Karina de la Paz Reyes
Desde la antigüedad la filosofía se percató de una dimensión que distingue radicalmente al ser humano de otros entes: la moral.
«El hombre desde antaño se afirma como constitutivamente moral», opinó el profesor-investigador de la Facultad de Filosofía, Jacob Buganza Torio.
El filósofo impartió la conferencia magistral «La centralidad de la educación moral para la ética clásica de la virtud» en el XXVI Coloquio Nacional sobre la Enseñanza de la Filosofía «Brechas y linderos de la filosofía».
«La postura clásica que recupera la enseñanza de la virtud moral como el corazón de la educación moral, implica una dialéctica entre el individuo y la comunidad, entre cada persona y la colectividad», defendió en todo momento.
Tras un recorrido doctrinal formuló la pregunta ¿cómo embona la educación con el desarrollo moral del ser humano?, al tiempo que subrayó: «El fin de la educación no es otro que promover la perfección del hombre, que viene a ser lo mismo que promover su realización en cuanto a ser humano».
Añadió que precisamente la perfección del ser humano es la perfección moral, «de manera que la educación tiene como componente predominante y primordial el desarrollo esencial del mismo».
Buganza Torio, al hablar de la perspectiva de la educación liberal, dijo que es evidente que la educación no se reduce a moralidad. Tal tesis no es sostenida ni por los filósofos clásicos. «Para ellos la educación es liberal en grado sumo y tiene su centro ciertamente en la moralidad, pero sin descuidar las otras dimensiones del hombre, como son su educación física e intelectual».
El profesor-investigador comentó, considerando al filósofo John Henry Newman y su libro Discursos sobre el fin y la naturaleza de la educación universitaria, la importancia capital de la educación del intelecto, que se traduce en una formación filosófica.
Algo actual en el país, donde se ha visto reducido el ámbito de acción educativo, especialmente en el nivel medio superior, «como si la educación filosófica no sirviera».
«Más allá de la educación formal en relación con las distinta ciencias, Newman propone a la filosofía como núcleo de la formación, pues ésta consiste precisamente en el crecimiento y ejercitación de hábitos intelectuales y morales. Se trata de la formación de la persona en su núcleo central», dijo.
«La formación moral e intelectual es insoslayable a todo individuo, más allá de la formación que puede adquirir en un hábito particular (que sea ingeniero o químico) es precisa la formación intelectual y moral, pues son lo nuclear de la persona», añadió.
Para Buganza Torio, el argumento que sostiene la centralidad de la formación intelectual está en relación con la universalidad de este tipo de educación-formación. «Yo no tengo por qué ser químico o ingeniero, pero sí necesariamente he de formarme intelectual y moralmente».
También revisó las principales virtudes morales que propone la filosofía moral, lo cual entronca con una pedagogía de corte neoliberal. «Hay que detener la idea de que el desarrollo moral equivale al desarrollo del individuo. Es él el fundamento de la moral».
La conferencia magistral se realizó el 7 de noviembre en el Auditorio «José Morales Fernández» de la Unidad de Humanidades y fue moderada por la universitaria Cecilia Natividad.