Luis Enrique Romano Páez
El futuro nos está alcanzando y muchos desastres nos esperan, debemos estar preparados, lamentó Armando Rivas Hernández, del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) de Jiutepec, Morelos, durante su conferencia “Sistemas de humedales. Una alternativa para el manejo, tratamiento y mejoramiento de calidad del agua”, presentada el 20 de octubre en la Facultad de Biología como parte del Simposio de Otoño Hidrobiológico.
En los últimos años, a falta de sistemas que ayuden al tratamiento de agua, los humedales han tomado relevancia en Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Inglaterra, Alemania, entre otros países, debido a la necesidad de desarrollar alternativas con menores costos.
Según Rivas Hernández, en México hay ciertas condiciones que favorecen el tratamiento de agua, climas adecuados para su uso, gran luminosidad, biodiversidad de especies y actualmente hay construidos y en operación 100 humedales en toda la República.
El biólogo ahondó acerca de su experiencia en el uso de humedales construidos para la protección de la calidad del agua, e hizo un llamado a no confiarse en las apariencias.
“Parece que tenemos mucha agua, pero no es así”, aseveró. Pese a que 70 por ciento de la superficie de la Tierra está cubierta por agua, 97.5 por ciento es salada y sólo 2.5 por ciento es dulce, pero de esta cantidad sólo uno por ciento es consumible, pues gran parte está congelada en los glaciares y otro tanto se presenta como humedad en el suelo, o permanece en capas acuíferas subterráneas e inaccesibles.
Aseguró que el tratamiento de agua no es un proceso sencillo y mencionó algunos factores que agudizan el problema: el incremento de la población, cambio climático, deterioro de la calidad y uso ineficiente del agua, así como disminución de la cobertura forestal, entre otros.
Por ello, la disponibilidad del líquido ha disminuido drásticamente en los últimos 50 años y cada vez hay menos para consumo humano, precisó.
El investigador habló de un hecho vergonzoso al cual ha contribuido la sociedad: “Se trata de una isla de basura en el océano Atlántico, en un área denominada ‘Vórtex plástico’ donde, debido a las corrientes, se acumulan más de cinco millones de toneladas de basura procedentes de Asia, Canadá y Estados Unidos.
La superficie de la isla, descubierta en 1997 por Charles Moore, equivale a cuatro veces el tamaño de Japón”. Armando Rivas explicó que los desechos plásticos de tamaño mediano se mezclan con diminutas partículas del mismo material, que resultan invisibles y convierten el océano en una especie de “sopa venenosa”, que intoxica a peces y aves marinas y puede alcanzar al ser humano a través de la cadena alimenticia.
Los principales contaminantes en aguas residuales, abundó, son orgánicos (nitrógeno y fósforo), inorgánicos (arena, sales y minerales) y metales pesados (cadmio, cobre, cromo, plomo, mercurio, selenio y zinc). Esto propicia una selección más exhaustiva de los procesos a utilizar y es necesario voltear la mirada a los condicionantes.
Rivas Hernández clasificó la gran variedad de procesos existentes en humedales naturales (autóctonos, artificiales) y de tratamiento y enunció una serie de tecnologías que pueden ayudar en este sentido: las naturales (lagunas de estabilización, humedales) y las mecanizadas (lodos activados, filtros rotatorios, zanja de oxidación, torres de oxidación y filtros personalizados).
Finalmente, llamó a la comunidad universitaria a prepararse bien y formar redes de colaboración a nivel nacional e internacional, ya que no queda mucho tiempo; el hombre acaba con los recursos naturales y el planeta no es sustentable.