La prensa en el estado de Veracruz –tanto la impresa como la electrónica– es un páramo de desolación por la abundancia obligada de comentarios y noticias sobre la violencia y la avaricia del crimen organizado, y por el descaro y la avaricia, también, del gobierno estatal. Esta nota pretende ser, apenas, una gota de agua fresca en medio del malpaís.
José Mariano Mociño nació en 1757 en Temascaltepec, en el actual Estado de México. En la última década del siglo XVIII recorrió –acompañado de dibujante– más de tres mil leguas (unos 15 mil kilómetros) del subcontinente novohispano en calidad de explorador botánico. Había sido invitado por el aragonés Martín Sessé (1751-1808) a participar en la Real Expedición Botánica a Nueva España, por haberse destacado como estudiante de las ciencias naturales, particularmente de la medicina y la botánica.
Destacan dos obras: Flora mexicana y Plantas de la Nueva España, basadas en colecciones de dibujos y descripciones de más de tres mil 500 plantas (cuando menos dos mil de ellas desconocidas) que se llevó consigo a España Martín Sessé cuando radicó allá en 1803.
La expedición inició en 1787 y concluyó en 1803. Fue organizada por la Corona española y consistió de varios recorridos por el territorio novohispano, con el propósito de plasmar en dibujos y descripciones animales y plantas, estas últimas, además, clasificadas según el sistema de Linneo. Abarcó lo mismo la Huasteca que la Mixteca, se extendió hasta Acapulco y Mazatlán, Aguascalientes, Sinaloa y Chihuahua.
Casi dos siglos después, en 2010, la UNAM y Siglo XXI Editores publicaron la mayor parte de la obra de Sessé y Mociño surgida de la Real Expedición… Filólogos, botánicos y zoólogos participaron en la preparación de esta colección bibliográfica que contenía originalmente 12 tomos, pues el número 13 apareció hace algunas semanas con el título de Ornitología, que recupera el Avium Novae Hispaniae de Mociño, obra con la descripción de algo así como el 22 por ciento de las aves que existen actualmente en México.
Este documento estuvo oculto en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, donde fue descubierto en 1997, a 192 años de haberse escrito. Si la obra se hubiera publicado en su momento –ha señalado el ornitólogo unamita Adolfo Navarro–, Mociño habría sido reconocido como una autoridad mundial en clasificación de aves.
Mociño fue cuatro veces presidente de la Academia de Medicina y director del Gabinete de Historia Natural de Madrid, pero los vaivenes de la política durante la invasión napoleónica lo llevaron a refugiarse en Montpellier, ciudad que abandonó sólo para morir, casi ciego, en Barcelona en 1820, donde se perdió la Flora mexicana. Afortunadamente el botánico suizo Augustin Pyrame de Candolle (1778-1841) la había copiado y así pudo salvarse.
Para 1793 Mociño llegó a la región de los Tuxtlas. Recientemente había regresado de un viaje de dos años que lo llevó a Nutka –hoy Vancouver–, a más de cinco mil kilómetros en línea recta del sur de Veracruz. El 2 de marzo se oyó un rugir subterráneo más intenso que los que habían venido sucediendo en los últimos meses, y el volcán de San Martín hizo una primera erupción. El 22 de mayo se produjo otra más; la primera se dejó escuchar como disparos de artillería hasta Perote y Jalacingo, y las cenizas de la segunda llegaron hasta Oaxaca. La mayor erupción ocurrió el 28 de junio.
Por indicaciones del virrey, Mociño visitó los Tuxtlas en repetidas ocasiones hasta concluir su informe el 27 de noviembre, incluyendo observaciones y mediciones sobre la geología, la hidrología y la morfología de la zona, junto con ácidos comentarios de seminarista que adjuró de la escolástica, sobre la mezcla de religiosidad e ignorancia con que los habitantes de la zona se enfrentaron al fenómeno natural.
La obra inédita de Mociño fue conocida por Alexander von Humboldt, quien desembarcó en Acapulco el 23 de marzo de 1803, el mismo día en que la barca Presentación salió de Veracruz rumbo a España llevándose consigo al botánico criollo.