Claudia Peralta Vázquez
El Sistema Lagunar de Alvarado (SLA) es el lugar con mayor extensión de manglar en el estado de Veracruz; sin embargo, en 12 años ha registrado una pérdida de mil 900 hectáreas debido al incremento de actividades relacionadas con la agricultura y la ganadería en la región.
Gilberto Silva López, académico e investigador del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB), quien desde 1992 forma parte de un grupo de especialistas que analiza los manglares de esta zona, destacó que la problemática fue detectada tras un estudio minucioso de campo basado en imágenes satelitales.
Dio a conocer que de acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), el estado de Veracruz ocupa el octavo lugar a nivel nacional en cuanto a la extensión de manglar en el país.
Los sitios con mayor extensión después del SLA son: Tamiahua, Tuxpan, Pueblo Viejo, Laguna del Ostión y Majahual.
Dijo que en 1995, un trabajo detallado con fotografías aéreas estimó que el SLA contaba con 19 mil 373 hectáreas. En 1999, con base en estudios previos y un nuevo examen cartográfico, se determinó que la superficie de manglar era de 18 mil 746 hectáreas.
Asimismo, en 2007 con el análisis de imágenes satelitales y un estudio minucioso de campo se detectaron 17 mil 445 hectáreas, lo que significa una pérdida de mil 900 hectáreas en 12 años y un aumento impresionante de pastizales, resultado del alto impacto de la ganadería.
El investigador, con estudios de Doctorado en Ciencias Biológicas y de la Salud en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), participó recientemente en el Seminario del IIB con el tema “El proceso de fragmentación del hábitat y la noción de patrón en la ecología del paisaje”.
Comentó que desde hace varios años los manglares son considerados especies sujetas a protección especial, por lo tanto la ley establece normas que impiden su destrucción; no obstante, hay personas que no cortan el palo de mangle pero sí las ramas rectas llamadas varetas, empleadas para los cultivos de tomate.
Consideró que la pérdida de manglares como consecuencia del aumento de parcelas de pastizales propios de la actividad ganadera, afecta a los habitantes del SLA dedicados a la pesca desde hace mucho tiempo, toda vez que estas áreas dan abrigo a un gran número de especies acuáticas, varias de ellas de importancia económica.
Por ejemplo, una de las afectaciones se demuestra con la baja obtención de la mojarra castarrica que los pescadores capturan con anzuelos ya que vive muy cerca de las raíces de los mangles.
Incluso, para revertir este problema los pescadores han llegado a instalar en las lagunas cultivos de algunas especies de mojarra sin perjudicar el medio ambiente y sin agregarles alimento comercial.
En entrevista, Gilberto Silva, quien por 15 años se enfocó al estudio de monos araña y aullador en la Sierra de Santa Martha, en la región de Los Tuxtlas, indicó que son cuatro los problemas principales que alteran la conservación de la biodiversidad: la destrucción del hábitat, la fragmentación, especies invasoras procedentes de otros lugares y que logran subsistir, así como el tráfico ilegal de especies.
Señaló que la fragmentación se define en función de las especies y ocurre cuando un ambiente continuo, extenso, como una gran selva, bosque o desierto, es reducido –por diversas causas– a pequeños fragmentos o parches cuyas características ecológicas difieren en gran medida de la zona extensa que antes prevalecía en esa área.
Dijo que la fragmentación conlleva cuatro efectos: reducción del hábitat; disminución en el tamaño de los parches; aumento en el número de parches del hábitat, y aislamiento.