La
mayoría de las dolencias que sufría la
humanidad no se podían tratar quirúrgicamente
y en otras afecciones agudas tampoco se podía
emplear la anestesia, como en los dolores originados
por desordenes crónicos como la artritis y el
dolor de cabeza o de muelas. Para estos padecimientos,
se necesitaba otro tipo de droga que eliminase el sufrimiento
y permitiera a la persona seguir su curso de vida normal.
En el verano de 1758, el R. P. anglicano Edward Stone,
de Chipping Norton, en Oxfordshire, volvió a
sufrir un ataque de reuma acompañado de fiebre.
Por casualidad empezó a masticar un trozo de
sauce blanco (salís alba). A pesar de su extraordinaria
amargura, se sorprendió de que, efectivamente,
aliviaba su malestar.
De inmediato, ideó un método para secar
y pulverizar la corteza, experimentó consigo
mismo, para descubrir la dosis ideal. En los cinco años
siguientes, administró su remedio a otras cincuenta
personas; el efecto no fallo nunca. Entusiasmado por
su descubrimiento, el 25 de abril de 1763 lo notificó
al conde de Macclesfield, presidente de la Royal Society.
Sin embargo fue ignorado.
En 1820, el farmacéutico suizo Johan S. F. Pagenstecher
empezó a extraer una sustancia de las hojas de
la planta spirea ulmaria, comúnmente conocida
como "reina de los prados", de la cual se
sabía que aliviaba los dolores. En 1835, el químico
alemán Karl Jacob Lowig, enterado de este proceso
por su publicación en una revista científica,
elaboró un ácido con este extracto, al
que llamó "spisaure", más tarde
conocido como ácido salicílico, cuya estructura
molecular fue descubierta en 1853 por Karl Fiedrich
Gerhardt, un profesor de química de la Universidad
de Montpellier de Francia. Al mismo tiempo, intentó
eliminar los efectos secundarios, la dolorosa irritación
de las paredes del estómago, pero esta investigación
le ocupó demasiado tiempo, por lo que decidió
abandonar los estudios sobre esta droga "por carecer
de mayor importancia".
Por
aquellos tiempos, el ácido salicílico
solamente era administrado a personas cuyas dolencias
eran mayores que aquellas originadas por la droga misma.
Entre ellas figuraba el Sr. Hoffman, en Elberfeld Alemania,
que había quedado inválido a causa de
su artritis. Su hijo Félix trabajaba como químico
en la cercana y enorme empresa Bayer. En 1895, decidió
modificar el ácido salicílico para acabar
con los sufrimiento de su padre, simplificando los métodos
de Gerhardt y obteniendo el ácido acetilsalicílico.
Se lo administró a su padre, quien después
de muchos años, paso su primera noche sin dolor.
También se descubrió que además
de calmar el dolor, bajaba la fiebre y la inflamación.
Un compañero de Hoffman, Heinrich Dreser, suponía
que la nueva droga funcionaba tan bien porque, una vez
en la corriente sanguínea, se dividía
en dos. Para comprobar su teoría, se tomaba un
poco de acetilsalicilato sódico y durante las
siguientes doce horas, a intervalos periódicos,
examinaba su orina. Se encontró con indicios
de ácido salicílico pero ninguno de los
acetilsalicilatos; el compuesto realmente se dividía.
En
1899, Hoffman y Dreser inventaron un nuevo nombre para
su droga: "Aspirina", la "a" de
acetil, "spir" procedente de la Spirea, familia
a la que pertenece la planta, e "ina", para
completar el nombre. Al año siguiente, la firma
Bayer patentó este invento, los compuestos intermedios
y todo el equipo para su fabricación y comenzó
a producir en enormes cantidades lo que se convirtió
en su producto de mejor venta en todo el mundo.
En 1914, poco antes de estallar la Primera Guerra Mundial
y cuando los alemanes habían suspendido temporalmente
el suministro de aspirina a Inglaterra, el gobierno
británico ofreció un premio de 20,000
libras a cualquier súbdito de todo su imperio
que presentase una nueva fórmula para la aspirina
que no incurriese en los patentes propiedad de Bayer.
Cuando el gobierno de Australia añadió
otra suma de 5,000 libras como incentivo, el químico
George Nicholas aceptó el reto. Con un equipo
primitivo y casi ciego por una explosión de éter
en su laboratorio, Nicholas logró crear un procedimiento
que producía una aspirina excepcionalmente pura,
con lo que ganó el premio.
Después de la derrota de Alemania, la British
Alien Properties Custodian confiscó el nombre
de "aspirina" y Bayer perdió sus derechos
exclusivos tanto sobre el nombre como sobre la producción
de la droga. Entre las diferentes empresas que se dedicaban
entonces a su fabricación, se contaba la de George
Nicholas, con su "Aspro", como la de mayor
producción fuera de los EE.UU. En este país,
la Steling Drug Company, aunque ya sin ningún
tipo de conexión con la empresa alemana original,
continuaba produciendo su aspirina con el bien conocido
logotipo y sello de "Bayer".
No
obstante, el descubrimiento de R. P. Stone de la corteza
del sauce de hacía tantos años no permaneció
completamente ignorado. En 1826, dos italianos también
se dieron cuenta de que el ingrediente activo de la
corteza era la salicina, y tres años más
tarde un químico francés logró
obtenerla en su forma pura. En 1839, otro químico
italiano preparó el ácido salicílico
partiendo de la salicina y, desde entonces, los ingredientes
activos de la aspirina se podían obtener, ya
fuese a través del sauce o de la "reina
de los prados". Ahora se produce sintéticamente
(del fenol), empleando un método no muy diferente
de aquel desarrollado por Herman Kolbe, de Estrasburgo,
en 1874. Pero sólo desde 1971, gracias a la explicación
de unos investigadores británicos, se sabe cómo
y por qué actúa la aspirina: en su acción
como analgésico, antiinflamatorio, antipirético,
antirreumático y como inhibidor de la agregación
plaquetaria.
La aspirina forma parte del grupo conocido como drogas
antiinflamatorias no esteróideas. En la década
de 1980, la aspirina, en su faceta de analgésico
para todas las edades, fue superada por el Caracterist,
empleado por primera vez en 1893, aunque disponible
en el mercado desde 1953.
Características Farmacológicas de la Aspirina
Indicaciones terapéuticas
Analgésico, antiinflamatorio, antipirético
y antiagregante plaquetario.
Farmacocinética
y farmacodinamia en humanos:
Su absorción es rápida y completa después
de su administración por vía oral. Su
biotransformación es principalmente por hidrólisis
en tracto gastrointestinal, en hígado y en sangre,
siendo finalmente metabolizado en el hígado y
eliminado por vía renal. En 15 a 20 minutos es
hidrolizado a salicilato y su vida media depende de
la dosis y del pH urinario, alrededor de 2 a 3 horas
con dosis bajas y únicas, 20 horas o más
con altas dosis, que cuando son repetidas su duración
promedio es de 5 a 18 horas después de una dosis
simple, en las presentaciones de liberación prolongada
o en cápsulas. Es un salicilato acetilado. Los
efectos analgésicos, antipiréticos y antiinflamatorios
del ácido acetilsalicílico se deben a
las asociaciones de las porciones acetilo y salicilato
de la molécula intacta así como a la acción
del metabolito activo salicilato. El efecto inhibidor
irreversible de la agregación plaquetaria implica
específicamente a su capacidad para actuar como
donante de acetilo a la membrana de la plaqueta.
Mecanismo
de Acción:
Los salicilatos inhiben la actividad de la enzima cicloxigenasa
para disminuir la formación de precursores de
las prostaglandinas y tromboxanos a partir del ácido
araquidónico. Aunque muchos de los efectos terapéuticos
y adversos de estos medicamentos pueden ser debidos
a la inhibición de la síntesis de protaglandinas
(y la consiguiente reducción en su actividad)
en diferentes tejidos, hay otras acciones que también
pueden contribuir significativamente a sus efectos terapéuticos.
Analgésico:
A través de una acción periférica,
bloqueando la formación del impulso del dolor
y a través de una acción central posiblemente
localizada en el hipotálamo. La acción
periférica puede predominar y probablemente implica
inhibición de la síntesis de prostaglandinas
y/o acciones de otras sustancias que sensibilizan a
los nocirreceptores al estímulo mecánico
o químico.
Antiinflamatorio no esteróideo:
No se han determinado los mecanismos exactos. Los salicilatos
pueden actuar periféricamente en el tejido inflamado,
inhibiendo probablemente la síntesis de prostaglandinas
y posiblemente la síntesis y/o acciones de otros
mediadores de la respuesta inflamatoria. También
puede estar implicada la inhibición de la migración
de los leucocitos, la inhibición de la liberación
y/o acciones de las enzimas lisozomales y acciones sobre
otros procesos inmunológicos y celulares en el
tejido mesenquimal y conectivo.
Antipirético:
Al actuar sobre el centro regulador del calor en el
hipotálamo que produce una vasodilatación
periférica, dando lugar a un mayor flujo sanguíneo
en la piel, sudor y pérdida de calor. La acción
central puede implicar la inhibición de la síntesis
de prostaglandinas en el hipotálamo, sin embargo,
hay pruebas de que la fiebre producida por pirógenos
endógenos que no actúan a través
del mecanismo de las prostaglandinas, también
puede responder al tratamiento con salicilatos.
Antirreumático:
Actúa a través de mecanismos analgésicos
y antiinflamatorios; los efectos terapéuticos
no se deben a la estimulación hipofisiaria-adrenal.
Inhibidor de la agregación
plaquetaria:
El ácido acetilsalicílico afecta a la
función plaquetaria, inhibiendo la enzima prostaglandina
ciclooxigenasa en las plaquetas, y por lo tanto impide
la formación del agente agregante tromboxano
A-2. Esta acción es irreversible, los efectos
persisten durante la vida de las plaquetas que han sido
expuestas. El ácido acetilsalicílico también
puede inhibir la formación del inhibidor de la
agregación plaquetaria prostaciclina (prostaglandina
I2) en los vasos sanguíneos; sin embargo, esta
acción es reversible. Estas acciones pueden depender
de la dosis. Aunque hay algunos estudios que indican
dosis menores a 100 mg al día, pueden no inhibir
la síntesis de prostaciclina; aún no se
ha determinado la dosificación óptima
que podría suprimir la formación de tromboxano
A-2 sin suprimir la formación de la prostaciclina.
Contraindicaciones:
Antecedentes de hipersensibilidad al ácido acetilsalicílico,
pacientes con úlcera péptica, hemofilia
y otras discrasias sanguíneas, insuficiencia
renal avanzada, cirrosis hepática, asma o pacientes
bajo tratamiento con anticoagulantes. No debe usarse
en infecciones por influenza o varicela, ya que su uso
se ha asociado al Síndrome de Reye en niños
menores de 14 años.
Interacciones medicamentosas:
Potencializa el efecto de anticoagulantes orales, heparina
y agentes trombolíticos, también de los
hipoglucemiantes orales. Su uso conjunto con alcohol
o agentes antiinflamatorios noesteróideos aumenta
el riesgo de efectos gastrointestinales. Antagoniza
el efecto antihipertensivo del captopril; probablemente
pueda ocurrir lo mismo con los inhibidores de la ECA.
Por su efecto en el balance ácido-base, los inhibidores
de la anhidrasa carbónica pueden incrementar
el riesgo de intoxicación por salicilatos en
pacientes que reciben grandes dosis de ácido
acetilsalicílico.
Bibliografía:
1.- Garcia GD y cols. Historia del medicamento. Ed.
Doyma. Barcelona. España. 1985.
2.- Goodman y Gilman: Las bases farmacológicas
de la terapéutica. Ed. Médica panamericana.
México D.F. 8ª ed. 1995.
3.- Historia de la medicina, desde la prehistoria hasta
el año 2000. Ed. Lune. Barcelona España.
1995.
4.- Barquin M. Historia de la medicina. Mendez Editores.
México. 1995.
5.- Crónica de la Medicina (1800 - 1899). Cuaderno
6. Bayer de México.
6.- Diccionario de especialidades farmacéuticas.
44ª edición. México. 1998.