entidad académica reconocida a nivel nacional, como lo experimentó Karina Salas Cortés, de la Licenciatura en Contaduría, al hacer movilidad por un semestre en la Universidad de Guadalajara. «Tienen un nivel similar aunque el método de enseñanza es diferente, en la Veracruzana es más práctico, ponemos en práctica todos los conocimientos que hemos tomado».
Señaló que una característica más a destacar es la formación de los profesores, ya que la totalidad tiene grado de doctor, lo que se hace notorio al momento de impartir clases, «esto hace que egresen profesionistas muy competentes de los cuatro programas educativos, gracias a la excelente formación y constante actualización de los docentes».
Martha Alexandra Hernández Velásquez, también de Contaduría, dijo que el reconocimiento de la Facultad es más notorio al momento de buscar un empleo: «Ser egresada de esta Universidad te abre muchas puertas, por ejemplo en mi caso aún no terminaba mis estudios y me dieron la oportunidad de trabajar sólo por estudiar en esta Facultad».
Resaltó que todos los conocimientos aprendidos han sido útiles en su lugar de trabajo, «te dan las bases y tú sólo las adaptas a lo que necesites al momento de ponerlas en práctica».
Por último, Karina Salas exhortó a los alumnos de los primeros semestres a tener iniciativa, ya que es la palabra clave en todas las licenciaturas que ofrece la Facultad.
Sus inicios
La Facultad de Contaduría y Administración en sus inicios fue llamada Facultad de Comercio y abrió sus puertas el 7 de febrero de 1949, por iniciativa de un grupo de xalapeños, entre ellos el profesor Daniel Aguilar, Víctor G. Piña (quien era el director de la Escuela Preparatoria de Xalapa), Alberto Sánchez Cortés, Manuel Álvarez, Gustavo Cruz y Torres, Gustavo R. Godos Huerta, el entonces rector Gabriel Garzón Cossa, entre otros.
En el libro Facultad de Contaduría y Administración 60º aniversario, se narra que el objetivo de su creación era formar profesionales de la contabilidad a la altura de los egresados de las mejores escuelas superiores del país.
Las primeras instalaciones estuvieron ubicadas en la calle de Juárez número 55, en el centro de la ciudad de Xalapa, bajo la dirección de José Flores Thirión.
Al primer ciclo escolar se inscribieron 22 alumnos, quienes fueron aceptados pues cubrían el requisito de tener estudios de nivel secundaria concluidos. En aquella época la plantilla era de 11 académicos.
A principios de la década de los cincuenta, la Facultad fue trasladada a la calle de Clavijero, pero no permaneció por mucho tiempo, ya que volvió a establecerse en la calle de Juárez, pero ahora en el número 82.
Para 1953 egresó la primera generación integrada por 12 pasantes de contador público; Daniel Malpica Altamirano fue el primero en titularse.
A partir de 1956, los estudios de bachillerato fueron un requisito obligatorio para ingresar. En 1959 se registró un incremento considerable en el número de aspirantes, por ello se decidió promover la construcción del edificio que actualmente ocupa en el Circuito Gonzalo Aguirre Beltrán, en la Zona Universitaria.
Actualización de los planes de estudio
La década de los sesenta trajo consigo varios cambios para la Facultad de Comercio, el primero de ellos fue el domicilio y le siguieron varios procesos de modificación y actualización de los planes y programas de estudios, con la finalidad de dar respuesta a las necesidades que los tiempos exigían.
El 8 de marzo de 1963 el gobernador del estado, Fernando López Arias, inauguró las nuevas instalaciones, siendo rector Fernando Salmerón Roiz. Para aquellos años ya se había establecido que los aspirantes debían someterse a exámenes de conocimiento y psicométricos para tener derecho a ingreso.
Miguel Álvarez de Asco, reconocido contador público, funcionario y académico, realizó sus estudios profesionales en esta Facultad de 1958 a 1963, «cuando la actividad académica y social era muy distinta a lo que vivimos en la actualidad».
En entrevista, recordó que su generación fue de 27 alumnos, quienes egresaron con el grado de Contador Público Titulado, «eran los famosos CPT.»
Respecto del programa educativo externó que estaba muy anquilosado, ya que las clases sólo se apegaban
a los libros –si es que había– y los profesores tenían la costumbre de dictar.
«El área de automatización estaba muy limitada, había sólo un salón en el último piso con unas máquinas mecánicas, era muy incipiente. El cambio de aquellos tiempos a la actualidad ha sido de 180 grados», expresó.
Debido a estos contratiempos en el plan de estudios, Álvarez de Asco recordó que el entonces director de la Facultad, Luis Julio Sánchez Barradas, decidió modificarlo y actualizarlo, para ello propuso la diversificación de la oferta educativa que consistió en la creación de la Licenciatura en Administración de Empresas.
Para lograr este cometido, ocho alumnos recién egresados fueron seleccionados para cursar diversas especialidades en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), quienes se comprometieron a regresar para reforzar la plantilla docente de la Facultad.
Fue así que en 1967 entró en vigor un nuevo plan de estudios con las siguientes características: estructura por semestres y con una duración de 10 periodos; las materias del primero al cuarto semestre eran de tronco común para las carreras de Contador Público y de Administración de Empresas, en el quinto semestre el alumno decidía cuál tomar, inclusive tenía la oportunidad de matricularse en ambas.
«Tratamos de meter contenido del Área de Humanidades en los dos primeros años, de adoptar bibliografía de editoriales prácticamente americanas, fue un cambio radical al plan de estudios. Desde entonces a la fecha la evolución ha sido constante», destacó Álvarez de Asco.
Indicó que a partir de 1967 y 1968 la matrícula empezó a expandirse, «para entonces ya me había incorporado a la Facultad primero como secretario y maestro de tiempo completo, estuve hasta 1990 dando clases».
En su opinión, el principal reto para el egresado es incorporarse a los cambios, porque en la actualidad son repentinos. «Lo que antiguamente se daba en años, ahora se presenta en meses o semanas, entonces tienen que adecuarse».
Diversidad en la Facultad de Comercio
En 1972 el programa educativo pasó de 10 a ocho semestres. Manuel Gustavo González Burelo, egresado y académico en esta entidad académica, es originario de Coatzacoalcos y cuenta que llegó en noviembre de 1970 a la ciudad de Xalapa. Su generación era de poco de más de 200 alumnos, entre hombres y mujeres provenientes de diferentes puntos del estado.
«Como estudiantes fue una experiencia muy agradable, porque teníamos lo último en cuestiones de la contaduría pública», mencionó.
Algo que caracterizó a la Facultad en esos años, detalló, fue el paulatino crecimiento de mujeres que decidían estudiar Contaduría o Administración de Empresas; para entonces el 75 por ciento de los estudiantes eran varones y el 25 por ciento mujeres.
«Otra dato que llamó mi atención es que venían muchachos de todas partes del estado. Si querías ser contador público, tenías que estudiar en Xalapa porque era la única Facultad que impartía esta carrera. Fue muy agradable convivir con personas de muchos lugares.»
Narró que a ellos les tocó hacer las cuentas y balances generales a lápiz y papel, en hojas de trabajo con más de 18 columnas, ahora –dijo– hay diferentes programas como Excel y otros diseñados especialmente para llevar la contabilidad.
María Enriqueta Sarabia Ramírez, docente en la Facultad, contó que cuando ella ingresó a la licenciatura llevó un año de iniciación universitaria, que era una especie de propedéutico: «Antes de entrar teníamos que hacer un año de preparación para homologar los conocimientos y luego entrar de lleno a la carrera si acreditabas todas las asignaturas».
El curso propedéutico lo tomaban, refirió, en donde actualmente está la Unidad de Ingeniería, que anteriormente concentraba a todas las áreas académicas (Económica, Ciencias de la Salud, Técnica y Humanidades).
El plan de estudios que cursó lo describió como rígido y parecía que sólo querían desarrollar en el estudiante la habilidad del uso de las máquinas de cálculo, «teníamos un taller donde nos enseñaban a usar la sumadora sin ver.
«Me tocaron los inicios de la era de la tecnología, llevábamos una materia de computación pero teníamos que ir al edificio de Rectoría a hacer nuestros ‘pininos’ de programación en un monstruo de máquina, una IBM 1130 que sólo utilizaba tarjetas perforadas.»
Además, señaló, los exámenes orales eran la pesadilla de todos los estudiantes, ya que para hacerlos tenían que soportar horas e incluso días en largas filas, «no había verdaderamente un proceso de evaluación».
El título que otorgaba la Facultad era de contador público y auditor, que a decir de González Burelo fue una influencia norteamericana: «En Estados Unidos era contador público certificado, como una adaptación nosotros decíamos C de Contador, P de Público y A de Auditor».
Jerónimo Domingo Ricárdez Jiménez, académico en la Facultad, mencionó que su generación fue la última con el grado de contador público y auditor: «A las pocas semanas de haber ingresado se convirtió en Facultad de Contaduría y Administración, así que el título de las generaciones posteriores fue de licenciado en contaduría».
Referente nacional
En la última década del siglo XX fue aprobado el Plan de Estudios 1990, que surgió como una respuesta a la necesidad de actualización del perfil profesional, modificándose así el nombre de la carrera a Licenciatura en Contaduría.
Dos años después, los programas educativos de Contaduría y Administración de Empresas quedaban como facultades independientes. Esta situación no duró mucho tiempo, después fueron integradas en lo que hoy se conoce como la Facultad de Contaduría y Administración, y cada licenciatura está adscrita a una jefatura de carrera.
Así vivió esta etapa Héctor Julián Vargas Rubín, actual docente en la Facultad y egresado de la primera generación con el grado de licenciado en contaduría. «Se daba un asunto raro porque había dos directores, había rivalidades y celos entre los estudiantes de los dos programas educativos; cuando llegaron los de Sistemas Computacionales Administrativos esto se hizo más grande, por eso la Junta Académica decidió hacer una sola Facultad».
En 1994 se incorporaron los programas educativos de la Licenciatura en Sistemas Computacionales Administrativos y la Especialización en Administración del Comercio Exterior.
En 2003 se implementó el Modelo Educativo Integral y Flexible (MEIF) en las tres licenciaturas. En ese mismo año el Consejo de Acreditación en la Enseñanza de la Contaduría y Administración le otorgó la acreditación de calidad a los tres programas educativos, la cual fue refrendada en 2009.
Vargas Rubín comentó que durante los dos años de interinato en la Dirección de la Facultad fue creada la Licenciatura en Gestión y Dirección de Negocios (2008), «lo que le dio otro boom a la matrícula, otra perspectiva para los estudiantes».
Para 2009 se llevó a cabo el más reciente cambio en el plan de estudios, María Enriqueta Sarabia dijo que consistió en retomar el tronco común, pero en esta ocasión sería para las licenciaturas de Contaduría y Administración, así como de Ciencias Administrativas y Sociales.
En los últimos años, se creó y consolidó la Unidad de Posgrados al interior de la Facultad, a fin de impulsar los estudios de posgrado. Actualmente en ella se imparten la Especialización en Administración del Comercio Exterior, las maestrías en Telemática y en Auditoría, y el Doctorado en Ciencias Administrativas.
Ricárdez Jiménez refirió que a nivel nacional sólo hay alrededor de tres posgrados en auditoría inscritos en el Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), y uno de ellos está en la Facultad de Contaduría y Administración, «esto le ha dado prestigio nacional».
Vargas Rubín enfatizó que la Facultad siempre ha sido referente nacional por la constante actualización de sus profesores, planes de estudios y programas educativos de licenciatura y posgrado, lo que le ha valido tener un lugar preponderante en la Asociación Nacional de Facultades y Escuelas de Contaduría y Administración (ANFECA).
«Somos la única Facultad de la UV, y me aventuro a decir que de otras universidades del país, que tenemos tres posgrados en el PNPC, esto ha hecho que a nivel nacional en la ANFECA tenga una posición preponderante, en el consejo nacional directivo ocupa dos sillas: la Coordinación Regional Sureste del país y la Coordinación General de Maratones», subrayó.