Karina de la Paz Reyes
En el marco del 61 aniversario de la Facultad de Pedagogía, el profesor-investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Raúl Rojas Soriano, expuso la conferencia magistral “Investigación y exposición del conocimiento científico: aspectos metodológicos y sociales”.
“Si no hay pasión por el trabajo, no puede haber creatividad y por tanto no podremos avanzar significativamente en la investigación. Debemos estar enamorados del tema que investigamos para poder llegar a más”, sentenció como propuesta central de su exposición.
Este ejercicio académico se realizó el 29 de mayo en el auditorio de la Facultad, que lució abarrotado de estudiantes con quienes Rojas Soriano puso a debate algunos elementos de su propuesta metodológica. Dijo que en el campo de la ciencia no valen expresiones como “yo siento”, “yo creo”, “me imagino”, “me parece”; por el contrario, es necesario presentar pruebas documentales y evidencias empíricas.
“La práctica es el criterio de verdad para construir conocimiento, para enriquecerlo, derrumbarlo u orientar los procesos de transformación en la naturaleza y en la sociedad”, aseveró. Desde su punto de vista, no es lo mismo hacer una investigación en el campo de la pedagogía para una tesis de licenciatura, maestría o doctorado, que elaborarla para una dependencia oficial o una organización no gubernamental, que tienen otras exigencias e imponen directrices políticas e ideológicas.
Rojas Soriano sostuvo que se “rompen los cánones de investigación científica” cuando, desde las instituciones gubernamentales, se indica cómo desarrollar el proyecto. En ese tenor planteó a los estudiantes: “¿Cómo enfrentar los desafíos para alcanzar la cientificidad de conocimiento?”.
Otra de sus propuestas se basa en que la investigación es un proceso objetivo-subjetivo, lo cual se olvida con frecuencia cuando se enseña a investigar: “Se piensa que con hacer referencias a una serie de pasos o etapas y orientar a los estudiantes en ese sentido se alcanza la verdad científica. Se olvida que quien hace investigación es el sujeto histórico, es decir, nosotros, donde está presente la subjetividad”.
La subjetividad se divide en áreas articuladas entre sí, tal es el caso de la ideología, las emociones y los sentimientos, y el aparato psicofísico, porque “la investigación no es la suma de pasos y etapas ligadas mecánicamente, sino el conjunto de procesos específicos vinculados dialécticamente”.
Remarcó que el camino de la investigación depende de cada circunstancia, de la formación del estudiante, sus tiempos y recursos, y el contexto (académico, gubernamental o social). Uno de los procesos más complicados, precisó, es poner en práctica la hipótesis, uno de los mayores problemas que enfrentan quienes se dedican a la ciencia.
“En la práctica hay situaciones que rompen con los cánones de la investigación”, puntualizó y enseguida expuso un ejemplo: hace 15 años una secretaría del gobierno federal le invitó a dar un curso en Cuernavaca, Morelos, a ingenieros agrónomos y dos de ellos le preguntaron hasta qué punto los datos que proporciona una encuesta son objetivos, si los campesinos muchas veces contestan cualquier cosa para no perder su tiempo.
“De aquí surgen varias preguntas filosóficas-epistemológicas: con qué concepto de realidad estoy trabajando, con el que tienen a diario los campesinos, con el que llevan de la ciudad al campo los investigadores e ingenieros agrónomos, con el que los campesinos quieren que se lleven los investigadores a la ciudad para que no les quiten los apoyos crediticios o para que se los den. Con qué teoría de la cuestión agraria me acerco a la realidad. Esto va a tamizar todo el proceso.”