Disertaron sobre los diversos renglones en que se manifiesta el crimen a nivel estatal
Jorge Vázquez Pacheco
En el contexto de sus Jornadas de Inicio del Ciclo Escolar 2017-2019, el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC) ofreció una mesa de discusión sobre el tema “Narrativa de la violencia en Veracruz”, con la participación de Norma Esther García Meza, Soledad de León Torres y Celia del Palacio Montiel, el 14 de agosto.
Tomando como punto de partida los acontecimientos trágicos por parte de las arpilleristas chilenas, mujeres que bordaron en telares y lienzos la memoria “cuando la voz no alcanzaba y cuando el horror prohibió las palabras”, García Meza intituló a su discurso “Arpillera xalapeña; un acercamiento a la ciudad violenta” e hizo un recuento de la desgracia acaecida a Irene Méndez Hernández Palacios en junio de 2010, en la ciudad de Xalapa, cuando fue baleada y su esposo secuestrado.
La investigadora del CECC, cuya labor se enfoca a asuntos sobre lenguaje y memoria, se refirió al libro Diario de una madre mutilada, de Esther Hernández Palacios, y leyó fragmentos que describen de forma por demás dramática la tragedia.
Soledad de León Torres, también académica del CECC, aludió a los estereotipos y la violencia de género registrada en los periódicos nacionales y regionales, en los que se anota el suceso mediante encabezados y redacciones singulares que exaltan y sobreexponen ciertos estereotipos de género.
Dijo que las mujeres son víctimas o victimarias en un manejo discursivo en el cual el hombre brilla por su ausencia; ellas son con mucha frecuencia las “madres desnaturalizadas” que han defraudado las expectativas sociales que corresponden a una serie de valores y categorías relacionadas con su rol de responsabilidad en la crianza y cuidado de los hijos y que propician casi un linchamiento moral.
Finalmente, Celia del Palacio denominó a su tema “El conteo de cuerpos y las semánticas de la violencia en la nota roja”. Se refirió al papel fundamental de los medios impresos como diseminadores de la violencia y la “espectacularización” de los hechos; cadáveres sanguinolentos y cuerpos desnudos que se exhiben con intención de motivar el morbo ciudadano y el logro de ganancias monetarias.
Del Palacio Montiel consideró que las secciones de “nota roja” o “policiaca” son testimonios de un momento dado en que se mata o se roba, testimonio oscuro de un entorno cotidiano que muchos prefieren ignorar. “Desde sus orígenes, en el seno de la prensa industrial y a finales del siglo XIX, su principal finalidad es vender”, indicó. Asuntos paralelos fueron la complicidad en algunos medios, así como la autocensura con fines de conveniencia política.