Año 16 No. 664 Enero 16 de 2017 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

México tiene potencial para hacer investigación en súper cómputo

Contenido 21 de 38 del número 664
Octavio Castillo Reyes

Octavio Castillo Reyes

 

David Sandoval Rodríguez

Científicos mexicanos se preparan para sumarse a las investigaciones de vanguardia en súper cómputo que se realizan en países del primer mundo y para ello es fundamental despertar el interés de los universitarios, afirmó Octavio Castillo Reyes, estudiante del Doctorado en Arquitectura en Computadoras del Barcelona Supercomputing Center (BSC)-Centro Nacional de Supercomputación y la Universidad Politécnica de Cataluña.
Castillo Reyes desarrolló actividades de docencia en el Programa de Sistemas Computacionales Administrativos de la Facultad de Contaduría y Administración, de 2010 a 2013, y en 2011 se integró como colaborador del Núcleo Académico Básico de la Maestría en Telemática, desarrollando trabajos de docencia y de coordinación operativa del programa.
El pasado diciembre, el universitario, quien es becario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), visitó el Centro de Ciencias de la Tierra (CCT), donde impartió un seminario sobre supercómputo, geofísica y detección electromagnética.
Refirió que su tema de tesis se sustenta en la integración de tres conceptos: el supercómputo, la geofísica de exploración y los métodos numéricos, “para resolver un problema que en la actualidad es fundamental: la búsqueda de hidrocarburos y generación de energías limpias, es decir, tener una transición hacia la energía sustentable en los próximos 25 años de manera sostenible y acelerada”.
Previsiones científicas señalan que la energía sustentable se duplicará en un 50 por ciento en los próximos 25 años, por tal motivo la industria petrolera está tratando de mejorar sus métodos numéricos y de simulación para reducir los costos de exploración, es en este punto donde el supercómputo juega un papel fundamental, como una herramienta científica con una aplicación ingenieril muy específica.
“Yo trabajo en el Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona, que tiene un centro de investigación conjunto con Repsol, la compañía petrolera de España, y la vinculación que se genera con la Universidad surge a partir de mi trabajo como profesor durante tres años; me fui a hacer mi doctorado y he tratado de no perder el vínculo, como es el caso con Carlos Welsh del CCT, a quien conozco desde hace cinco años y hemos mantenido constante comunicación, de hecho él realizó una estancia de investigación en dicho centro, ahí platicamos cuáles podrían ser las líneas de colaboración para los próximos años.”
Así surgió la idea de impartir un seminario en el CCT para dar a conocer el trabajo que realiza en el doctorado y despertar el interés de los investigadores y estudiantes por este tema, ya que existe la posibilidad de vincularlo con el posgrado que se imparte en el Centro.
“Hay temas que están generando un interés mayor entre la comunidad científica como es el Deep learning, el Big data, la inteligencia artificial; en ese sentido, el supercómputo es fundamental porque permite calcular y traducir cantidades ingentes de datos en tiempo asequible. Para el caso particular de los hidrocarburos resulta que es un tema muy complejo porque es una industria riesgosa y los modelos que generan son costosos, no sólo en términos económicos sino también en el aspecto computacional y numérico.”
Detalló que este trabajo implica el envío de un barco a una región con potencial de explotación, donde se emiten ondas electromagnéticas que generan una multitud de datos, los cuales posteriormente se deben procesar, ello se debe hacer con equipos de supercómputo, “que juegan un papel esencial, como es el caso de este centro, pues se necesitan resultados asequibles en un tiempo razonable que permitan proyectar hacia dónde se realiza la exploración”.
Su Doctorado en Arquitectura de Computadoras y programación paralela lo ha desarrollado con aplicación a geofísica de exploración a través de métodos electromagnéticos, esto mediante la creación de un código libre que está en su primera etapa de desarrollo y al que considera el culmen de su trabajo doctoral “porque hay una escasez de códigos libres para la comunidad científica, la mayoría de los códigos son desarrollados y utilizados por las empresas, es decir, que no se pueden compartir porque significaría darles ventaja a otras compañías petroleras”, compartió Octavio Reyes.
Precisamente el código que está desarrollando busca atender dicha problemática, que la comunidad científica lo pueda utilizar de manera libre, permitiendo así que haya más desarrollos en su tipo.
En este contexto, en el cual dicho centro de investigación es financiado parcialmente por Repsol, que desarrolla un código propio y, por otro lado, su propuesta de investigación que impulsa un código libre, el entrevistado respondió que no se ha generado un conflicto de intereses dado que su labor en este lugar se enmarca como un estudiante de doctorado residente.
“Eso quiere decir que voy pagado por mi país, por México, y se me brindó el espacio para trabajar con ellos, quienes me asesoran; en el departamento donde estoy hay físicos, matemáticos e ingenieros, ellos resuelven mis dudas pero no tengo acceso a los datos completos de Repsol”, explicó.
“No hay conflicto de intereses porque mi tesis es un trabajo académico, que se desarrolla en un centro de investigación conjunta y que, de hecho, cumple con muchos de los requisitos que exige la industria pero estoy desligado de ella”, añadió.
El investigador precisó que los datos que utiliza, así como los modelos informáticos, son libres y han sido probados en el ámbito.
Relató que hoy en día el tema del software libre aplicado al supercómputo es preferido al tema de los softwares comerciales, y entre las investigaciones de mayor alcance hay un proyecto europeo de simulación del cerebro, lanzado hace tres años como una respuesta al proyecto que creó Estados Unidos del cerebro humano.
Parte de este código se desarrolla en el BSC y los expertos dicen que se asemeja al proyecto del genoma humano; “por ello se espera que dentro de 10 años sea posible entender los principios de cómo funciona nuestro cerebro y será un código libre y abierto porque está financiado por la Unión Europea (UE); de hecho todos los centros de cómputo financiados por la UE tienen como requisito generar códigos libres y que todos los resultados de investigación sean accesibles a la comunidad científica y a la sociedad en general”.

Formar científicos en supercómputo
En relación con el seminario que impartió en el CCT, Octavio Castillo detalló que su objetivo era encontrar puntos afines de colaboración porque su intención es volver a la Universidad, “tenemos la percepción de que son temas muy lejanos para nuestros centros de investigación, pero en realidad el país en general está haciendo un gran esfuerzo, como en mi caso, que me está pagando una beca, sin la cual me hubiera sido imposible ir al centro y regresar, de hecho venir ahora es parte de la responsabilidad que adquirí de retribuir lo que me dan, que no es nada comparado con el apoyo”.
Apuntó que México está empezando en el tema, en el Cinvestav se ha instalado la máquina más potente y al día de hoy existen tres centros de cómputo en el país, dos más en Puebla y Sonora.
“El primer paso no es comprar una máquina poderosa; creo que las universidades, la industria y los centros de investigación tienen que enfocarse a formar recursos humanos que entiendan cómo se producen las arquitecturas, una vez que sepamos qué se puede hacer con ellas, pensar en invertir para la creación de un centro nacional de supercómputo con investigadores mexicanos, porque en realidad existe ese potencial, el problema radica en que no se conocen las becas y los programas que hay de formación profesional”, opinó Castillo Reyes.
Como ejemplo citó que actualmente son 25 mexicanos quienes radican en el BSC, la mayoría estudiantes de posdoctorado que han ido a colaborar como parte de un convenio entre el centro y Conacyt, mientras que de doctorado suman cuatro estudiantes mexicanos.
“La comunidad científica mexicana tiene mucho potencial; por ejemplo, en el caso del código que diseño se puede competir con uno de los que utiliza Repsol para su prospección petrolera; lo he evaluado y alcanza un 85 por ciento de la eficiencia del otro código, lo que quiere decir que estamos muy cerca de lo que ellos tienen avanzado, se cumple con los requisitos y con estándares internacionales; el problema es que en México no existen este tipo de proyectos porque no tenemos la arquitectura y el esquema educacional que nos lleve a la frontera de estos conocimientos, pero creo que en cuatro años tendremos capacidades para explorar y explotar las reformas que se han hecho al sector energético.”
Reconoció el apoyo brindado por el Conacyt, “es fundamental el hecho de recibir una beca cada mes”; por tal razón busca retribuirlo impartiendo seminarios y generando interés en los universitarios de aplicar para un posgrado con financiamiento de la entidad nacional, al igual que encontrar intereses comunes para colaborar en investigación, “creo que es parte de mi trabajo, no sólo escribir artículos y dar conferencias, también es hacerlo asequible a la sociedad y entender que la investigación científica y el dinero que invierte el país en ciencia es redituable”, puntualizó.

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