Son producidas por la especie gymnodinium catenatum, alga fitoplanctónica localizada en el Océano Pacífico
Paola Cortés Pérez
La colaboración multidisciplinaria enriquece la investigación, al aportar diferentes puntos de vista de un problema en específico, sostuvo en entrevista Christine J. Band-Schmidt, investigadora del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (Cicimar) del Instituto Politécnico Nacional, localizado en La Paz, Baja California Sur.
Ejemplo de este trabajo colaborativo, indicó, es la conformación de una red temática de Florecimiento Algar Nocivo (FAN), promovida desde el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
“Se pretende que en esta red participen personas del sector salud, turismo, vida silvestre, profesionistas, pescadores, todos aquellos que se vean afectados por el FAN; esto se hace siempre con el objetivo de integrar y conocer la visión que tienen todos sobre este tema.”
Band-Schmidt presentó la conferencia “Diez años de estudio de gymnodinium catenatum (Dinophyceae) en México:
¿Qué sabemos?”, en el marco del Simposio “Hacia una Red de Investigación en Ciencias Biológicas”, organizado por la Universidad Veracruzana.
Respecto de su línea de investigación, comentó que desde hace 10 años se dedica al estudio de algas fitoplanctónicas que se encuentran en el mar, específicamente las conocidas como gymnodinium catenatum (Dinophyceae), dinoflagelado microscópico que produce toxinas paralizantes y que se ha localizado a lo largo del Océano Pacífico.
“He trabajado esta especie desde la ecofisiología para entender cómo es que producen las toxinas, cuándo y en qué condiciones crecen; todo esto a través de la simulación en el laboratorio de cosas que suceden en el ambiente.”
La ecofisiología, explicó, es el estudio de los procesos fisiológicos de los seres vivos bajo la influencia de factores ambientales.
Expresó que esta investigación ha sido motivante: “Empecé a trabajar sin tener cultivos en el laboratorio y ahora he interactuado con diferentes personas de México y del extranjero para hacer análisis más finos de las toxinas y
los metabolitos que produce”.
Gymnodinium catenatum
Band-Schmidt explicó que las toxinas producidas por la especie gymnodinium catenatum pueden ser acumuladas por los moluscos, y de ser consumidos por el ser humano pueden ocasionar intoxicación.
Advirtió que los moluscos que frecuentemente las acumulan son almejas, ostiones y mejillones. “Si llegan a tener altas cantidades de este veneno, la intoxicación se presenta en cuestión de minutos, pero el problema es que no hay antídotos”.
De acuerdo al artículo especializado en salud ‘Síndrome de envenenamiento paralizante por consumo de moluscos’, el consumidor no puede detectar la menor modificación del gusto o del olor en los moluscos envenenados, por lo que al ingerirlos se presenta un síndrome conocido como intoxicación paralizante por moluscos”.
La investigadora reiteró que la intoxicación puede ser grave dependiendo de la especie y de la dosis ingerida, y los síntomas se presentan en cuestión de minutos (aproximadamente en 30): sensación de hormigueo y ardor en labios, lengua y cara; parálisis en las extremidades; incluso parálisis de los músculos respiratorios ocasionando la muerte de la persona.
“Ahora hay un evento muy intenso en la parte norte del Golfo de California, donde se concentran toxinas muy por arriba del límite máximo permisible que establece la Norma Oficial Mexicana”, anotó.
En relación con las causas que puede ocasionar este fenómeno, la investigadora del Cicimar dijo que aún se desconoce si la contaminación u otras actividades humanas pueden incrementar la frecuencia de este evento: “Lo cierto es que somos más personas las que estamos estudiando el evento y viviendo en la zona costera, por ello estamos más pendientes de este fenómeno natural”.