Objetivo
El objetivo de la Licenciatura en Gestión Intercultural para el Desarrollo (LGID) impulsar procesos de gestión que contribuyan al mejoramiento de la calidad de vida en las regiones rurales e indígenas del estado y del país; mediante la formación de profesionales responsables, sensibles y creativos a partir de la generación colectiva e intercultural de conocimientos orientados al análisis práctico de las condiciones locales. Al fortalecimiento, la valoración, el uso, la visibilización y la vitalización de las lenguas nacionales, del patrimonio cultural, de los conocimientos ancestrales en torno a la salud y su articulación con el sistema de salud hegemónico; del ejercicio de los derechos humanos individuales y colectivos, de la construcción de relaciones solidarias y cultura de la paz, de la búsqueda de una mejor relación sociedad-naturaleza y al fortalecimiento de iniciativas autogestivas en los ámbitos local, regional, nacional y mundial.
Misión
La licenciatura GID es un programa de construcción colectiva de saberes orientados a mejorar la calidad de vida de las regiones interculturales de Veracruz; y a avanzar hacia la sustentabilidad del desarrollo de dichas regiones; hacia el reconocimiento y la valoración del acervo cultural y lingüístico de los grupos autóctonos; hacia el mejoramiento de las condiciones de salud; hacia el ejercicio pleno de los derechos ciudadanos y la revaloración de los sistemas normativos comunitarios; y hacia la modificación de las relaciones de inequidad y discriminación que han prevalecido desde los centros de poder político, económico y cultural.
Para lograr la construcción colectiva de saberes, capacidades y actitudes, la licenciatura GID abre espacios de diálogo y colaboración práctica en los que participan los propios estudiantes, sus familias y comunidades, la comunidad académica de la UV, y muy diversos actores e instancias (de cada región y de otras regiones y países) dispuestos a compartir sus saberes y experiencias.
Mediante esta dinámica de diálogo de saberes para y desde la acción, se generan en el marco de la licenciatura GID nuevos saberes (visiones, métodos, herramientas) que contribuyen a la solución de los principales problemas socioambientales, y permiten impulsar iniciativas en el campo de la salud, en el del ejercicio de derechos ciudadanos, en la mediación de conflictos, en la valorización de las expresiones culturales y lingüísticas, principalmente en las propias regiones interculturales, pero ofreciendo pistas que pueden servir en otros ámbitos.
Visión
Intentando delinear una imagen de lo que podría caracterizar a la licenciatura GID en un horizonte de diez o quince años, podemos formular la siguiente visión: La LGID es un programa educativo capaz de propiciar diálogos interculturales, intercambios de saberes, investigaciones prácticas y colaboraciones entre los jóvenes de las regiones interculturales, el personal de la propia licenciatura GID, los migrantes de las regiones sede y una amplia gama de entidades de cada región y de otras regiones y países, con miras a la construcción de sociedades sustentables. Cuenta, para ello, con una planta docente sensible y profesional, con una estructura de gobierno abierta a las voces de las distintas instancias implicadas, con mecanismos administrativos fiables pero flexibles, con fuentes diversas de recursos financieros y con un abanico de enlaces interinstitucionales.
Es, en esta medida, una oportunidad de formación para jóvenes de las regiones interculturales y para muchas otras personas donde, gracias al diálogo intercultural y a la conjunción entre el aprendizaje y la acción, se generan saberes útiles para respaldar los esfuerzos de la gente de estas regiones con vistas a un buen manejo de los recursos naturales, el fortalecimiento de identidades culturales abiertas a la diversidad, la defensa de los derechos humanos (individuales y colectivos), el cuidado de la salud, y la valoración y visibilización de las expresiones culturales. La licenciatura propicia así el desencadenamiento de procesos sinérgicos basados en un sólido cimiento de valores éticos, en la movilización de energías sociales diversas y en la puesta en común de recursos de toda índole (financieros, conocimientos, enlaces), para responder a necesidades de los pueblos indígenas y de la gestión de sus territorios, en un ir y venir permanente entre la dimensión local y la global.