Claudia Peralta Vázquez
En México no existe un control de los productos herbolarios que se expenden en tiendas naturistas o comercios no establecidos, por lo cual se ha detectado una enorme variabilidad en la concentración de los compuestos activos o sustancias a las que se debe el efecto farmacológico, indicó Alberto Sánchez Medina, investigador de la Unidad de Servicios de Apoyo en Resolución Analítica (SARA).
Explicó que hace tres años inició el estudio denominado «Uso de técnicas analíticas para la evaluación del control de calidad de productos herbolarios y drogas legales», para lo cual fueron seleccionadas cuatro especies de plantas medicinales bien identificadas de las que se conocen bien sus compuestos activos: ginkgo biloba, empleada
en la mejoría de la memoria; hierba de San Juan, útil para aliviar la depresión media; cardo mariano, para la regeneración del hígado; y valeriana, para contrarrestar los problemas de insomnio.
Al participar en el Simposio «Fronteras de la investigación biomédica entre redes de cuerpos académicos», donde reveló las acciones del cuerpo académico (CA) Química Bioorgánica, del cual es integrante, detalló que
al mismo tiempo se analizaron varias marcas y productos disponibles en el mercado de estas plantas, en tabletas o tinturas líquidas.
Con la utilización de equipo sofisticado, se pudo observar que los diversos suplementos no contienen ninguno de los compuestos que caracterizan a las hierbas medicinales.
«Las etiquetas de los productos indican tomar dos cápsulas al día, pero uno no sabe realmente cuánto es lo que se consume, hay una gran variabilidad en la concentración de los compuestos activos.»
El especialista, quien cursó el Doctorado en Farmacología en la Universidad de Greenwich, en Inglaterra, recomendó a la población tomar las debidas precauciones a la hora de adquirir un suplemento de este tipo.
«Todo aquello que diga suplemento alimenticio no tiene una regulación suficiente ni garantiza que su uso es efectivo, aunque sí se realizan pruebas microbiológicas para ver que no contengan micro-organismos dañinos a la salud, bacterias y hongos.»
Dijo también que los únicos regulados se detectan como medicamentos y generalmente se venden en farmacias establecidas, aunque no existe una regulación por parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), «se maneja un término de medicamentos herbolarios que son diferentes a los productos herbolarios».
En estas tiendas hay personas que no cuentan con la preparación y certificación, hacen diagnósticos, prescriben y recetan los frascos que tienen a la venta, comentó.
También agregó que son muy pocos los países que cuentan con un control adecuado de los fitofármacos, entre ellos: Alemania, Australia, Canadá, y actualmente Inglaterra.
Alberto Sánchez, miembro del Sistema Nacional de Investigadores, reiteró que la mayoría de los productos herbolarios entran en la categoría de los suplementos alimenticios, los cuales no son sujetos a una regulación rigurosa.
«Si se registraran esos productos como medicamentos herbolarios, tendrían que demostrar eficacia y proporcionar métodos analíticos empleados para medir la concentración del compuesto activo.»
Sin embargo, aseveró que si alguno de los suplementos que no tienen compuesto activo funciona, lo más probable es que sea por un efecto placebo, es decir, «la gente piensa que está tomando algo que realmente lo curará y no es así. A final de cuentas te lo venden como un producto que te va a curar, no puede decirlo estrictamente en la etiqueta».
Los efectos de varios fármacos están asociados a la dosis, las concentraciones pequeñas tiene un efecto terapéutico y las concentraciones grandes pueden tener un efecto tóxico, subrayó.
Por esta razón, mencionó que lo recomendable es adquirir las hierbas con médicos tradicionales para combatir determinadas enfermedades.