«Los árboles son patrimonio de todos, pero también hay que mantenerlos y cuidarlos»: Miguel Armando López Ramírez
«No es una cuestión de la Universidad, es una cuestión social», opinó el investigador
La Universidad Veracruzana lleva a cabo de manera periódica un monitoreo del estado que guardan los árboles en sus distintos campus, incluso en otras partes de Xalapa, sólo que saber cuándo va a caer un árbol es difícil, a menos que el daño fuera evidente, opinó Miguel Armando López Ramírez, director del Instituto de Investigaciones Forestales (Inifor), respecto del eucalipto que colapsó el 9 de abril en la Zona Universitaria, cuya apariencia era de un ejemplar fuerte y sano.
En el pequeño bosque ubicado entre el estacionamiento de las facultades de Contaduría y Administración y de Biología, la tarde del pasado jueves se cayó un eucalipto debido a que fue dañado por un hongo parásito que afectó parte de su tronco, fracturándolo de tal modo que hizo que no resistiera el golpe del aire, señaló el investigador.
Destacó que el árbol caído a simple vista estaba sano y fuerte, por lo que no se podía pensar ni advertir que iba a ser derribado por un golpe de aire o por otra causa –como un movimiento telúrico–; sin embargo, después del incidente él y su equipo comprobaron que estaba infestado por el hongo Armillaria Tabescens, que fue el causante
de su fractura.
López Ramírez, experto en el estudio de los hongos, subrayó que la Universidad lleva a cabo un monitoreo bimestral de los árboles ubicados no sólo en las instalaciones y espacios universitarios sino en otros puntos de la ciudad, como parte del programa de prevención de riesgos implementado por la institución, cuyo nombre oficial es: Sistema Universitario de Gestión Integral del Riesgo (SUGIR), aprobado por el Consejo General Universitario en el segundo semestre de 2013.
«Ya existen varios reportes, un mapeo, incluso una identificación de todos los árboles de esta zona y de muchas partes de Xalapa», indicó.
Refirió que es difícil saber cómo y cuándo se caerán los árboles, incluso si se detectara que tienen algún tipo de hongo, pueden pasar varios años –entre cinco y siete– para que esto ocurra, pues se debe considerar la edad del árbol, sus condiciones de salud, cuestiones ambientales.
«Si habláramos de un árbol ya muerto, es probable que éste se caiga, pero hay otros sanos que pensamos que no lo harán. Eso tiene que ver con el tipo de árboles que se siembren; por ejemplo, los eucaliptos son árboles de madera muy blanda, igual que las jacarandas.»
Sobre las medidas que la Universidad podría implementar para evitar estos riesgos, sugirió un programa de renovación que privilegie especies nativas como liquidámbar, haya, olmo, que son propias de esta región, porque los eucaliptos no son árboles locales (son de Australia) y fueron sembrados indiscriminadamente pensando «que esta zona era como un ‘bosquecito’, allá muy a lo lejos, pero la Universidad ya creció y hay personas, coches y edificios que están junto a esos árboles que ya tienen muchos años».
Reiteró que «la Universidad tiene varios años de estar monitoreando, pero hay cosas que no se pueden prevenir. No sé puede saber cuándo se va a caer un árbol, porque puede estar dañado internamente. Y los árboles son tan plásticos que una parte puede estar muerta y otra viva y no nos damos cuenta».
El programa preventivo, agregó, tampoco es un tema que se resuelva de la noche a la mañana, ya que implica una suma de esfuerzos, costos probablemente muy elevados.
Por lo anterior destacó que es muy importante difundir entre las personas que ya se puede ver a los árboles sólo como entes bonitos, hay que pedirles a los papás, a los niños, a todos en general, que reporten cuando vean un árbol en malas condiciones, son un patrimonio de todos y a todos nos gusta disfrutarlos, pero también hay que mantenerlos y hay que cuidarlos. No es cuestión de la Universidad, es una cuestión social.