Sobre el autor | Reseña del libro | |||
Es hijo de Gabriel Eligio García y de Luisa Santiaga Márquez Iguarán, Gabriel García Márquez nació en Aracataca, en el departamento del Magdalena, Colombia. Cursó sus estudios secundarios en San José a partir de 1940 y finalizó su bachillerato en el Colegio Liceo de Zipaquirá, el 12 de diciembre de 1946. Se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cartagena el 25 de febrero de 1947, aunque sin mostrar excesivo interés por los estudios. Su amistad con el médico y escritor Manuel Zapata Olivella le permitió acceder al periodismo. Inmediatamente después del «Bogotazo» (el asesinato del dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá, las posteriores manifestaciones y la brutal represión de las mismas), comenzaron sus colaboraciones en el periódico liberal El Universal. García Márquez contrajo matrimonio en Barranquilla en 1958 con Mercedes Barcha, la hija de un boticario. En 1959 tuvieron a su primer hijo, Rodrigo, quien se convirtió en cineasta; y tres años después, nació su segundo hijo, Gonzalo, actualmente diseñador gráfico en Ciudad de México. A los veintisiete años publicó su primera novela, «La hojarasca», en la que ya apuntaba los rasgos más característicos de su obra de ficción, llena de desbordante fantasía. Pero, la notoriedad mundial de García Márquez comienza cuando se publica «Cien años de soledad» en junio de 1967, en una semana vendió 8000 copias. De allí en adelante, el éxito fue asegurado, y la novela vendió una nueva edición cada semana, pasando a vender medio millón de copias en tres años. Fue traducido a más de veinticuatro idiomas, y ganó cuatro premios internacionales. El éxito había llegado por fin y el escritor tenía 40 años cuando el mundo aprendió su nombre. Por la correspondencia de admiradores, los premios, entrevistas, las comparecencias; era obvio que su vida había cambiado. En 1969 la novela ganó el Chianchiano Aprecia en Italia y fue denominado el «Mejor Libro Extranjero» en Francia. En 1970, fue publicado en inglés y fue escogido como uno de los mejores doce libros del año en Estados Unidos. García Márquez ha recibido numerosos premios, distinciones y homenajes por sus obras; el mayor de todos ellos, el Premio Nobel de Literatura en 1982. Según la laudatoria de la Academia Sueca, «por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente». El jueves 17 de abril de 2014, a los 87 años, murió en la ciudad de México Gabriel García Márquez uno de los autores más admirado y reconocido de la literatura latinoamericana. |
Santiago Nasar es un joven de 21 años, hijo del árabe Ibrahim Nasar y de Plácida Linero, Tras una noche de juerga que se había prolongado hasta pasadas las doce para festejar el matrimonio de Ángela Vicario, Santiago Nasar fue al puerto a recibir al obispo, que luego pasó por el río sin detenerse, bendiciendo desde el barco a quienes habían ido a esperarle. A las 7 y cinco minutos de la mañana, los gemelos Pedro y Plácido Vicario, hermanos de la novia, ya le habían degollado como a un cerdo. Así termina el primer capítulo de la novela, que se compone de cinco, estando reservados los otros cuatro a contar los antecedentes de la boda de Ángela Vicario y a seguir paso a paso, aun con más detalle que en el primero, las andanzas de Santiago Nasar la mañana en que le mataron. Ángela Vicario, a quien hasta entonces «No se le había conocido ningún novio… y había crecido junto con sus hermanas bajo el rigor de una madre de hierro», fue obligada por su padre y hermanos a casarse con Bayardo San Román, un hombre llegado a la ciudad el año anterior y al que ella apenas había visto. Bayardo era hijo de Petronio San Román, «héroe de las guerras civiles del siglo anterior, y una de las glorias mayores del régimen conservador por haber puesto en fuga al coronel Aureliano Buendía» (destacado personaje de Cien años de soledad). Por la madrugada, apenas terminados los festejos de la boda, Bayardo devuelve a Ángela Vicario a la familia, porque al ir a consumar el matrimonio descubre que la novia no es virgen. Obligada por los suyos a confesar quién la ha deshonrado, Ángela da el nombre de Santiago Nasar, posiblemente porque no «pensó que sus hermanos se atreverían contra él». Pero la honra debe lavarse con sangre, y los gemelos cogen de inmediato sus cuchillos de destripar cerdos y comienzan la persecución de Santiago, con quien habían estado bebiendo hasta poco antes. «Sin embargo, la realidad parecía ser que los hermanos Vicario no hicieron nada de lo que convenía para matar a Santiago de inmediato y sin espectáculo público, sino que hicieron mucho más de lo que era imaginable para que alguien les impidiera matarlo, y no lo consiguieron». A decir verdad, «nunca hubo una muerte más anunciada». Lo fue incluso por medio de un papel introducido por debajo de la puerta en la casa de la víctima; un papel que nadie vio, o no quiso ver, hasta después de acaecidos los hechos. También hubo otras circunstancias que hicieron que esa muerte se produjera. Santiago, que siempre entraba y salía de su casa por la puerta trasera, lo hizo ese día por la principal, donde los gemelos, que sabían como todo el mundo que nunca la usaba, le estaban esperando para que todos les vieran. La puerta seguía todavía abierta cuando Santiago, avisado desde un balcón de que los gemelos se acercaban para matarle, buscó refugio en la casa; pero en el último momento, creyendo que ya había entrado, cerraron la puerta desde dentro, y a los Vicario no les quedó más remedio que hincarle sus cuchillos. A Santiago sólo le quedaron fuerzas para arrastrarse, con las tripas fuera, hasta la cocina de su casa y morir. Muchas cosas quedan sin aclarar; entre ellas, si es verdad que había sido Santiago quien deshonró a Ángela, cosa que ella siempre afirmó, aunque sin demasiada convicción. Desde el momento en que Bayardo la devuelve a los suyos, Ángela, que se había casado con él sin estar enamorada, sintió que «estaba en su vida para siempre». Mucho tiempo después vio a Bayardo en un hotel de Riohacha y, sin poder resistirlo, le escribió una carta «en la cual le contaba que le había visto salir del hotel, y que le habría gustado que él la hubiera visto». A pesar de que no obtiene respuesta, le sigue escribiendo, primero una carta al mes, y luego una por semana, durante media vida. Finalmente, Bayardo regresó junto a ella: «Llevaba la maleta de la ropa para quedarse, y otra maleta igual con casi dos mil cartas que ella le había escrito… ordenadas por sus fechas, en paquetes cosidos con cintas de colores y todas sin abrir». |