No es novedad hablar de la polisemia del discurso, ni de la multipticidad de sentidos del significante globalización en nuestro medio. En el ámbito educativo, sin embargo, es relativamente reciente discutir este tema cuando las políticas modernizadoras nos invitan a pensar que los signos son precisos en su sentido, que hay lenguaje universal.La globalización ha sido conceptualizada de muchas formas, algunas más rigurosas y otras más ideologizadas. Se ha asociado a metaforas del tipo: aidea global (McLuhan), economía-mundo Weltwirtschaft (Braudel), tercera ola (Toffler), sociedad informática (A. Schaff), shopping center global, desterritorialización, fin de la historia (Fukuyama). Se ensayan imágenes extremas como la homogeneización cultural y económica versus la total desintegración, el mosaico, los particularismos sin nexos, etc.
Antes de comenzar quisiera conjurar una confusión posible con la siguiente aclaración: estar ética y políticamente en contra de una orientación como el neoliberalismo y la globalización no implica, a mi juicio, presentar aquí, ni en cualquier otro espacio de índole académico, un panfleto que satanice esos valores, desplegando una cadena de equivalencias que asocien neoliberalismo y globalización con diversas formulaciones del mal. Señalo lo anterior porque en un libro recientemente publicado en México, cuyos autores son N. Chomsky y H. Dietrich, puede leerse en la introducción de Luis Garrido la cadena de equivalencias siguiente: globalización » causa del empobrecimiento » causa de
la creciente desiguaidad » pone en riesgo el futuro de la humanidad; o respecto del neoliberalismo » totalitarismo » dogmatismo » causa la crisis de legitimidad de las instituciones políticas en América Latina. Chomsky, con cierta destreza en el uso de la ironía, despliega un alarde de autocastigo (hemos, los estadounidenses, hecho tal y tal) mediante una extensa descripción estructurada en forma mayoritariamente paratáctica donde construye el gran anti-modelo del neoliberalismo y la globalización. Probablemente el efecto de una intervención de este tipo sea mucho más impactante. Sin embargo, mi intención es hacer un análisis no un panfleto, aun a riesgo de dejar menos huellas de lo que me gustaría.
En este trabajo centro mi atención en las relaciones entre globalización y educación en el marco de la modernización educativa en México. Plantearé algunas consideraciones acerca de la globalización y sus sentidos, expondré algunas características mínimas de la modernización educativa en México y, finalmente, atenderé lo analítico para recuperar el tema y ofrecer tesis que propicien el debate.
Los planteamientos que a continuación presentaré se desprenden de un análisis de discursos sobre la globalización en tres espacios de enunciación: el académico, el oficial y el periodístico, con la intención de ver cómo opera este significante en la articulación del imaginario educativo contemporáneo.
1. Globalización
Este concepto, que en la actualidad está en las agendas de casi cualquier foro, tiene ya aigunos años de haber sido acuñado. En el ámbito de los economistas y los comunicólogos hace más de veinte años que se comenzó a usar. En las teorías económicas, en las de la comunicación y en las de los análisis historiográficos se empieza a hablar ya no tanto de internacionalización sino de globalización, sustituyéndose el significante y desplazándose ciertos rasgos de su sentido de un significante al otro.
Una acepción muy aceptada es la que se refiere a una concepción de la historia con base en la primacía de los sistemas económicos mundiales. La historia del capitalismo (Wallerstein) o la historia universal (Braudel) son reconstruidas, sin ignorar los acontecimientos locales, provinciales, nacionales, regionales e intemacionales, pero apuntando hacia el horizonte de lo que trasciende lo local, lo nacional, los continentes, en ciclos amplios: "la historia de larga y hasta larguísima duración [...] Más allá de los ciclos e interciclos, está lo que los economistas llaman (...) la tendencia secular", y lo que a Braudel le atrae son las estructuras estables, las cuales
caracteriza con su concepto "economía mundo", cuyas fronteras "cubren hoy toda la tierra con su lógica de maximización de la acumulación de capital sin avasallar totalmente las estructuras Estado-nación pero impregnándolas y reduciendo su autonomía relativa".
Otras versiones enfatizan el desplazamiento por diversos espacios geopolíticos, de formas equivalentes que van desde la monetarización hasta las preferencias culturales. Ello hace pensar en una especie de coherencia a escala mundial según se abren los espacios al intercambio. "En la medida en que esferas funcionales como la religión, la economía, la educación, la investigación, la política, las relaciones íntimas, [...] se desdoblan automáticamente, rompen las limitaciones del territorio social..."
En el ámbito educativo se ha formulado como la conceptualización y utilización real del planeta como un solo lugar de producción, mercado, competencia, etc., cuyos efectos son las formaciones globales políticas, culturales, económicas y militares (Dietrich, 1995). Asimismo, otro tipo de discurso crítico presenta la globalización como catástrofe cultural (Aronowitz, 1995), cuyo efecto tendencial es el acoso a las cultures diferenciales por un procesamiento comercial de degradación cultural homogeneizante, del cual tenemos que defendernos las culturas hostigadas local, regional, continental y mundialmente.
Un elemento frecuentemente presente cuando se conceptualiza la globalización se refiere a su relación con la modernización: se ha interpretado que un fenómeno concomitante a la modernización es la globalización. Por ejemplo, la teoría sistémica de Luhman incorpora en su discurso el occidentalismo, el capitalismo, la modernización y la evolución como elementos ordenadores de la dinámica global. Así, el sistema mundial tendería a configurarse como un todo articulado moderno mediante la evolución del capitalismo (occidental) a escala global. Otro elemento frecuente es el relativo a sus vínculos con el neoliberalismo. Para algunos es incuestionable que la modemización tiene como rasgo inherente la globalización del neoliberalismo como forma económica consecuente:
El trabajo hacia la construcción de una nueva sociedad más allá del Estado y del mercado tiene que partir necesariamente de la sociedad global capitalista en status nascendi. Por suerte para las naciones económicamente inviables, el efecto paralizante del colapso del socialismo, del posmodernismo y del neoliberalismo, sobre las energías espirituales creativas de la humanidad empieza a retroceder. Desde diferentes rincones del global village (sic) brotan nuevas iniciativasy paradigmas tendientes a superar la barbarie capitalista... Jurgen Habermas sigue su trabajo de Sísifo [...], Robert Kurz [...] ha planteado la necesidad de crear un tercer frente... (Chomsky y Dietrich, 1995: 183; el subrayado es mío)2. Modernización educativa
Aunque es una orientación promovida por los organismos internacionales para todo el continente, y especialmente para la región latinoamericana, me restrinjo a sus características mexicanas, sin desconocer que seguramente hay muchas similitudes con el caso argentino o cualquier otro de Latinoamérica, pero reconociendo también que cada contexto marca sus especificidades.
En México la modemización es un valor que comienza a generalizarse desde la implantación de la ilustración como orientación intelectual y se mantiene durante la reforma liberal de la segunda mitad del siglo XIX en adelante; es revalorizada en los programas revolucionarios y postrevolucionarios de principios del sigio XX y es reciclada a fines de los años cuarenta, al inicio de la guerra fría. No obstante, adquiere un énfasis especial que se condensa en su formulación como política educativa en las dos últimas décadas del siglo XX, adquiriendo un valor específico al formar parte del horizonte discursivo del neoliberalismo como orientación regional en el continente americano. En este contexto específico la modernización educativa es el nombre que adquiere el programa nacional de educación de la administración salinista. En este marco, su significado se despliega en valores, principios, instituciones, rituales, financiamientos que orientan las políticas educativas correspondientes.
Veamos algunas características básicas del programa oficial de la modernización educativa en México. Se inician los documentos con un diagnóstico del sistema, señalando problemas en las áreas de:
• insuficiencia en la cobertura y calidadSon tan visibles los problemas y hay tantas deficiencias en el sistema escolar mexicano que difícilmente habrían podido fallar en el diagnóstico. De manera consecuente con lo anterior, se derivan las orientaciones a ser enfatizadas por las poilíticas educativas. En tomo al significante retos se plantea una serie isomórfica a los cinco puntos del diagnóstico, pero ahora con orientaciones a perseguir:• desvinculación y repetición entre los ciclos escolares
• concentración administrativa
• condiciones desfavorables del cuerpo docentes
Los documentos plantean además medidas para afrontar los retos enunciados:• ampliación de la cobertura, redistribución de la oferta• elevación de la calidad: pertinencia y relevancia
• integración por ciclos
• desconcentración administrativa
• mejoramiento de las condiciones del docente
• para la ampliación de la oferta se propone la equidad ;
El gobiemo mexicano asume explícitamente que el liberalismo social es orientación filosófica de la modernización educativa. Con "liberalismo social" alude al neoliberalismo, cuya característica implica la exacerbación del economicismo educativo en diversas dimensiones: subordinación de lo educativo a Ias tendencias del aparato productivo, conceptualización de lo educativo como inversión (teoría del capital humano), liberación de la oferta a la demanda, uso del sistema escolar como contención para la demanda de empleo, etc.• para el reto de la calidad se plantea la reformulación de contenidos y planes ;• la integración del pre-escolar, la primaria y la secundaria en el ciclo básico ;
• para la descentralización se propone la delegación de responsabilidades por
entidad, municipios, etc., así como la participación social (maestros, padres de
familia, etc.) ;
• la revaloración del docente, salarios, organización gremial, carrera magisterial.
Cabe hacer algunas precisiones respecto de la forma como el neoliberalismo es actualizado en un país como México en función de la relación entre sociedad política y sociedad civil. Si bien el neoliberalismo involucra un adelgazamiento del aparato institucional y una apertura a la participación social, esto es, de la "sociedad civil", dadas las características culturales y políticas en un sentido amplio del término, quienes están actualmente y por tradición más organizados para intervenir en los espacios desocupados por el adelgazamiento del Estado, en el caso mexicano, son las fuerzas del conservadurismo. Entre las que están, por una parte, la iglesia católica en sus diferentes frentes: el clero político, las asociaciones civiles encabezadas por religiosos, muchas organizaciones de padres de familia, la iniciativa privada de orientación eclesiástica, inter alia, y por otra, las organizaciones empresariales nacionalistas y pro-estadounidenses, cuya acción se ha desplegado en el incremento de escuelas privadas de todos los niveles, con una competitividad cada vez más fuerte y legitimada, pues atienden una demanda que el sistema educativo oficial sería incapaz de cubrir.
El neoliberalismo, entonces, se articula en México con un conservadurismo de rancia tradición que se expresa en transformaciones de orden constitucional, cultural e institucional, combinado además con una condición hasta hace poco inédita en el país. La reforma política ha permitido la Ilegada a los gobiernos estatales de representantes de partidos políticos que hace quince afios habría sido impensable. Por ejemplo, ahora es posible encontrar gobernadores del Partido Acción Nacional (paradigma del conservadurismo en México) con la legitimidad de establecer orientaciones educativas claramente regresivas en el terreno moral, intelectual, cultural y político.
3. Globalización: significante nodal en la modernización educativa
Hasta aquí he planteado dos bloques temáticos: la globalización como tendencia histórica, de orden económico y comunicativo y la modernización educativa en Mexico, poniendo de relieve aigunos rasgos que se desplazan por ambas (por ejemplo, neoliberalismo, neoconservadurismo). Quisiera ahora hacer un ejercicio donde se anudan aigunos elementos y formas de operar que son análogos en los tres tipos de enunciados inicialmente apuntados (esto es, académico, oficial y periodístico).
La globalización aparece como un nudo, un significante que amarra y fija precariamente el campo de la modemización educativa, tanto desde la perspectiva de lo dicho con palabras, como desde la perspective de lo dicho sin palabras. Esta acción de fijar temporaimente el campo no está exenta de una función de cierre, de una totalización del campo. Es decir, los sentidos de la globalización circulan por significantes de índole diversa que van desde contenidos y programas
hasta la organización de estímulos académicos para el docente, pasando por la administración y gestión escolar, financiamientos, etc., que además ejercen una función ideológica, una promesa de plenitud y cierre del discurso, la imagen de un presente-futuro necesario. Ahora bien, reconocer la posición nodal de este significante en el entramado del discurso educativo es suficiente razón para que nos detengamos un poco en la aporía de, por una parte, su función de cierre, fijación,ilusión de totalización, etc., y por la otra, su carácter flotante y vacío, indecidible y contingente.
4. Significante flotante y vacío
Para entender la función de cierre y plenitud (esto es, lo ideológico) en el campo de los imaginarios colectivos se requiere visualizar la lógica de simplificación del campo social de la "equivalencia" y sus dos operaciones centrales: "flotación" y "vaciamiento". lmplica abordar con precisión, por un lado, la diferencia entre el equívoco, que es precisable sintagmáticamente por el contexto, y lo polisémico o ambiguo, cuya significación no se flja ni siquiera por el contexto. Y también, por otro, la relación entre significantes "vacíos" y "flotantes", dos términos que han tenido un uso considerable en la semiótica contemporánea y en la literatura post-estructuralista. A simple vista, un significante flotante aludiría a un excess de significado, mientras que un significante vacío, por el contrario, sería en último caso un significante sin significado. Pero si analizamos la cuestión más cuidadosamente, nos percatamos de que el carácter flotante de un significante es la forma sólo fenoménica de su vaciedad. Un significante como "globalización", por ejemplo, ciertamente es flotante: su significado será distinto en un discurso liberal, uno crítico (como el de Luis Garrido), uno socialdemócrata (como el de Felipe González) o uno conservador; variará de aquéllos concentrados en la economía (Wallerstein), a los que se ocupan de la historia (Braudel) o de los medios de comunicación (McLuhan).
Detengámonos en la forma como se estructura esta flotación. De acuerdo con Laclau (1996), en primer lugar, para que la flotación sea posible, la relación entre significado y significante tiene que ser ya laxa de suyo -si el significante estuviese amarrado a uno y sólo un significado necesariamente, no habría lugar para flotación alguna-. Así, la flotación responde al carácter relacional del signo y requiere de un vacío tendencial. Pero, en segundo lugar, el esquema de flotación requiere, además, de dos condiciones:
1) que el término flotante se articule de modo diferente a cadenas discursivas opuestas (de otra manera no habría flotación aiguna);Regresando a nuestro ejemplo, si el significante "globalización" es presentado como componente esencial del "mundo libre", la fijación del sentido del término no ocurrirá meramente por la construcción de una posicióndiferencial, sino haciendo de este significante uno de los nombres de la totalización de la sociedad que el "mundo libre" pretende alcanzar, y esto implica el establecimiento de una relación equivalencial con todos los demás términos en el discurso. Por una parte, "globalización" no es sinónimo de "neoliberalismo", "modernización" o "integración mundial", pero, por otra, lo que confiere su dimensión ideológica específica a un discurso del "mundo global" es que cada uno de estos componentes discursivos no está clausurado en su propia particularidad diferencial, sino que funciona también como nombre altemativo para la totalidad equivalencial cuyas relaciones constituye. Así, la flotación de un término y su vaciamiento son dos lados de la misma operación discursiva (Laclau, 1996). Esto nos ubica en los límites mismos de la discursividad porque:
2) que dentro de estas cadenas discursivas el término flotante funcione no sólo como componente diferencial, sino también como equivalencial vis á vis todos los otros componentes de la cadena.
Esto nos ubica en un "fundamento" del sistema de identidades relacionales que no es positivo sino de exclusión, de falta, y que no es unívoco sino indecidible, siendo ésta última característica constitutiva del sistema mismo de significación. Su carácter indecidible se observe en dos posibilidades:• la significación plena de globalización es estructuralente imposible• es muestra de la interrupción misma de la significación
• es, a la vez, condición de posibilidad e imposibilidad de la significación
• implica la exclusión o negatividad y la delimitación del sistema, por ello:
a) marca los límites entre lo interior y lo exteriorb) opera como fundante del sistema discursivo en cuestión
• primer significado: carácter diferencial de un elemento del sistema frente a los otros dentro del mismo sistema;
Si bien en el terreno de lo abstracto o como supuesto conceptual no es posible señalar a priori un contenido que ocupe el lugar nodal del significante vacío, es decir, de representante de su esencia ante otro discurso, el carácter diferencial y desigual del espacio y tiempo donde se posicionan estos elementos, hace que algunos tengan más probabilidad que otros para operar como articuladores. En las formaciones históricas el carácter no sólo diferencial sino además desigual de dichos elementos no puede ser soslayado. En este terreno sabemos que aigunos elementos alcanzan mayores posibilidades de encarnar el principio articulador, pero no cualquiera de ellos lo logra efectivamente. Es la práctica hegemónica lo que permite analizar cómo un significante logra ocupar esa posición. Por ejemplo, es más factible que globalización consiga articular en torno suyo discursos (y agentes que los sustentan) como el del neoliberalismo, la modernización, el fortalecimiento de la unidad internacional, al interior del discurso económico del capitalismo post-guerra fría; sin embargo, este significante tiene muchas menos oportunidades de hegemonizar a un discurso socialdemócrata o a uno radical.• segundo significado: carácter equivalente de un elemento con los otros del sistema frente a otro sistema o su pura exterioridad; cualquiera de sus elementos representa al sistema como totalidad (primacía de la equivalencia sobre la diferencia).
5. lndecidibilidad y contingencia
En los textos de referencia se ha observado la construcción de la globalización en términos de catástrofe absoluta, pero también como ilusión de universalidad, se ha formulado como la gran,amenaza pero también como destino ineludible, aigunos la plantean como proceso de homogeneización y otros la asocian con la dispersión y el caos.
Lo anterior, por una parte, se refiere a lo que Derrida (1987) conceptualizó como indecidibilidad de la estructura y, por otra, implica que la articulación de este significante es contingente, esto es, no hay ninguna certeza de en qué discurso va a ser nombrado y con qué otros se va a articular. Además, su uso ideológico precisa la dimensión de cierre del discurso de la globalización, tanto en su acepción de amenaza como en la de ilusión de plenitud, ya que a ambas subyace una asociación con el destino de la totalidad, sea éste valorado positiva o negativamente, perdiendo de vista la particularidad.
En un mundo en el que los procesos de globalización transgreden constantemente los límites de comunidades particulares, quedan fincadas condiciones históricas para el desarrollo de cadenas aún mas extensas de equivalencia, y en este sentido, para la expansión de la fragilidad. La producción de identidades sociales es resultado, en el mundo contemporáneo, del cruzamiento de lógicas contradictorias de contextualización y descontextualización: si la crisis de valores universales estables abre el camino para una creciente diversidad social (contextualización), entonces la moralidad frágil (descontextualización) también deviene a su vez progresivamente más importante (Laclau, 1996). Por ello, y considerando que los significantes operan en condiciones desiguales, cabría pteguntarse si en la propuesta globalizadora, en sentido histórico y geopolítico, ¿no existe una pretensión implícita de negar o al menos erosionar la particularidad, la diferencia y su potencial ético-político como sugiere Lyotard? No es difícil que así sea (y que Chomsky y LuisGarrido no se equivoquen en su juicio ético). Por ejemplo, cuando la economía de mercado es presentada en algunos discursos como el único contenido que puede brindar la plenitud a la comunidad y, en tanto tal, como el nombre mismo de dicha plenitud, se está obviamente haciendo una interpelación. Sin embargo, aceptar la interpelación no sólo nos Ilevaría a una visión pesimista sino, además, nos ubicaría de nueva cuenta en una posición que soslaya el carácter flotante, vacío, indecidible y contingente. Es nuestra prerrogativa aceptarla o deconstruirla.
Dice Furet que es esencial que devolvamos a la historia su carácter imprevisible, que dejemos de glorificar los sitemas en los que se encuentran explicaciones globales de su destino, en una suerte de substitución de la acción divina (1995:16).
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