NARRATIVE DEVELOPMENT: SIX APPROACHES

Michael Bamberg, Mahwah NJ, Lawrence Erlbaum, 1997, 278 pp.

Karina Hess Zimmermann*



 
 

En diversos campos de las ciencias sociales se ha visto que las narrativas permiten comprender varios procesos humanos, desde los puramente lingüísticos hasta los sociales y emocionales. Específicamente en el área del lenguaje infantil, la narrativa resulta ser un excelente indicador de desarrollo, por lo que se celebró el simposio de la International Society of the Study of Behavioural Development en Minneapolis en 1991 con la finalidad de hacer una revisión profunda de su campo de estudio. Narrative Development, de Michael Bamberg, es una recopilación de este evento que incluye seis de las ponencias reestructuradas con base en seis problemas centrales: la especificación del dominio de estudio, es decir, ¿qué es una narrativa?, la participación del niño en su desarrollo lingüístico y en la creación de su narrativa, el curso que sigue el desarrollo narrativo, la meta hacia la cual se dirige, los mecanismos involucrados en el proceso y la metodología empleada. El planteamiento de estos seis problemas le permite a Bamberg establecer un punto de comparación entre las diversas posturas teóricas presentadas en el libro.

En el primer capítulo se encuentra el artículo de Stein y Albro, "Building complexity and coherence: children’s use of goal-structured knowledge in telling stories". Las autoras abordan la narrativa desde una perspectiva cognoscitivista que sostiene que el niño se centra en habilidades cognoscitivas de causalidad, intencionalidad y dirección hacia una meta (goal-directed) para organizar el contenido y la estructura de su narración. Por lo anterior, toda buena narrativa, según Stein y Albro, debe poseer un protagonista animado capaz de realizar acciones intencionales que lo lleven hacia una meta y un desenlace, además de que debe reflejar "los valores sociales, creencias, dilemas y metas que subyacen y motivan a la interacción humana" (p. 6).

En su estudio las autoras trabajan con 54 niños de preescolar, tercer y quinto año de primaria, a quienes se les presentaron tres historias iniciadas que debían completar. Los resultados de la investigación muestran que la mayoría de las narraciones incluyen un personaje que dirige sus acciones hacia una meta, aunque las historias de los niños de quinto poseen más episodios que las de los menores, pues incluyen un obstáculo para la realización de la meta. También aparecen diferencias entre edades al analizar el tipo de relaciones conectivas utilizadas para unir episodios, así como en el manejo de los personajes y las relaciones entre éstos y las metas.

En general, el enfoque de Stein y Albro plantea ideas originales con relación a la metodología, al permitirle al niño la corrección de su narrativa y con ello la conciencia de su estructuración. El énfasis de las autoras se encuentra más en el aspecto psicológico que en el lingüístico, por lo que el análisis por categorías y elementos lingüísticos resulta un tanto pobre.

En el segundo capítulo, Bamberg presenta el artículo de Uta Quasthoff "An interactive approach to narrative development", quien define la narrativa como "un proceso interactivo en la comunicación cotidiana que se adquiere como producto de ciertos patrones de interacción adulto-niño" (p. 52). Basada en la etnometodología, la autora le da valor tanto al niño como a la situación contextual y a todos los participantes involucrados en la narrativa. Es por ello que sostiene que el desarrollo narrativo del niño se da por su interacción con el adulto. Al darle prioridad a la interacción comunicativa, Quasthoff subordina el desarrollo cognoscitivo al del lenguaje, por lo que no logra establecer con claridad el peso de lo individual versus lo social.

La autora trabajó con 20 niños de 5, 7, 10 y 14 años, quienes debían narrar un incidente observado previamente por todos ellos. Los resultados mostraron que muchas de las narrativas estaban co-construidas por el niño y el adulto, por lo que Quasthoff argumenta que los elementos de la interacción tienen un correspondiente en la planeación cognoscitiva del relato. Un análisis más profundo indicó diferencias por edad en el uso de implicaciones secuenciales globales, marcadores discursivos y discurso indirecto. Además, en las interacciones adulto-niño se destaca que el primero ajusta sus demandas y participaciones en función del nivel lingüístico del niño. Este ajuste generará mecanismos que, según Quasthoff, permitirán al niño desarrollar su lenguaje.

Este artículo presenta una perspectiva muy diferente a la de Stein y Albro al concebir a la narrativa como un producto de la interacción adulto-niño y no como un constructo individual. Sin embargo, las posturas no son necesariamente contradictorias, pues coinciden en el hecho de asignarle a la narrativa factores cognoscitivos y sociales.

Un artículo del mismo Bamberg es presentado en el tercer capítulo: "A constructivist approach to narrative development". Se trata de un estudio con bases constructivistas desde la lingüística funcional, que centra su análisis en la construcción textual pero, al mismo tiempo, toma en cuenta un segundo plano más general de la actividad narrativa: la creación de un orden moral (lo bueno y lo malo) a través de la coordinación de funciones y formas lingüísticas.

Según este autor, el análisis de la narrativa debe incluir dos elementos: el género narrativo, el cual altera el tipo de relaciones forma-función que se establecen en el discurso, y el punto de vista del hablante, directamente relacionado con la situación contextual. Por ello su estudio involucra preguntas personales del tipo "¿me puedes contar de alguna vez en la que te hayas sentido muy triste/enojado?" (primera persona), así como un análisis de narrativas en tercera persona con el cuento de las ranas (Frog, where are you?) en niños de 4, 5, 6 y 8 años. Los resultados de este último muestran que todos los niños le dan al protagonista del cuento una mayor relevancia, aunque se observan diferencias entre edades en el mantenimiento de la referencia y el uso de los tiempos verbales. Analizando la agencialidad, Bamberg encuentra que todos los niños centran la acción en el personaje principal, y que sólo los mayores expresan estados mentales internos de los personajes, así como evaluaciones desligadas de los eventos. En cuanto al análisis de la perspectiva en primera persona, los niños mayores, a diferencia de los menores, organizan sus respuestas de manera tal que se hace evidente que construyen su discurso con el fin de generar simpatía por parte del oyente.

Este trabajo hace un mayor énfasis en una base lingüística sólida y un análisis centrado en categorías lingüísticas. Sin embargo, la relación existente entre los planos discursivo y de orden moral resulta confusa, además de que el autor tiende a hacer aseveraciones muy comprometidas con un manejo poco claro de los datos.

En el cuarto capítulo, "Developmental and cross-cultural aspects of children’s narration", Bamberg presenta un resumen de McCabe sobre sus trabajos realizados durante dos décadas con Peterson. Las autoras definen narrativa como "una encrucijada lingüística de cultura, cognición y emotividad que sirve a las dos funciones de dar sentido (sense-making) y referencia a uno mismo (self-reference)" (p. 133). Recurren a las narrativas personales pues, según ellas, permiten vislumbrar elementos cognoscitivos y emocionales presentes en el lenguaje. Dichas narrativas son elicitadas por las autoras en situaciones de conversación adulto-niño, en donde el adulto sigue un "mapa conversacional" con la menor intervención posible.

Los resultados de los diversos estudios realizados por McCabe y Peterson muestran un desarrollo en la longitud de las narraciones y el uso de elementos estructurales de la narrativa (según el modelo de Labov y Waletsky), aunque el uso de conectivos causales y coordinantes no parece variar de acuerdo con la edad. Además, observan que la manera en la que los padres le piden al niño la información cuando éste narra tiene un impacto directo en la forma en que lo hará con otras personas. Finalmente, concluyen que existen grandes diferencias en los tipos de narrativas producidas por niños de diversas culturas, así como en las expectativas de los padres sobre las narrativas de sus hijos. Esto permite ver, nuevamente, la importancia del medio social en el desarrollo de las narraciones, como ya plantea Quasthoff en el segundo capítulo del libro.

El artículo de McCabe resulta ser muy importante para una definición de narrativa, pues hace ver que los modelos adoptados para el análisis narrativo están basados en la tradición primordialmente anglosajona. Para retomar una definición y metodología adecuadas para todos los niños, es necesario acudir a un enfoque más amplio, así como a un análisis más flexible. Desgraciadamente, las autoras todavía no presentan un modelo de análisis más abarcador que permita retomar todos estos aspectos en el análisis de las narraciones infantiles.

El quinto capítulo del libro lo representa el artículo "Children and narratives: toward an interpretive and sociocultural approach" de Nicolopoulou quien, después de hacer un excelente análisis sobre las posturas que estudian la narrativa, hace énfasis en un enfoque interpretativo y sociocultural, es decir, aquél que involucre factores interpretativos que "comprendan la actividad narrativa infantil como una forma de acción simbólica uniendo la construcción de la realidad con la formación de la identidad" (p. 180). Basada en Bruner, afirma que la narrativa es uno de los módulos esenciales para construir la realidad y que es meramente simbólica. Siguiendo a Feldman, agrega que los modelos narrativos compartidos dentro de un grupo permiten mantener la continuidad e identidad del mismo. Finalmente, mediante un análisis de Bakhtin y Vygotsky, llega a la conclusión de que los diversos géneros narrativos empleados por los humanos permiten la construcción del significado social.

Lo anterior lleva a Nicolopoulou a argumentar que el análisis de la narrativa infantil debe centrarse en el estudio de la manera en la que el niño la utiliza como una herramienta para captar la realidad y darle significado a la experiencia. Es por ello que obtiene muestras de niños de cuatro años a lo largo de un año escolar. Los resultados indican que las narrativas se desarrollan vertiginosamente en este tipo de medio y que existen estilos narrativos muy diferentes según el sexo, lo que le permite a la autora concluir que cada niño construye su narrativa de acuerdo con el sentido de identidad que busca dentro del grupo.

El artículo de Nicolopoulou, así como los de Quasthoff y McCabe, hace ver lo importante que es analizar la narrativa como un proceso cultural y social más que individual, lo cual implica metodologías diferentes a las presentadas en los capítulos anteriores. Paradójicamente, el estudio resulta débil en el aspecto metodológico, pues no hace referencia al tipo de análisis realizado y deja de lado los elementos lingüísticos involucrados en la narrativa.

El último capítulo "Self-narrative in the life course: a contextual approach", escrito por Hermans, presenta un enfoque un tanto diferente de los anteriores sobre el análisis narrativo: el psicoanalítico. El autor considera que las narrativas son un buen instrumento para estudiar el self, pues representan intentos humanos para aclarar o resolver activamente experiencias incoherentes o conflictivas. Siguiendo a Bruner, afirma que la narrativa puede ser vista como una forma básica de pensamiento, por lo que juega un papel primordial en la construcción del conocimiento y el desarrollo moral. Los temas de las narrativas, por tanto, se centran en dos rubros principales: en la construcción del self y en el contacto o unión con el medio u otras personas.

Con base en los conceptos teóricos anteriores, Hermans desarrolla como metodología de análisis para individuos mayores de 15 años la teoría de valuación (valuation theory), y estudia las experiencias del self dentro de sus narrativas.

Su artículo permite ubicar el desarrollo de la narrativa en un contexto humano más general, aunque, al no basarse en niños y al carecer de un análisis lingüístico, únicamente cubre algunos de los aspectos involucrados en el desarrollo narrativo.

Si bien cada uno de los seis capítulos de Narrative Development se basan en planteamientos teóricos y metodológicos diferentes, es posible establecer puntos coincidentes que permiten definir algunos de los factores más importantes del desarrollo narrativo. En primer lugar, todos los enfoques hablan, en mayor o menor medida, de la presencia de elementos cognoscitivos y sociales que influyen en el desarrollo. Por otro lado, todos enfatizan el hecho de que la narrativa es una vía de construcción de la identidad individual y social. Además, en todos se vislumbra la presencia de dos niveles interrelacionados dentro del desarrollo narrativo: uno ligado directamente al discurso mismo y otro con respecto a la relación narración-mundo. Es decir, existe un ir y venir permanente entre el desarrollo de las estructuras discursivas y el papel que juega la narrativa en la vida del niño. Por lo anterior, el libro de Bamberg resulta ser un texto muy importante para toda persona que desee incursionar en el ámbito del desarrollo de la narrativa, así como para los investigadores interesados en el desarrollo del lenguaje infantil en general.


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