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Aseguró
el rector Víctor Arredondo:
Los partidos políticos, más preocupados
por la coyuntura que por el bien común
Álvaro Belin Andrade
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En
México, sin excepción, todos los partidos políticos
se guían más por los asuntos de coyuntura que por ofrecer
propuestas que permitan enfrentar los grandes temas nacionales, aseveró
el rector Víctor Arredondo.
Invitado por la Comisión de Biblioteca y Asuntos Editoriales
del Senado de la República a la presentación del libro
Portal del futuro, del senador Fidel Herrera, Arredondo lamentó
que la pugna partidista reciente en México no demuestre consistencia
lógica y menos argumentación seria, sistemática,
objetiva, basada en indicadores y datos que puedan ser verificables.
En el auditorio del Museo de Antropología de Xalapa, el rector
dijo que si revisamos en los medios de comunicación cuáles
han sido los enfoques y fundamentos utilizados para apuntalar las
distintas posiciones sobre un tema, observamos que reflejan más
bien intereses ocultos, aunque en ocasiones bastante manifiestos y
hasta tendenciosos, de las distintas partes involucradas.
Por ello, es común que el debate sobre los temas inherentes
a las políticas públicas refleje los intereses contradictorios
de los diferentes sectores y grupos sociales, más que fundamentos
sólidos que apunten al bien común. No en todas
las ocasiones se aplica el mismo criterio, la misma tabla de valores,
la misma posición.
A ello, dijo, se agrega un hecho más preocupante: que
además de los debates públicos basados en conceptos
huecos y en argumentaciones poco sistemáticas, se recurra,
como estrategia, a la descalificación sin fundamento, a la
calumnia, a la acusación sin pruebas y al manejo distorsionado
de la opinión pública a través de argucias que
olvidan los elementos fundamentales de la ética informativa.
En lugar de apostarle a la madurez en la argumentación cívica,
señaló Arredondo, los distintos sectores se ven más
preocupados por sus propios beneficios de corto plazo, en contraposición
al bien común.
Lo que se aprecia en el fondo es que, más que aspirar
a elevar el nivel de los debates, a acrecentar la conciencia y el
conocimiento popular sobre los grandes temas de la agenda nacional,
la polémica se ha centrado en objetivos y beneficios de corto
plazo.
Si prevalece esta circunstancia, alertó, México no
será capaz de dar el necesario paso hacia la verdadera justicia
social y la conciencia popular que se requiere para activar una verdadera
vida democrática que se caracterice por una prosperidad sostenida.
Ante ello, propuso un verdadero cambio en los enfoques y criterios
aplicables a las decisiones y políticas públicas, y
que los protagonistas hagan un esfuerzo serio y sostenido para mostrarse
como entes pensantes que recurren al análisis sistemático
y objetivo de los fenómenos y acontecimientos.
Recomendó a los dirigentes políticos que apliquen la
crítica y la auto-crítica reflexiva encaminadas a la
verdad y el bien común y que, con actitudes no dogmáticas
y de apertura intelectual, sean capaces no sólo de la
tolerancia a lo diferente, sino de la aceptación y reconocimiento
de los demás, incluidos sus contrincantes, por su contribución
intelectual.
En síntesis, añadió, hombres públicos
que puedan ser objeto del escrutinio intelectual público y
ético; hombres que engrandezcan y eleven las importantísimas
tareas de gobierno y que contribuyan al enriquecimiento y preservación
de la vida legal.
Corresponderá a los políticos en lo individual y a través
de sus organizaciones y partidos, insistir en la tarea de elevar
la conciencia pública y contribuir al debate nacional mediante
argumentos de sólido cimiento y objetividad verificable.
Dijo por último que, en la medida en que avancemos en ese camino
nuestra sociedad, la Nación misma encontrará condiciones
adecuadas para mejorar la calidad de vida y las perspectivas de todos
los mexicanos. |
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