José Luis Couttolenc Soto
El comportamiento de los individuos es fuertemente modificado por los avances de la tecnología, que contribuyen a que día a día el ritmo de vida sea más acelerado y originan trastornos conductuales y afectivos, principalmente los relacionados con la depresión, la ansiedad y el estrés.
Ante la necesidad de profundizar en el estudio de estos padecimientos, el Instituto de Neuroetología incluyó en su curso Bases Celulares de la Enfermedad I, la participación de destacados especialistas nacionales y extranjeros, quienes compartieron resultados de investigaciones para mantener actualizados a los estudiantes universitarios.
Iliana Tamara Cibrián Llanderal, de las Cátedras del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) comisionada al Instituto de Neuroetología, ofreció una plática sobre las bases neurobiológicas de la depresión, trastorno mental frecuente que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa, falta de autoestima, trastorno del sueño o apetito, sensación de cansancio o falta de concentración.
Ansiedad, señal positiva de salud
Abraham Puga Olguín, quien cursa el Doctorado en Neuroetología, abordó el tema de la ansiedad y dijo que se puede considerar como una señal positiva de salud que ayuda en la vida cotidiana. Desde el punto de vista adaptativo nos prepara para enfrentar ciertos estímulos, pero cuando comienza a intervenir en la calidad de vida del individuo se corre el riesgo de que se convierta en mal adaptativa.
Estrés, sentimiento normal
Al abordar el tema “Estrés y respuesta inmune”, María de Jesús Rovirosa Hernández, investigadora del Instituto de Neuroetología, señaló que éste es un estado normal que causa una alteración tanto en humanos como en animales y plantas.
Explicó que existen dos tipos principales de estrés: el agudo, que es a corto plazo y desparece rápidamente, y el crónico, que es más prolongado y propiciado por la falta de dinero, un matrimonio infeliz o por problemas en el trabajo.