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Nutrición
UV propone reglamentar su uso
Ácidos grasos trans,
un enemigo silencioso para la salud humana
Alma
Espinosa |
Pasteles,
margarinas, galletas, donas, palomitas y sustituto de crema para café
son apenas algunos de los alimentos que, más allá de
ser una delicia para el paladar, son transportadores de los ácidos
grasos trans (AGT), los cuales están asociados a padecimientos
crónico-degenerativos.
A pesar de esta información, en México apenas se está
comenzando a investigar al respecto para determinar en qué
grado afectan a la salud los AGT y hasta qué punto es conveniente
su consumo. De hecho, en el seno de la Facultad de Nutrición
de la Universidad Veracruzana (UV) se formó un grupo de académicos
preocupados por investigar todo acerca de estas grasas parcialmente
hidrogenadas, grupo que ha ganado su primer batalla: llevar al Senado
de la República la iniciativa de ley para declarar en el etiquetado
de los alimentos que éstos contienen AGT.
El director de la Facultad y uno de los principales promotores de
la propuesta, José Luis Castillo Hernández, ofreció
una entrevista para Gaceta, con el fin de informar acerca de dichos
ácidos, de lo nocivo que pueden resultar para la salud y de
todos los pasos que se han dado para llegar al Senado, a través
de la intervención de la senadora Silvia Domínguez López,
quien el 13 de octubre de 2005 presentó ante el pleno un punto
de acuerdo en relación con los AGT.
Los ácidos grasos trans son –y así lo definieron
en el Senado– isómeros de ácidos grasos monoinsaturados
que se forman, por un lado, debido al metabolismo (bio-hidrogenación)
de grasas insaturadas en rumiantes; y por otro, en el proceso de hidrogenación
ampliamente utilizado en la industria alimenticia para aumentar el
tiempo de duración del producto y otorgarle estabilidad al
sabor. Estos ácidos son hipercolesterolémicos, es decir,
aumentan el colesterol LDL y reducen el HDL; además, se les
han atribuido efectos tóxicos. |
El
consumo de AGT está asociado a diversos males crónico-degenerativos,
como los padecimientos cerebrovasculares y cardiovasculares, e interfiere
en el tratamiento de las personas con diabetes mellitus tipo II.
Además, su consumo excesivo interviene en la función
mitocondrial, que es fundamental en todos los procesos celulares
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Los
AGT favorecen el aumento de los principales factores de riesgo relacionados
con la enfermedad cardiaca coronaria, al tiempo que incrementan el
riesgo de padecerla. También favorecen la resistencia a la
insulina; producen efectos sobre la lactancia materna, principalmente
a nivel metabólico, y propician la disminución de la
función mitocondrial. |
Aunado
a ello, el incremento del consumo de los AGT se relaciona con la obesidad.
Según datos de la Secretaría de Salud, en México
seis de cada diez personas son obesas, cifra que sitúa a nuestro
país en el sexto lugar mundial en la lista de obesidad. Y es
que, en los últimos 20 años, se ha observado una disminución
del 30 por ciento en el consumo de alimentos saludables, así
como un obvio aumento de productos comestibles que no tienen un aporte
nutricional adecuado. Asimismo, se han elevado los niveles de consumo
de alimentos y bebidas industrializados con alto contenido calórico
y ricos en grasas saturadas, al tiempo que se ha registrado una importante
disminución de actividad física, lo cual ha contribuido,
entre otros factores, a incrementar el número de personas obesas
a tal grado que este problema se ha convertido en uno de las más
graves para el sector salud.
¿Por
qué surgió la iniciativa de analizar los efectos de
los AGT en el seno de la Facultad de Nutrición?
En los últimos años se han realizado diferentes investigaciones,
muchas de ellas publicadas a través del Instituto de Salud
Pública y Nutrición de Harvard. En dichos estudios
se evidencia que el consumo de AGT está asociado a diversos
males crónico-degenerativos, como los padecimientos cerebrovasculares
y cardiovasculares, e interfiere en el tratamiento de las personas
con diabetes mellitus tipo II. Además, su consumo excesivo
interviene en la función mitocondrial, que es fundamental
en todos los procesos celulares. |
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Es
importante señalar que los ácidos grasos trans también
pueden ser transmitidos de madre a hijo mediante la lactancia. Investigaciones
recientes han revelado que, durante la maternidad, las mujeres con
altos niveles de grasas parcialmente hidrogenadas las pasan al feto
a través de la placenta; por ende, los bebés nacen con
contenidos de AGT; pero por si fuera poco, nacen con bajo peso.
Si tomamos en cuenta que algunos de esos padecimientos ocupan los
primeros lugares de mortalidad en las estadísticas de salud
internacionales y que los ácidos grasos trans son un factor
asociado, es importante evidenciar este problema, llamar la atención
y combatir el consumo elevado de los mismos. |
En
el mercado, hay una gran variedad de alimentos ricos en AGT, como
las margarinas, los pasteles que tienen cubiertas a base de chantillí,
los productos de panadería, así como las palomitas,
los sustitutos de crema para café y las galletas. Casi todas
las transnacionales y procesadoras de alimentos rápidos usan
estos ácidos, pero la población ignora que existen
y que están asociados a padecimientos que pueden provocar
la muerte |
¿En
qué momento se empezó a multiplicar la producción
de alimentos que contienen grasas parcialmente hidrogenadas?
En la década de los sesenta del siglo XX, estábamos
muy preocupados porque el consumo de grasas de origen animal estaba
asociado a enfermedades como la aterioesclerosis, por lo que se empezó
a recomendar un mayor consumo de ácidos grasos de origen vegetal.
Con el tiempo, la industria alimentaria, a fin de crear productos
con mejor presentación y mayor vida de anaquel, empezó
a hidrolizar los ácidos grasos de origen vegetal para obtener
una consistencia sólida (las grasas o mantecas de origen vegetal
son productos que contienen más niveles de AGT en comparación
con otros alimentos). De esta manera, se empezó a producir
toda una serie de margarinas bajas en colesterol –incluso con
la etiqueta de Light–, pero en aquel entonces no se sabía
sobre los efectos nocivos de dichos ácidos. Además
de las margarinas, ¿qué otros alimentos tienen altos
contenidos de ácidos grasos trans?
En el mercado, encuentras una gran variedad de alimentos ricos en
AGT, como los pasteles que tienen cubiertas a base de chantillí.
Los productos de panadería, así como las palomitas
y los sustitutos de crema para café están elaborados,
generalmente, a partir de mantecas vegetales. Las galletas están
cocinadas con ácidos grasos vegetales parcialmente hidrogenados.
Vemos, pues, que hay una gran variedad de productos alimenticios
que contienen esos ácidos, y cada vez son más, porque
aumentan el periodo de vida y dan mejor presentación y consistencia
a los alimentos.
También cabe señalar que con los aceites de origen
vegetal se pueden generar de manera doméstica AGT, y es que
cuando se calienta el aceite durante más de dos horas a una
temperatura de 180 grados centígrados se liberan esos ácidos.
Éste es sólo un ejemplo de procesos de elaboración
de alimentos que contribuyen a la producción de AGT.
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Nuestra
preocupación como académicos, estudiosos de la nutrición
e investigadores, es que en México se utilizan indiscriminadamente.
La mayor parte de las compañías transnacionales y procesadoras
de alimentos rápidos usan este tipo de grasas; sin embargo,
la población ignora que existe algo que se llama ácidos
grasos trans y que están asociados a padecimientos que pueden
provocar la muerte. |
Además,
cuando lees las etiquetas de los productos comestibles que venden
en tiendas o supermercados, puedes darte cuenta de que no declaran
el uso de grasas parcialmente hidrogenadas; incluso, algunas barritas
que llaman dietéticas también las contienen, al igual
que algunas bebidas dietéticas. ¡Esto es alarmante!
Por todo ello, y ante el abuso de los fabricantes y la ignorancia
de la gente, los académicos, quienes sabemos que tenemos un
compromiso con nuestra sociedad, tratamos de implantar una política
pública para regular el uso de AGT en la industria alimentaria.
¿De
qué manera han buscado implantar esta política pública?
En julio de 2005, nos reunimos durante tres días, en la Unidad
de Servicios Bibliotecarios y de Información-Xalapa de la
UV, los representantes de los cuerpos académicos de la Facultad
de Nutrición, del Instituto Nacional de Salud Pública,
de la Asociación Mexicana de Miembros de Facultades y Escuelas
de Nutrición, de la Universidad Autónoma Metropolitana
y del Instituto de la Nutrición para Centroamérica
y Panamá. También fueron una investigadora de la Escuela
de Salud Pública y Nutrición de Harvard y una representante
de la Organización Panamericana de la Salud, con sede en
Costa Rica.
La reunión tuvo el propósito de elaborar un punto
de acuerdo para regular el uso de ácidos grasos trans en
la industria alimentaria. Ahí se acordó un plan de
acción en el que informamos, puntualmente, sobre las enfermedades
asociadas al consumo de los AGT, los alimentos que los contienen
y la no obligatoriedad para declarar en el etiquetado de los alimentos
la presencia de estos ácidos.
Nuestro plan incluye, entre otras acciones, buscar que las autoridades
competentes legislen sobre el etiquetado de los alimentos para que
productores y empresarios den cuenta del uso de las grasas parcialmente
hidrogenadas. En segundo lugar, se planteó la necesidad de
crear una campaña masiva de orientación y difusión
acerca de los ácidos grasos trans y sus efectos en la salud.
Como tercer punto destacamos la importancia de generar investigaciones
sobre el tema.
¿Qué
efectos ha tenido el plan de acción?
Se lo dimos a conocer a la senadora por el estado de Veracruz, Silvia
Domínguez López, quien subió a la Cámara
de Senadores un punto de acuerdo para incluir en el etiquetado de
productos información sobre el contenido de AGT.
Ante esto, la Comisión de Salud y Seguridad Social solicitó
a la Secretaría de Economía, la Secretaría
de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación,
y la Secretaría de Salud que informen sobre las normas que
existen para regular el uso de AGT.
De antemano, nosotros ya revisamos y vimos que no hay una legislación
que obligue a declarar en el etiquetado el uso de dichos ácidos
en los alimentos. Tampoco hay una norma que diga cuál es
el máximo permisible de AGT en los productos alimenticios.
Sin embargo, este paso dado en el Senado obligará a quien
corresponda a regular todo esto.
Por su parte, para la Facultad de Nutrición-Xalapa es un
gran avance, ya que fue la que tomó la iniciativa de solicitar
que se reglamente al respecto. Además, con el apoyo de la
senadora Silvia Rodríguez, estamos en un punto tan importante
que nuestros esfuerzos serán de gran impacto para la salud
de la población mexicana.
En
un país que no lee, ¿qué tanto ayudará
el etiquetado de los productos para disminuir el consumo de AGT?
Paralelamente al trabajo relacionado con el etiquetado, realizaremos
–como segundo plan de acción– una campaña
masiva de difusión sobre los efectos de los ácidos
grasos trans y su asociación con algunas patologías.
Se pretende que la campaña sea nacional.
¿Cómo
difundirán la campaña?
Desafortunadamente, con las grandes modificaciones a la Ley de Radio
y Televisión, será más difícil tener
acceso a los medios para este tipo de campañas.
Ante esta situación, tenemos que buscar financiamientos y,
sobre todo, sensibilizar a la industria alimentaria para que participe
con su inversión. Estoy seguro de que si los empresarios
elaboran productos más saludables, éstos tendrán
mayor demanda, la cual se incrementará todavía más
si mantenemos a la población informada. Además, es
necesario dar a conocer el tema en todos los foros posibles. En
nuestro caso, la radiodifusora de la Universidad Veracruzana ya
está divulgando este tipo de información.
¿A
qué sector de la población se pretende informar?
Afortunadamente, la población rural e indígena es
la que menos consume grasas parcialmente hidrogenadas, dado que
éstas están más asociadas a los productos alimenticios
industrializados, los cuales son consumidos con mayor frecuencia
en la sociedades urbanas, principalmente en los estratos económicos
medios y altos. Por ello, los grupos urbanos son nuestro primer
objetivo. |
De
acuerdo con las investigaciones que se han desarrollado, ¿cómo
determinan qué productos contienen altos niveles de AGT?
Existen pruebas de laboratorio que determinan el contenido de los
AGT. Nosotros estamos trabajando en el Laboratorio de Análisis
de Alimentos de la Facultad, incluso, hay algunos proyectos de investigación,
por parte del cuerpo académico, para evaluar precisamente el
contenido de esos ácidos en determinados alimentos.
Por otra parte, tenemos la invitación de la Escuela de Salud
Pública y Nutrición de Harvard para que dos maestros
de esta dependencia se capaciten en sus instalaciones, para medir
los niveles de consumo de los individuos. |
En
Nutrición UV se creó un plan de acción que
incluye, entre otras acciones, buscar que las autoridades legislen
sobre el etiquetado de los alimentos para que productores y empresarios
den cuenta del uso de los AGT; crear una campaña masiva de
orientación y difusión acerca de estos ácidos
y sus efectos en la salud, y generar investigaciones acerca
del tema |
Una
de las pruebas consiste en obtener una muestra de grasa de la persona,
mediante determinada técnica, para cuantificar el consumo de
ácidos y el tiempo en que los ha consumido. Para esto se requiere,
además de equipo especial, entrenamiento para que los académicos
sean capaces de cuantificar en tres semanas el consumo.
También se necesitarán pruebas de laboratorio y análisis
de alimentos que identifiquen la presencia de AGT y, desde luego,
cuantifiquen los niveles. ¿Se
sabe ya qué cantidad de ácidos grasos trans se puede
consumir, sin que afecte la salud?
Por el momento, los investigadores no han llegado a un acuerdo;
de hecho, en los mismos países donde se realizan los estudios
se dan diferentes cifras. Por eso aún es necesario trabajar
para que, con base en investigaciones, establezcamos los límites
de ácidos grasos trans que debemos consumir. Por el momento,
la recomendación es consumir menos del uno por ciento del
valor calórico total.
¿Se
han hecho estudios en México para determinar nuestro consumo
de grasas parcialmente hidrogenadas?
No se ha hecho ese tipo de investigaciones. Nosotros estamos trabajando
para emprenderlas, y para ello nos vamos a capacitar.
Desde la Facultad de Nutrición de la UV, estamos despertando
el interés de investigadores nacionales mediante acciones
de difusión. Por ejemplo, en 2005 participé en la
Feria Nacional para la Seguridad Alimentaria y Nutricional, realizada
en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, donde presenté nuestros
avances. En marzo de 2006, se expuso nuevamente este trabajo en
el Congreso Nacional de la Asociación Mexicana de Miembros
de Escuelas y Facultades de Nutrición, que se llevó
a cabo en León, Guanajuato. El interés fue tal que
fuimos convocados para hacer una presentación en la Universidad
Autónoma de Yucatán; asimismo, nos invitaron a ir
a Argentina para participar en diferentes congresos. Con estas acciones,
hemos podido darnos cuenta de que los grupos más interesados
en el tema son, principalmente, el académico y el estudiantil.
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No
hay una legislación que obligue a declarar en el etiquetado
de los alimentos el uso de los ácidos grasos trans. Tampoco
hay una norma que diga cuál es el máximo permisible
de estos ácidos en los productos alimenticios. Sin embargo,
el paso que Nutrición UV ha dado en el Senado obligará
a quien corresponda a regular todo esto.
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¿Se
tiene alguna idea de qué país es el principal consumidor
de AGT?
Estados Unidos. El país vecino es el que tiene más investigación
y el que más consume esos ácidos (quizá existan
otros países, pero hasta el momento no se sabe); no obstante,
ya legislaron y, a partir de febrero de este año, el etiquetado
declara el contenido de AGT. |
En otras regiones, como Europa central, la transnacional McDonalds
ya restringió el uso de grasas parcialmente hidrogenadas
en la producción de sus alimentos, cosa que en México
aún no sucede.
¿Qué
elementos se podrían utilizar para sustituir las grasas que
liberan los ácidos?
Yo creo que no se trata de dar una receta de cocina para todos,
sino de especificar según el caso. Por ejemplo, una acción
que podría emprenderse en la industria de los pasteles es
que las cubiertas vuelvan a ser elaboradas a base de clara de huevo
y no de grasas vegetales parcialmente hidrolizadas. Pero, independientemente
de lo que se puede hacer en cada caso, la industria alimentaria
debe seguir las recomendaciones y tratar de utilizar lo menos posible
este tipo de ácidos, y si los utiliza, debe declarar su presencia
en los productos comestibles. Es increíble también
que haya bebidas con AGT. Por eso es que no puede haber una receta
general.
Lo que sí tenemos que hacer, en términos generales,
es recuperar nuestras prácticas alimentarias que con la modernidad
hemos ido perdiendo. Esto es, comer lo más natural posible,
incrementar nuestra ingesta de frutas, verduras, cereales, leguminosas,
disminuir el consumo de carnes rojas, dar preferencia a las carnes
blancas como el pollo y consumir pescado o mariscos por lo menos
dos veces a la semana.
Otras recomendaciones son disminuir el consumo de tabaco y alcohol,
practicar estilos de vida saludables e incrementar la actividad
física que, debido a la modernidad, hemos disminuido, pues
todo va siendo cada vez más mecanizado. Creo que ésta
es la clave fundamental para mejorar las condiciones de salud de
la población, lo cual es urgente porque las enfermedades
crónico-degenerativas están causando altos índices
de morbilidad y mortalidad con todo el costo económico y
social que tiene para nuestro país.
¿Por
qué representa un costo económico?
Porque este tipo de enfermedades aparecen a edades más tempranas.
Así se ha visto en la obesidad, que no sólo aparece
en personas más jóvenes, sino también en niños.
Lo mismo sucede en la diabetes mellitus, que está entre las
primeras causas de mortalidad.
Por todo ello, tenemos que promover estilos de vida más saludables
que vayan quitándole esta carga económica y social
a nuestro país, pues basta recordar que los presupuestos
destinados a la atención de la salud son cada vez más
escasos y que dichas enfermedades incapacitan a quien las padece,
además de que sus tratamientos son muy costosos y prolongados,
y deterioran la calidad de vida de las personas.
Para concluir, sería conveniente detallar la forma de trabajo
del cuerpo académico que labora en todo lo relacionado con
los AGT. |
El
cuerpo académico se llama Nutrición, Salud y Educación.
Tiene varias líneas de investigación, de las cuales
una gira en torno a los ácidos grasos trans. Entre las acciones
que hemos realizado están trabajar muy de la mano con la senadora
Silvia Domínguez y difundir información que tenemos
al respecto a la comunidad académica, porque la gran mayoría
desconoce el tema. Asimismo, damos a conocer el plan de acción
que elaboramos en julio de 2005 y estamos divulgando nuestros avances
en comunidades académicas de universidades nacionales; de hecho,
ya tuvimos presentaciones en la Universidad Autónoma de Tlaxcala,
entre otras. El siguiente paso será informar a la población
en general. |
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¿Quiénes
integran el cuerpo académico?
Lo conforman los maestros de tiempo completo de la Facultad de Nutrición,
además de técnicos académicos y por asignatura.
Entre los integrantes están Virginia Mateu, René Espinoza,
Rosa Guadalupe Herrera, Magdalena Álvarez, Yolanda Romero,
Dora González, Iralia Illescas, Antonio Sobrecueva, María
del Carmen Acosta, Catalina Cervantes y yo.
También participan en la investigación alumnos de
la experiencia recepcional; en otro momento, para la elaboración
de material didáctico, participaron estudiantes de la experiencia
educativa Proceso educativo aplicado a la nutrición. Dicho
material tiene como fin dar a conocer, de forma lúdica, los
efectos de los AGT. |
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