Otorgado por la Universidad Autónoma de Chiapas
Realizaron un diagnóstico integral de salud en la Casa de la Universidad Molino de San Roque
David Sandoval Rodríguez
La Universidad Veracruzana felicitó e hizo un reconocimiento a los cuatro estudiantes que obtuvieron el Premio Nacional “Carlos Maciel Espinosa” al Servicio Social 2014, en la categoría nacional estudiantil, que otorga la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach).
Los estudiantes Patricia Gálvez Tlapa, Citlally del Carmen Parada Cruz, Gloria Angélica Tlaxcalteco Alba e Israel Moreno Luján, recibieron el premio por el proyecto “Diagnóstico integral de salud: Casa de la Universidad Molino de San Roque”. En el evento, realizado en la Dirección General de Vinculación el 21 de noviembre, la titular de la dependencia, Rebeca Hernández Arámburo, y la directora general del Área Académica de Ciencias de la Salud, Eli Alejandra Garcimarrero Espino, extendieron la felicitación a los alumnos.
Hernández Arámburo destacó que el premio obtenido se otorga a nivel nacional y el hecho de que sean estudiantes de la UV evidencia la calidad de la institución. En ese sentido, los felicitó en primer lugar por elegir la modalidad de servicio social en la Casa de la Universidad.
Por su parte, Garcimarrero Espino extendió la felicitación a los familiares que “seguramente también están muy orgullosos; ahora que son prácticamente egresados no se desconecten de su alma máter”. El diagnóstico que los jóvenes realizaron es una estrategia que se tiene en la Casa de la Universidad al integrar todas sus áreas de atención: odontología, enfermería, nutrición, química y psicología, detalló Héctor Cruz González, jefe del Departamento de Vinculación Comunitaria.
Este diagnóstico es, además, “un instrumento de contacto porque al final se entregan los resultados a los padres de familia y se les presenta de tal manera que los padres se ‘enganchan’ a participar con sus hijos en todas las actividades, como pláticas de nutrición y talleres de estimulación, entre otros”.
Agregó que el año pasado la UV obtuvo el mismo premio, bajo la modalidad de emprendedurismo, demostrando así la capacidad y la calidad en la formación de sus estudiantes. Nardhet Pale Solís, coordinadora de la Casa de la Universidad Molino de San Roque, comentó: “Es un gran halago haber obtenido este reconocimiento; jóvenes, no basta ponerse la camiseta de la UV, debemos tener el convencimiento de lo que estamos haciendo y que va bien”.
Los ganadores relataron sus experiencias
Previo al evento, los universitarios conversaron acerca de su labor en la Casa UV, así como la importancia del trabajo en equipo y la vinculación con la comunidad.
Patricia Gálvez prestó su servicio social como cirujano dentista durante un año. Posteriormente se integró al equipo que realizó el diagnóstico para enviarlo al concurso. “A través del correo nos enteramos que habíamos ganado y fue una gran emoción”. El diagnóstico incluyó gráficas, fotografías y anexos para documentar el trabajo que se realiza cada año; en esta ocasión, refirió, “nuestra coordinadora siempre nos motivó a hacer más”.
Gálvez Tlapa apuntó que su interés por realizar el servicio en este programa partió de la necesidad que hay en la población, “porque la gente no acude al servicio de salud. Lo que quería prestar era un buen servicio y aprovechar esa oportunidad para crecer yo también”.
Destacó que su experiencia “fue totalmente gratificante, al final la gente no quería que me fuera. Te vuelves más humano, te das cuenta de la realidad y pones los pies sobre la tierra; la coordinadora me dio la oportunidad de hacer la invitación a mis compañeros de la Facultad y hubo una respuesta muy satisfactoria para la Casa, porque van a crecer y aprender a trabajar en equipo”.
Citlally del Carmen Parada efectuó su servicio social de siete meses en el área de psicología. Su trabajo consistió en evaluar a los alumnos de un jardín de niños desde el área psicológica, tarea que “fue difícil porque no es el mismo discurso que te da un adulto, entonces tienes que ir sondeando al niño”. Su primera relación con la Casa de la UV fue una intervención que realizó como parte de una experiencia educativa.
“Trabajar en el ámbito comunitario me gustó mucho, nunca había tenido esa experiencia; en la Facultad trabajas, pero de manera individual; en la Casa UV trabajé con mujeres embarazadas, hablé con la coordinadora y le dije ‘Me encantó estar aquí y quisiera hacer mi servicio social’, me dio todo su apoyo y me abrió las puertas para entrar al equipo”. En cuanto a su formación, Parada Cruz señaló que esta experiencia le permitió darse cuenta de “todas las cuestiones que en la Facultad no se manejan, pero también me dio la oportunidad de complementar la parte teórica con la práctica. Creo que el objetivo del servicio social, que es hacer que un estudiante practique y se forme, fue totalmente logrado en la Casa UV.
Nos permiten trabajar a nuestro ritmo, nos dan la oportunidad de poner en práctica todo lo que hayamos estudiado”. La universitaria invitó a los estudiantes a realizar su servicio social en la Casa UV, en primer lugar para satisfacer la demanda de los alumnos por aprender, y en segundo lugar porque es muy diferente trabajar en un área comunitaria. “Trabajar en comunidad es totalmente diferente, porque comienzan a crearse lazos. Además tienes un equipo multidisciplinario: odontólogos, nutriólogos, enfermeras e incluso personas del Área de Artes.
La convivencia es muy rica y se convierte en un aprendizaje constante e integral”. Respecto al premio obtenido, subrayó que se debe al esfuerzo de todos. “Mis compañeros y yo tuvimos mucha disciplina, ellos son muy profesionales, lo que permitió que el trabajo se fuera integrando y fuera lo mejor posible”.
Gloria Angélica Tlaxcalteco, estudiante de Enfermería, realizó un año de servicio social, durante el que impartió talleres de estimulación temprana a niños, trabajó con mujeres hipertensas, diabéticos y personas con síndrome metabólico, además de que apoyó las actividades de sus compañeros. “El trabajo con el que concursamos fue uno de los muchos que hicimos, realmente todos trabajamos en el diagnóstico de salud”, expresó.
“A los niños de kínder se les realizaron varias intervenciones de enfermería, psicología, nutrición y odontología; cuando uno de mis compañeros necesitaba apoyo, lo asistía. Siempre fuimos muy unidos para trabajar”. Su interés por involucrarse en la Casa UV surgió de su trabajo recepcional que orientó hacia el cuidado humanizado en las personas de escasos recursos: “Hay que tratar como iguales a todas las personas, no hay que distinguir, todas necesitan ayuda en todos los contextos”. Como experiencia, agregó, se lleva el compañerismo, la amistad, el trabajo en equipo, la satisfacción de hacer las cosas bien y “saber que lo que has hecho rinde frutos”.
El estudiante de la Facultad de Nutrición, Israel Moreno, prestó durante seis meses su servicio social en la Casa UV y su participación consistió en detectar a los niños de kínder que tenían desnutrición leve, moderada o grave, y a aquellos que pudieran tener sobrepeso y obesidad.
Tras el diagnóstico se hicieron recomendaciones a los padres sobre qué deben hacer para apoyar a sus hijos: “Por lo regular se les recomienda una mayor ingesta de frutas y verduras, así como hábitos de alimentación. A los niños que presentan desnutrición se les recomienda acudir con un médico para controlar su situación”.
El joven también impartió un taller para niños con bajo peso, otro para quienes padecen obesidad y uno más sobre estimulación temprana para infantes de cuatro años. El mayor aporte de estas experiencias, dijo, fue aprender a trabajar en equipo, “conocer otras disciplinas como enfermería, psicología u odontología, porque todas están enfocadas a buscar la salud de nuestros pacientes. Son diferentes enfoques y tenemos que aprender un poco de cada uno, pues nos complementan; si no hay salud integral, el individuo no puede desarrollarse plenamente en sociedad”.
Moreno Luján aseguró que “lo principal es tratar con las personas. Quizá la parte más difícil de nuestra profesión sea comprender a otros seres humanos que tal vez no tengan nuestros mismos conocimientos y debemos encontrar la forma de hacerlos comprensibles, que vean que es por su bien”.
Respecto al premio, dijo que lo más importante fue que “realizamos nuestro servicio social con actitud positiva y con las aptitudes que adquirimos en la Universidad Veracruzana; es un sentimiento de satisfacción y agradecimiento hacia la institución que nos otorgó la oportunidad de participar en una comunidad, lo que nos dejó muchos aprendizajes”.