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Estudios
genéticos de paternidad
más económicos en Biología UV
Edith Escalón |
Hacer
pruebas moleculares a bajo costo como un servicio social, el objetivo:
Verónica Domínguez-Martínez |
Con
la aplicación de técnicas de biología molecular
que permiten estudiar la composición genética de los
seres vivos, Verónica Domínguez, académica
de la Universidad Veracruzana (UV), ha logrado identificar “marcadores”
que permiten determinar relaciones de paternidad entre individuos
humanos, la propensión a enfermedades como la diabetes o
la obesidad y las características que definen la calidad
en ciertos cultivos agrícolas.
“Este tipo de estudios puede ser mucho más económico
y accesible para la población si se realiza con tecnología
y metodología propias. De hecho, la UV está en posibilidad
de ofrecer el servicio al sector salud, al agrícola y a la
población de bajos recursos”, comentó la investigadora
de la Facultad de Biología de Xalapa (FB-X).
Para apoyar esta propuesta, explicó que, contando con muestras
de sangre periférica de los miembros de una familia veracruzana,
implementando la metodología en su lugar de trabajo y prescindiendo
de los kits comerciales, ella misma pudo determinar, en el Laboratorio
de Biología Molecular de la FB-X, las relaciones de paternidad
entre tres generaciones de individuos, siguiendo una estrategia
más sencilla que la usada en este tipo de estudios.
Aseguró que resultados como éste, que ayudan a enfrentar
la paternidad irresponsable en Veracruz, se hacen en instituciones
gubernamentales y en laboratorios privados donde el costo de cada
prueba va de los 500 a los 800 pesos. “Nosotros estamos desarrollando
un paquete que permita hacer las pruebas moleculares a bajo costo,
como un servicio más de la UV a la sociedad, y sólo
podremos conseguirlo en vinculación con las áreas
que trabajan directamente con el sector salud”.
Salud
humana
Otra de las aplicaciones de estos estudios es diagnosticar la
tendencia al Síndrome Metabólico en cualquier edad,
un padecimiento que aqueja a más del 25 por ciento de la
población mundial actual, que se evidencia por obesidad
y diabetes, y que eleva al doble el riesgo de muerte y al triple
el riesgo de sufrir una enfermedad coronaria.
Aunque los malos hábitos alimenticios y las sustancias
que ingerimos (harinas fritas de baja calidad como las de frituras
en bolsas metálicas, las grasas saturadas como la manteca
y carbohidratos refinados como el azúcar blanca y caramelos)
son los principales causantes de este padecimiento, la herencia
es un factor determinante para la propensión, según
la universitaria; “por eso es fundamental saber si en nuestro
ADN se encuentra esa tendencia, y si somos más vulnerables
que otros a padecerla”.
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Para
precisar biomédicamente esta propensión, el grupo de
trabajo utilizó un marcador genómico probado previamente
en individuos europeos y japoneses. Ahora mismo, Domínguez-Martínez
y su grupo están analizando la variación entre esos
individuos y comparándola con una muestra de veracruzanos.
La académica dijo que este tipo de pruebas –denominadas
huellas digitales genómicas– se pueden utilizar para
investigaciones de farmacología y medicina forense, ámbito
propicio para analizar el impacto que está causando el consumo
de medicamentos y drogas de uso clínico. |
Verónica
Domínguez ha logrado identificar “marcadores”
para determinar relaciones de paternidad entre individuos humanos
y propensión a enfermedades como diabetes y obesidad. |
La
académica señaló que, de contar con biopsias
de individuos con ciertos padecimientos –como algunos tipos
de cáncer–, la metodología sería útil,
incluso, para establecer los cambios que paulatinamente llevan al
desarrollo de la dolorosa y temida enfermedad. “Ya estamos
implementado una nueva metodología para investigar los cambios
que sufren los factores de transcripción que deciden cuándo
un gen entra en acción o permanece ‘silenciado’
o inactivo”, comentó.
Investigaciones de este tipo pertenecen al campo de la Proteómica,
área de investigación en boga sucesora de la Genómica,
muy popular a raíz de que se descubrió el mapa del
genoma humano, un gran proyecto mundial al que, recientemente, se
incorporó Veracruz, luego de la firma del convenio de nuestro
gobierno con el Instituto de Medicina Genómica.
En entrevista, Domínguez-Martínez explicó que
los marcadores permiten localizar en el mapa genético de
los organismos vivos características no perceptibles por
otros medios y, con ello, arrojar datos más certeros que
otros estudios biomédicos. Esto es necesario para el diagnóstico
precoz y oportuno de muchos tipos de cáncer, en que son necesarios
los estudios de la Proteómica referidos.
Guanábana
de alta calidad
Los avances en el estudio de los marcadores genómicos nacieron
en el Laboratorio de Biología Molecular, luego de obtener
un financiamiento del CONACYT (de 1998 a 2001) para desarrollar
un marcador genómico de interés agrícola, que
resultó útil para ubicar ciertas características
que están presentes en todos los árboles de guanábana
de alta producción. Esto significa que, mediante estudios
moleculares, se pueden seleccionar plantas que porten el marcador
y, así, fomentar el mejoramiento genético y el rendimiento
agrícola.
“Si hacemos los estudios con marcadores genómicos,
la probabilidad de tener éxito en la selección se
eleva considerablemente, pues estamos hablando de estudios científicos
de alta precisión”, explicó Verónica
Domínguez, quien añadió que ya se han realizado
con éxito estudios con otros cultivos, como el chayote, la
caña y especies ornamentales como las gladiolas.
Para esta última especie, la investigadora logró,
en colaboración con Rosalba Ortega Jiménez, de la
Facultad de Ciencias Químicas de Orizaba, identificar plantas
mejoradas mediante radiación gamma. Junto con Cuauhtémoc
Velásquez Licea, también catedrático de Biología-Xalapa,
está usando la soya como un modelo experimental, y ya han
caracterizado a nivel molecular algunas variedades que tratan de
adaptar a condiciones de cultivo estresado, buscando obtener floración
precoz.
Los estudios de marcadores genómicos o moleculares pueden
utilizarse para mejorar ciertos cultivos y para implementar programas
de fitomejoramiento. Sólo falta hacer sensibles a los agricultores
sobre este ámbito de investigación, lo cual permitiría
la «certificación de plantas» mediante los criterios
que en otros países han elevado el ingreso del agro y que
pronto serán un requisito para la exportación. Domínguez
comentó que estas estrategias ya las siguen países
subdesarrollados como Cuba, sin embargo, “México permanece
a la zaga, a pesar de que tiene a los investigadores preparados
para desarrollar la tecnología”.
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