“Su presencia en la Universidad siempre fue de gran disponibilidad y valioso apoyo académico”: María Rovirosa Hernández
El evento, realizado el 24 de octubre, fue organizado por los cuerpos académicos Ecología del Comportamiento y Neuroetología y Biología, así como por la coordinación del posgrado del instituto, acudieron investigadores de varias instituciones que colaboraron y fueron alumnos de Beyer Flores, considerado pionero de la investigación de la conducta sexual en México.
A nombre del instituto, su director, Francisco García Orduña, puntualizó que el simposio fue “una gran oportunidad para estrechar lazos y resaltar el invaluable apoyo de los académicos comprometidos con la investigación”.
El simposio, abundó, permitió fortalecer ideas y conocimientos en disciplinas como la neuroendocrinología, la neurofisiología y su relación con la conducta; “también fue el escenario propicio para reconocer con orgullo el trabajo realizado por Carlos Beyer, que en distintas universidades nacionales y del extranjero fue todo un ejemplo a seguir por su brillante trayectoria y legado de conocimientos, así como por su gran disposición a colaborar con todos en los quehaceres universitarios”.
García Orduña agradeció también a los ponentes que generosamente se sumaron al homenaje, provenientes del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, Universidad Rutgers de Nueva Jersey y Universidad de Columbia en Nueva York, ambas de Estados Unidos.
A su vez, la titular de la Dirección General de Investigaciones, Carmen Blázquez Domínguez, señaló el gran legado humano y de investigación en nuestro país, y en particular en nuestra máxima casa de estudios, de Beyer Flores, “prueba de ello es este tributo que le rinden algunos de sus estudiantes directos, así como la segunda y tercera generación de los mismos”.
Correspondió a María de Jesús Rovirosa Hernández, investigadora del instituto, leer la semblanza “Dr. Carlos Beyer: Sus aportaciones en la neuroendocrinología y la conducta”.
Beyer Flores tuvo una destacada carrera científica en varias instituciones, su primer acercamiento con la UV
ocurrió a finales de la década de los ochenta cuando recibió en su Laboratorio de Biología de la Reproducción a algunos egresados para realizar estudios de posgrado en el tema, donde los invitó a incursionar en el campo de las neurociencias, en particular en el área de la neuroendocrinología del comportamiento sexual y de la conducta materna.
“Entre estos estudiantes se encontraba Mario Caba, investigador y director del Centro de Investigaciones Biomédicas, quien realizó sus trabajos de maestría y doctorado bajo la tutoría de Beyer.”
El doctor Beyer fue invitado a numerosos eventos académicos de la UV, en 2011 participó en el Primer Congreso de Ciencias Biomédicas; en 2012 el Instituto de Neuroetología “tuvo la fortuna de contar con su presencia en dos eventos: el 15° curso de bioseñales, donde además de participar con una conferencia magistral fue evaluador”, comentó Rovirosa Hernández.
Posteriormente participó con otra conferencia magistral en el vigésimo aniversario del instituto, a lo que la investigadora añadió que “su presencia en la Universidad siempre fue de gran disponibilidad y valioso apoyo académico
para nuestros estudiantes y académicos de diversos institutos y facultades, a quienes no sólo brindó su valioso conocimiento y experiencia sino también su cordial y espontánea amistad”.
Descentralización de la ciencia
El legado de Beyer Flores se manifiesta en la descentralización y la formación de nuevas generaciones de investigadores, recalcó Gabriela González Mariscal, académica del Centro de Investigación en Reproducción Animal de Tlaxcala y miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel III.
González Mariscal impartió la conferencia “Contribuciones del Dr. Beyer a la educación superior en México: formación de recursos humanos y líneas de investigación desarrolladas en la UNAM, la UAM, el IMSS y la UAT”. En ella, apuntó que reflexionar acerca del legado del desaparecido investigador “tiene una relevancia especial para quienes estuvimos cerca de él, a un año de distancia nos da perspectivas diferentes”.
Beyer Flores egresó de la Facultad de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México en 1959; su primer trabajo sobre el mecanismo fisiológico de la hiperglicemia causada por el veneno de alacrán lo publicó tres años antes de recibir su grado de licenciatura.
Su Maestría en Ciencias la recibió en 1961 por la misma UNAM y para entonces había publicado cinco artículos de investigación en el boletín del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIB), mientras que su primera publicación internacional apareció en el mismo año, sobre un tópico que cultivaría por la siguiente década: el control neuroendocrino de la lactancia.
Durante su estancia posdoctoral en el laboratorio del Departamento de Anatomía de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) con el investigador Charles Sayer, de 1961 a 1963 se convirtió en “pionero en la utilización de las técnicas de registro eléctrico para estudiar las acciones de las hormonas sobre el cerebro”.
En 1963 fue contratado como investigador auxiliar en el Departamento de Fisiología del IIB, “a partir de ahí su productividad lo llevó a ascender a investigador asociado y más tarde a investigador titular”, detalló la ponente.
Durante los próximos 40 años su interés sobre la lactancia se extendió a otras áreas de la biología de la reproducción, por un lado en los mecanismos de acción de las hormonas esteroides con relación al comportamiento sexual masculino y femenino, donde destacan sus trabajos realizados entre 1971 y 1973.
La segunda línea en la que Beyer Flores destacó se conoce como “la modulación de la percepción dolorosa por estímulos copulatorios en la que, a mediados de los ochenta, junto con Barry Komisaruk demostraron, en la Universidad de Rutgers de Nueva Jersey –donde el mexicano era profesor visitante–, que la analgesia producida por estimulación vagino-cervical en la rata estaba mediada por la liberación de GABA (ácido gamma amino butírico) y de lisina en la médula espinal”.
Ellos encontraron que “la administración de antagonistas a dichos aminoácidos inducía una exagerada respuesta dolorosa a estímulos táctiles habitualmente inocuos; esta respuesta, llamada alodinia, ha sido confirmada por varios grupos de investigación y se inscribe ya en la literatura mundial sobre la fisiología del dolor”, explicó González Mariscal.
La labor de descentralización que a lo largo de los años realizó el homenajeado ocurrió en dos niveles, en primer lugar con la formación de recursos humanos “e indirectamente a través de la creación de centros de investigación en otras partes del país, derivados de los estudiantes que se formaron en Tlaxcala”.
En ese sentido, González Mariscal recalcó que “consecuentemente, sus descendientes científicos somos muchos” y agradeció a los investigadores de la UV la invitación a participar en este simposio.