David Sandoval Rodríguez
Los investigadores Francisco Díaz Fleischer y Lourdes Iglesias Andreu, del Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada (Inbioteca), sometieron ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) tres patentes vinculadas al combate de la plaga de la mosca de la fruta y a los cultivos de la vainilla y de la stevia.
Díaz Fleischer informó que desde febrero de 2014 presentó ante el IMPI el registro de patente de un dispositivo conocido como estación cebo, el cual busca combatir la plaga de la mosca de la fruta que afecta al sector agrícola estatal y nacional.
Veracruz destaca en la producción de cítricos y mango, sin embargo existen dos especies del género Anastrepha que limitan la comercialización de estos frutos. Combatir estas especies con insecticidas conlleva problemas de tipo ecológico, de salud pública y social, comentó el académico, ya que estos químicos tienen que aplicarse en varias ocasiones y sus costos son elevados.
Desde hace 15 años, agregó, se trabaja con trampas y estaciones cebo para combatir a la mosca de la fruta; sin embargo, dicho cebo era de poca duración. Esto ha cambiado, pero no se ha podido combinar con insecticidas de larga duración porque se pierde el efecto de los mismos. La estación cebo atrae a la mosca, mientras que la trampa se utiliza también para monitorear poblaciones de insectos plaga, explicó.
“Hay trabajos que señalan que las estaciones cebo pueden ser alternativas para el uso de insecticidas o un factor para reducir el uso de los mismos, porque normalmente se están aplicando, en temporada, semanalmente”. Hacerlo así, abundó, “es caro y contaminante, sobre todo cuando se utilizan productos que no son de origen orgánico.
Se mata a una gran cantidad de insectos que no son blanco y el impacto ecológico es grande. ”Afortunadamente encontramos una solución práctica y sencilla, además surgió la propuesta de un nuevo insecticida, una alternativa a los que existen, lo más orgánica y amigable con el ambiente posible, pero ése es un resultado colateral.
La patente en sí tiene que ver con la necesidad de crear una trampa con larga duración y húmeda.” En la temporada de sequía, agregó, este tipo de trampa también es una fuente de agua para el insecto. Esta idea surgió de un proyecto que se vincula con otras instituciones a nivel nacional, como El Colegio de la Frontera Sur, la Campaña Nacional contra Moscas de la Fruta, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Díaz Fleischer señaló que en 2013 surgió la idea de trabajar en una solución para mejorar la eficacia del insecticida que resultó muy simple, y logró mantener su efectividad hasta por 60 días. En su opinión, es factible que los investigadores de la Universidad hagan sus propios registros de patentes, “aquí en la Veracruzana buscamos soluciones a problemas. A veces son innovadoras y existe la posibilidad de patentarlas”.
A partir de febrero de este año y hasta mayo se realizará una temporada de campo en la zona de Actopan, donde se pondrá a prueba el dispositivo y será en agosto cuando se expongan los resultados de la investigación que se efectúa en colaboración con Héctor Cabrera Mireles, del INIFAP. “En la temporada de mango vamos a cerrar este gran proyecto con las instituciones vinculadas, en el cual se validará nuestra propuesta de un insecticida alternativo y la trampa de la estación cebo que se busca patentar”, puntualizó.
Mejoramiento genético de la vainilla
Lourdes Iglesias es la responsable de dos investigaciones cuyos resultados también han servido para buscar patentes ante el IMPI. La académica, quien recién ingresó al Nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), compartió que la búsqueda de patentes fue incentivada desde su formación profesional: “Vengo de una institución cubana en donde nos inculcaron la importancia de las patentes, incluso para someter un proyecto tenemos que hacer una búsqueda de patentes y esto es poco usual aquí.” Iglesias Andreu, quien ha tomado varios cursos sobre el tema en la UV, opinó que en México todavía no existe esta práctica, “no estamos bien organizados”.
Comentó que ha tenido reuniones con diversas instancias universitarias a las que ha planteado la importancia del tema: “Todos los investigadores deben estar alineados con la necesidad de proteger sus resultados y patentarlos, así como tener clara la metodología para la transferencia tecnológica y el cobro de asesorías”.
Como evaluadora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la investigadora ha visto proyectos de empresas que han surgido tras la obtención de una patente.
Por ello, recalcó, es necesario fortalecer la vinculación institucional. “Estoy convencida de que en la UV hay millones de resultados importantes que pueden ser patentados y transferibles.
Nuestra Universidad podría irse hacia arriba y descollar con más fuerza, estoy segura.” Respecto de su investigación, compartió que aborda el mejoramiento genético de la vainilla. La primera patente que espera sea aprobada es sobre el establecimiento de un protocolo oficial de propagación masiva por biorreactores. “Contar con un sistema eficiente que les pueda dar propágulos es una forma de contribuir con los productores”, comentó. Iglesias Andreu explicó que “la vainilla se multiplica de manera vegetativa.
Las estacas se van cortando, se enraízan y algunas están muy deterioradas; nosotros investigamos cómo optimizar el proceso para que las vitroplántulas logren mejoras fisiológicas y crezcan más rápido”. La fase final de este proyecto, que ha generado gran interés por parte de los productores, busca “obtener materiales genéticamente tolerantes, por decirlo así, al estrés hídrico”.
Una vez que se obtenga un método rápido de propagación de la vainilla, su introducción en la producción será bienvenida, debido a la importancia de su cultivo para los agricultores de la región de Papantla. Además podrá contrarrestar el problema de la caída de una gran cantidad de los frutos.
Desde 2012 se estableció, con apoyo del Programa para el Desarrollo Profesional Docente (Prodep), un programa de mejoramiento genético en Vanilla planifolia, dentro del Proyecto de Red de Consolidación de Cuerpos Académicos. En el proyecto, liderado por el Cuerpo Académico (CA) 234, Biotecnología Aplicada a la Ecología y Sanidad Vegetal, participan también el CA 173 Ecología y Manejo de la Biodiversidad, ambos consolidados, delInbioteca.
En la investigación colaboran otros CA, como el de Biotecnología y Uso Sustentable de Recursos Naturales, del Instituto Tecnológico de Mérida, Yucatán; así como especialistas del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY). Con estas investigaciones se ha impulsado la formación profesional, dado que estudiantes de licenciatura y de doctorado se han titulado y generado, en la misma medida, publicaciones de impacto.
La segunda patente a obtener forma parte de un proyecto mayor de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), precisó la investigadora. “Estamos en el subproyecto vinculado con el estudio de la biología reproductiva de la vainilla, investigamos si la caída del fruto está asociada con algún componente de dicha biología.
Este proyecto lo lidera el Colegio de Postgraduados, Campus Puebla; estamos en el segundo año de trabajo y hemos avanzado bastante en este aspecto con resultados concretos que ya han sido publicados y otros en vías de publicación.
Propagación de la planta stevia
Iglesias Andreu trabaja además en un proyecto de ciencia básica del Conacyt que busca salvar a tres especies de cícadas y en una investigación sobre el cultivo de la jatropha para los ambientes marginales y las comunidades que los habitan. De estas investigaciones surgió el interés por cultivos que tienen repercusión a nivel mundial, como la planta stevia: “Nos llamó la atención su cultivo y su problemática, nos decidimos a arrancar y de ahí surgieron dos propuestas más de patente que se relacionan con sus sistemas de propagación”.
La especialista explicó que éste es un cultivo que tiene problemas con la germinación de sus semillas, “un cultivo que todavía no está adecuadamente domesticado pero tiene una serie de propiedades, no sólo por su valor edulcorante sino por su valor medicinal; aquí en Veracruz se hacen esfuerzos para echar adelante ese cultivo”.
Con los avances que han tenido hasta la fecha existe material suficiente para que dos alumnos puedan realizar sus trabajos de titulación sobre la stevia y están a la espera de la resolución del IMPI con respecto a las patentes.