Se espera que sea una herramienta para la Campaña Nacional contra la Mosca de la Fruta
Claudia Peralta Vázquez
El proyecto de validación de tecnologías en áreas grandes para el control de la mosca de la fruta, impulsado por investigadores del Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada (Inbioteca) de la Universidad Veracruzana (UV), concluyó tras cuatro años de trabajo y con aportaciones que favorecerán a productores mexicanos de cítricos y mango.
Las acciones derivadas de este estudio consisten en la aplicación de un insecticida con bajo impacto ecológico y un sistema de trampeo o dispensador de cebos tóxicos con atrayente visual y olfativo para la mosca, mismo que está en proceso de ser patentado.
Por ello, se espera sea una herramienta útil para la próxima Campaña Nacional contra la Mosca de la Fruta que iniciará en 2016.
Francisco Díaz Fleischer, investigador del Inbioteca e integrante del cuerpo académico (CA) Ecología y Manejo de la Biodiversidad: De Genes a Ecosistemas, informó que los resultados obtenidos son innovadores, ya que ninguna universidad e institución del país ha creado algo similar.
Dicho proyecto analizó también la capacidad invasora de la Anastrepha ludens, mejor conocida como mosca mexicana de la fruta, y fue respaldado por el Sistema Nacional de Investigación y Transferencia Tecnológica para el Desarrollo Rural Sustentable y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Además colaboraron la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) con sede en Tapachula, Chiapas.
Señaló que los hospederos principales de este insecto son los árboles frutales de cítricos (naranja y toronja), así como el mango. Sin embargo, el estudio de campo se centró en huertos de este último, donde intervinieron alrededor de 35 productores y dueños de parcelas de los municipios de Jalcomulco y Apazapan.
El especialista con grado de Doctor en Ecología y Manejo de Recursos Naturales, dijo que el impacto de estos artrópodos o invertebrados limita la comercialización de los frutos, ya que en zonas donde son altas las infestaciones de moscas no se permite exportar.
Por ello, el manejo de plagas persigue un equilibrio ecológico y económico, mediante la generación de métodos de control que sean lo suficientemente específicos.
Por ejemplo, las regiones de Actopan y Martínez de la Torre cada año se ven afectadas ante la proliferación de la mosca, por lo que son adoptadas otras medidas como los insecticidas. De igual forma, las zonas citrícolas de Tamaulipas y Nuevo León resultan dañadas por este insecto de color amarillo y ojos verdes o cafés, localizable desde Estados Unidos hasta Guatemala.
Explicó que su ciclo de reproducción es el siguiente: primero, la hembra deposita los huevos dentro de la fruta, al eclosionar generan gusanos que se aprecian cuando se degusta un mango, naranja o toronja.
Después, los huevos se desarrollan por un periodo de cinco días, aunque varía por la temperatura; posteriormente, su estado larval se prolonga hasta por 10 días y, tras abandonar el fruto, se entierra dos o tres centímetros bajo la tierra donde se forma la pupa o capullo, fisiológicamente parecido al de las mariposas, pero morfológicamente diferente.
En un periodo de 10 días emerge y después de una maduración sexual de 10 o 15 días, las hembras copulan con los machos y buscan los hospederos para realizar el depósito de hasta mil huevos, lo cual se traduce en un alto potencial reproductivo.
Su periodo de vida, relacionado con la fructificación, es de tres meses, pero se ha observado que algunos pueden vivir más tiempo.
Díaz Fleischer aseveró que por esta razón, dentro del proceso de evaluación en laboratorio se buscaron alternativas para contar con insecticidas ecológicamente más amigables, toda vez que el control de moscas de la fruta se hace normalmente con un insecticida de amplio espectro, llamado Malatión, que impacta el ambiente.
«Nosotros buscamos otro producto de origen orgánico, denominado Abamectina, pues está demostrado que impacta poco en la fauna del suelo, además tiene potencial para el control de la mosca.»
Pese a que es un producto muy caro, también se trata de comprobar que disminuyendo la dosis tiene un efecto positivo, agregó.
Éste se aplica directamente en los árboles mezclado con un cebo atrayente para las moscas, que es un líquido o proteína de origen vegetal hidrolizada a base de semillas, maíz, trigo y soya.
El sistema de trampeo o dispensador de cebos tóxicos tiene la ventaja de no requerir aplicaciones masivas en el campo, sino que se concentran en una estación con atrayente visual y olfativo para el artrópodo.
Como parte del experimento en campo, fueron colocadas 70 trampas y liberadas alrededor de cinco mil moscas estériles. Por cada estación, se recuperaron entre 40 y 60 insectos. En algunas parcelas se aplicó insecticida y en otras se instalaron las estaciones cebo.
Mencionó que otro de los avances logrados a partir de esta investigación, es la cría de la mosca de la fruta en condiciones de laboratorio.
Para ello se instaló un laboratorio de artrópodos, arañas y parasitoides, habilitado en dos contenedores adquiridos con el financiamiento del Conacyt y de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), cuyo costo ascendió a 700 mil pesos.
Ahí se cuenta con cámaras bioclimáticas que regulan la temperatura, ciclos de luz-obscuridad y humedad relativa para mantener en buenas condiciones a la larva de la mosca.
El CA Ecología y Manejo de la Biodiversidad: De Genes a Ecosistemas está conformado por: Jorge Galindo González, responsable; Antonio Andrade Torres, Alejandro Antonio Castro Luna, Francisco Díaz Fleischer, Maurilio López Ortega, Sergio Martínez Hernández, Ángel Isauro Ortiz Ceballos, Diana Folger Pérez Staples y Dinesh Rao Vijendra.