Paola Cortés Pérez
Incorporar una mirada integral y multidisciplinaria al campo de la investigación de las ciencias sociales, específicamente en educación, ayudará a restituir al individuo, al sujeto, planteó Daniel Guillermo Saur Moyano, profesor de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
Del 21 al 23 de octubre, Saur Moyano impartió en la Facultad de Pedagogía el Seminario Internacional “Significación
e investigación educativa: episteme, problemas de investigación y creatividad”. El evento fue organizado por las facultades de Filosofía y Derecho, y el Instituto de Investigaciones en Educación (IIE).
En entrevista previa, comentó que el reto principal de la investigación educativa es lograr la multidisciplinariedad, esto es, que el conocimiento científico integre y dialogue con otros saberes que pueden aportar mucho, pero que desafortunadamente a lo largo de la historia han sido secularizados y apartados.
“El reto, creo, es situarse en los márgenes del campo de la investigación, en la periferia de la episteme, así como hacer una integración de saberes para entender a las ciencias sociales y restituir al individuo, al sujeto.”
La modernidad, señaló, ha contribuido a que la ciencia haya marginado y apartado saberes y conocimientos que tienen enormes posibilidades y productividades sociales, por ello es necesario incorporarlos e integrarlos de una manera concienzuda y coherente, siempre bajo rigurosa vigilancia epistemológica.
“La modernidad ha tratado de segmentar, fragmentar y colocar vallas que dividen los campos del saber, y esto ha producido que cada vez estemos más fragmentados como individuos, más especializados en un tema, pero sin una mirada integral que contemple otras expresiones de lo humano, que son más importantes.”
Expresó que en los actuales modos de organización social contemporánea, la ciencia y el conocimiento científico ocupan un lugar protagónico, lo que ha generado que las sociedades tengan serios problemas con sujetos escindidos, sujetos que han perdido el carácter dialógico de la vida, de la interacción y de lo social.
“Esta fragmentación ha producido una suerte de efecto perverso para el individuo, de aislamiento, de individualidad, que origina malestar y una enorme angustia”, subrayó.
Por lo que a lo largo del seminario planteó algunos desafíos contemporáneos de los problemas de la investigación en ciencias sociales en lo general, y en investigación educativa en lo particular.
“La idea es trabajar con los estudiantes que recién se están iniciando y con los colegas que ya están formados, trabajar los desafíos de la episteme y cuáles son las posibilidades que tenemos moviéndonos en ese territorio de la investigación social para generar un conocimiento innovador que permita la posibilidad de modificar y mejorar nuestras sociedades”, abundó.
En términos generales, los desafíos, mencionó, son evitar que el conocimiento sea reproductivo, que no sea más que la reiteración de lo que está instalado y naturalizado a nivel de la doxa, del espacio público, sentido o “de la doxa académica que repite de manera reiterada sin preguntarse demasiado sobre cuáles son sus condiciones de posibilidad y desafíos”.