Enero 2003, Nueva época No. 61 Xalapa • Veracruz • México
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Fue brigadista en Coyopolan
Sedesol otorga reconocimiento
nacional a estudiante de la UV
Ángeles González

 

La Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) otorgó el Reconocimiento Nacional al Servicio Social Comunitario 2000 a Rafael Maldonado López, estudiante de la Facultad de Ingeniería en Sistemas de Producción Agropecuaria (fispa) de la uv en Acayucan, por el trabajo realizado en la comunidad de Coyopolan, municipio de Ixhuacán de los Reyes, donde con un grupo de mujeres promovió y coordinó la creación de un invernadero para la producción de hortalizas, así como una granja de pollos con un productor.
Maldonado López recibió el reconocimiento y 6 000 pesos dentro del marco de los programas Jóvenes por México y Lo que los mexicanos hacemos, de la Sedesol, en el auditorio Adrián Gilbert de la Universidad La Salle, en la ciudad de México, durante una ceremonia presidida por la secretaria de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota.
Rafael Maldonado fue propuesto ante la Sedesol para esta distinción por la dirección de Vinculación General, luego de participar como brigadista del programa de desarrollo comunitario impulsado en Coyopolan. Maldonado destacó las ventajas del sistema de enseñanza flexible promovido por su facultad: “El trabajo teórico y práctico simultáneo con la asesoría permanente de mis catedráticos me permitió una formación profesional y humana integral; hice mi servicio social adelantado, concluí satisfactoriamente mis estudios y me titulé con una tesis basada en mi trabajo con la comunidad: Granja integral en la comunidad de Coyopolan, municipio de Ixhuacán de los Reyes”.
Maldonado López se destacó por su interés y entrega al programa, en el que logró la confianza de un grupo de 32 mujeres de la comunidad para iniciar el invernadero. “Son mujeres totalmente emprendedoras, trabajan mucho, aparte de ser el pilar de su familia incitan el desarrollo tecnológico en su comunidad porque siempre están abiertas al cambio, saben lo que quieren y son muy participativas”.
Explicó que estos programas funcionan con las mujeres porque los señores y jóvenes salen de la comunidad a trabajar en el corte de café, la albañilería y la carpintería; algunos se quedan en la comunidad pero se dedican a sus parcelas. “La idea inicial era una granja integral comunitaria, pero se decidieron por un invernadero. Con el apoyo de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan), el Instituto Veracruzano de Desarrollo y la uv cultivamos rábanos, lechuga, acelgas y calabazas. El abono utilizado fue orgánico, producido por sistema de lombricomposta, utilizando los desechos de las hortalizas y estiércol de los pollos de granja”.
La granja de pollos fue resultado del trabajo de Marcelino Matla, representante del comité comunitario, quien también fue apoyado por la Sefiplan: “Mi trabajo fue asesorarlo en la construcción de la granja, el sistema de sanidad para evitar infecciones en los pollos y su cuidado general, como evitar el estrés en los animales, ya que esto influye en que coman menos y no transformen el alimento. Lo importante aquí fue el flujo energético, ya que la inversión fue mínima: la granja la hizo con material de desecho de los aserraderos, lámina de cartón y lonas. También trabajamos la producción de pastos forrajeros con un grupo de ganaderos de Tlalchi. Son pequeños productores de dos o tres cabezas de ganado, el que más tiene cuenta con 11 vacas, además de chivas. En esta temporada se quedan sin pastos debido a las heladas y tienen que comprar las pacas hasta Perote, por eso la necesidad de que ellos produzcan y procesen el forraje”.
Rafael Maldonado explicó que decidió cursar sus estudios en la fispa para lograr una formación integral: “No busqué ser agrónomo ni veterinario, sino ingeniero en sistemas integrales. Es necesario promover entre los productores del campo sistemas de producción que integren varios cultivos y ganado, dejar el monocultivo y aprovechar al máximo los recursos, además de asegurar la venta directa al consumidor para evitar el coyotaje y lograr que las ganancias se queden con el productor”.
Destacó la oportunidad que tuvo de trabajar con un equipo multidisci-plinario de brigadistas: “Conviví con una enfermera, trabajadora social, químico, nutriólogo, médico y odontólogo, algo que no se da en otros programas de servicio social; trabajaba tres semanas en comunidad y una en la facultad. Fue muy importante la disposición de mis catedráticos, quienes revisaban los trabajos que presentaba y me daban asesoría, pues mis trabajos partían de las necesidades que planteaba la comunidad, eran de tipo participativo y basados en la convivencia con mis compañeros”.