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Con
agua, arena, luz y fuego, y cobijados por un cielo pleno de estrellas,
los cinco integrantes del grupo artístico presentaron al
público veracruzano el conflicto entre el hombre y la naturaleza:
la lucha por un equilibrio que el primero rompe y la segunda alcanza,
en la que el agua destaca como elemento fundamental de la vida.
Varios monolitos de arena y lodo, una estructura metálica
con forma de árbol, esculturas diversas y más de 500
garrafones de agua potable distribuidos alrededor del escenario,
fueron los elementos con los que los actores de los Países
Bajos recrearon una isla paradisíaca formada de arena y agua,
“el último sitio en la tierra en el cual existe comunión
con la naturaleza”.
Utilizando el humor y nuevas formas de representar la convivencia
en la sociedad, Lunatics presentó en el performance la imagen
de una isla dominada por torres de arena y donde de un árbol
gigante, mítico, florece el agua como alegoría de
la vida.
Una noche, mientras escupían el agua y soplaban la arena
que se servían en platos, surge una fuga de agua de una de
las torres y aun cuando el rey intenta enviar mensajes de auxilio
en botellones que lanza al mar, nada se puede hacer y la torre se
cae. Junto con ésta se desploman muchos de los sueños
del reinado y empiezan a dañarse los frutos del árbol
de agua.
Luego de presentar el conflicto que surge por la escasez de agua
en el reino (metáfora del mundo) y de emular artísticamente
la desesperación, los problemas, la desconfianza, el pánico,
la codicia humana y los sentimientos negativos que genera la falta
de este elemento, el grupo de artistas europeos, refugiados en el
árbol de la vida, enviaron un mensaje de esperanza: después
de una lucha entre los elementos de la naturaleza, el árbol
recobra su fuerza y vuelve a fluir el agua, con ello, regresa la
unión al imperio.
La reflexión sobre la armonía entre la naturaleza
y los seres humanos fue, pues, el eje conductor de este espectáculo
que, con una peculiar y llamativa escenografía, logró
demostrar lo indispensable que resulta este líquido para
el desarrollo de la vida en la Tierra.
CADE,
una hermosa locación
Jacob Hogeweg, director artístico y escritor de la pieza,
afirmó que la decisión de elegir el lago mayor del
Campus para la Cultura, las Artes y el Deporte se debió a
que éste es «el lugar más hermoso de todas locaciones
que visitamos en México».
Recordó que ésta fue la segunda presentación
de Lunatics en México, ya que la primera visita que esta
compañía de teatro holandés hizo al país
fue durante la celebración del Festival Internacional Cervantino
2001, en la ciudad de Guanajuato, donde dieron a conocer mundialmente
la obra Sandman, performance relacionado con la arena y los sueños.
“Todas nuestras obras están inspiradas directamente
en los elementos de la naturaleza, y en el caso de Lunagua, en la
arena y el agua y su relación con la humanidad y la feminidad”,
explicó Hogeweg, quien también mencionó la
estrecha relación de su país de origen con la temática
de la pieza. “Este performance se centra en el típico
tema holandés”, dado que este país se construyó
sobre la tierra ganada al agua a través de diques, hecho
que, incluso, está representado en su escudo nacional.
Hogeweg aseguró que todas las obras de The Lunatics se representan
mejor en escenarios al aire libre y, de preferencia, en contacto
íntimo con la naturaleza. “Cuando se actúa en
escenarios naturales externos, el cielo es el techo y el paisaje
tu telón, entonces no hay límites para la actuación,
como a veces ocurre en los teatros y otros lugares cerrados“.
Inversión
del Gobierno de los Países Bajos
86 mil euros (casi un millón cien mil pesos) costó
al Gobierno de los Países Bajos, a través de la figura
del Príncipe Guillermo, traer a México el espectáculo
Lunagua, que en su premier mundial –con mil 500 asistentes–
inauguró una nueva etapa del CADE de la UV.
Esa suma cubrió los gastos de traslado del contenedor de
la compañía de teatro, en el que viajaron desde Holanda
–cruzando el océano Atlántico– todos los
adminículos, artefactos y demás elementos que fueron
utilizados en escena. Fue también el Gobierno de los Países
Bajos el que pagó el viaje de los 12 holandeses que integran
The Lunatics, entre artistas y miembros del equipo operativo y de
logística.
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