de México, Autónoma Metropolitana, de Yucatán
y de Chiapas– asistieron arquitectos, ambientalistas, antropólogos,
académicos y estudiantes, quienes conocieron los análisis
y las discusiones que sobre dicho tema desarrollaron destacados
especialistas. En el seminario se realizaron paneles (en la Facultad
de Arquitectura) y un taller que concluyó con una práctica
de campo en el municipio de Ixhuacán de los Reyes, donde
se propuso llevar a cabo un diagnóstico y una propuesta urbano-arquitectónica.
En la primera jornada, los participantes coincidieron en que el
servicio que presta la mayoría de los alumnos de las universidades
en nuestro país está muy alejado de ser una práctica
social. De ahí la importancia de organizar actividades y
foros de discusión encaminados a sentar las bases para un
giro en la orientación de la enseñanza de la arquitectura,
que revalore la práctica en condiciones reales e impulse
el desarrollo social sustentable en comunidades marginales urbanas
o rurales.
“Las estadísticas muestran que en este momento hay más
de 70 000 estudiantes en escuelas de arquitectura, y que existen
más de 145 escuelas donde esta carrera se imparte. Además,
si consideramos que el egreso es de 7 000 estudiantes cada año,
podemos darnos cuenta de que si estos jóvenes buscan trabajar
en megaproyectos, como ha pasado tradicionalmente, no van a encontrar
oportunidades laborales de este tamaño simplemente porque
no hay un mercado tan extenso”, dijo Pedro León Monjaraz,
de la Universidad Autónoma Metropolitana (uam).
Monjaraz, quien ha sido premiado en varias ocasiones por sus proyectos
de vivienda en comunidades marginales, aseguró que el objetivo
de encuentros como éste es justamente darle un nuevo enfoque
a la enseñanza y a la práctica de la arquitectura,
para que los estudiantes puedan cambiar sus expectativas laborales
y contribuyan con sus ideas a la búsqueda de soluciones arquitectónicas
en comunidades rurales o urbano-marginales.
Salvo el caso de la uv y de algunas otras instituciones –reconoció–,
en la mayoría de las escuelas prevalece una arquitectura
de elite que difícilmente se dirige a la población
de escasos recursos, por lo que muchos egresados carecen de conocimientos
para analizar y realizar proyectos de vivienda para este sector
social. Por eso, llamó a los universitarios a reo-rientar
la docencia y la práctica profesional, y a mejorar la preparación
técnica de los estudiantes para formar arquitectos polifuncionales
que no se limiten a diseñar grandes edificios, sino que además
sepan resolver las necesidades de grupos marginados en materia de
vivienda.
Necesario, recuperar el sentido ético del servicio social
En los inicios de la Universidad en México se estipuló
que los estudiantes debían ofrecer a la sociedad un servicio
con conocimientos y capacidades que, al mismo tiempo, sirviera como
un instrumento de aprendizaje. Por desgracia, esta intención
se ha perdido con el paso de los años, pero el hecho ha llamado
la atención de personas vinculadas al ámbito educativo.
La anuies, por ejemplo, creó un documento que engloba lo
que debe ser la educación universitaria en el año
2020, en el que se consigna que el servicio social debe ser parte
real de la estrategia educativa y debe propiciar la solidaridad
con los grupos sociales menos favorecidos.
Actualmente, el servicio social está lejos de contar con
esas características, señaló Mario Fernández
de la Garza, director de Vinculación de la uv, por lo que
llamó a que se recupere el sentido ético del servicio
social y a que se incorpore a los planes y programas de estudio
como una verdadera estrategia educativa.
En el panel “Servicio social y vivienda rural”, Fernández
de la Garza reconoció que para llegar a esa visión
del 2020 se deben sortear muchos obstáculos, pues el servicio
social enfrenta grandes problemas como desconocimiento de su función,
filosofía, objetivos e importancia, así como falta
de impulso a los alumnos para que participen en proyectos comunitarios
y escasez de académicos que quieran colaborar como tutores.
Además, el servicio social es considerado, por un lado, como
una actividad orientada a los aspectos administrativos y desvinculada
de los programas de estudio y, por otro, como un requisito para
la titulación.
En consecuencia, se pierde el fundamento ético del servicio
social y, con ello, los temas que se desarrollan en la mayoría
de los proyectos y programas institucionales pierden significado
y se vuelven intras-cendentes.
Admitió que en las universidades existe una enorme dispersión
de proyectos, pues hay tantas como pres-tadores de servicio. El
problema es que dichos proyectos surgen de la actitud voluntariosa
de la gente y, por consiguiente, no están bien estructu-rados
ni están fundamentados en un valor ético, en una proyección
o en una comprensión profunda de lo que es el servicio social.
Fundamental, el papel de los arquitectos en casos de desastre
En el panel “Atención a la vivienda en casos de desastre”,
Stolarski Rosenthal indicó que, a raíz de los sismos
ocurridos en 1985 en la ciudad de México, el Gobierno federal
le dio el reconocimiento a la figura del damnificado y fue a partir
de esa fecha que autoridades de todos los niveles se dieron a la
tarea de realizar un programa que atendiera oportunamente las contingencias
recurrentes que afectan –en la mayoría de los casos–
a la población de escasos recursos.
Se creó el Fondo para Desastres Naturales mediante el cual
el Gobierno federal ha podido apoyar a los estados del país
afectados por fenómenos naturales.
Señaló que, en caso de desastre el trabajo de los
arquitectos es de gran importancia, ya que son ellos quienes deben
evaluar los daños, iniciar la reconstrucción de viviendas
y conocer las reglas de operación del gobierno federal. No
obstante, las distintas etapas de un siniestro sólo pueden
ser atendidas con la labor de equipos multidisciplinarios.
Stolarski consideró necesario replantear las acciones que
los gobiernos ejecutan ante contingencias, solicitar que el plan
de desastres del Gobierno federal deje de ser tan rígido
y pedir que se actúe de manera rápida y efectiva en
la reconstrucción de ciudades devastadas, ya que todavía
existen viviendas que, meses después de haber sufrido daños,
apenas han sido evaluadas para acceder a los recursos del fondo.
Exhortó a los alumnos a que se acerquen a la práctica
de la construcción emergente de viviendas, pues es preciso
conocer qué se está haciendo al respecto y saber que
no sólo se da remedio a una situación, sino que también
se contribuye con la edificación de futuras comunidades y
ciudades.
Se
pierde la riqueza de la arquitectura vernácula
La riqueza de la arquitectura vernácula ha sufrido grandes
transformaciones a través de los años, causadas por
los mismos habitantes, por la escasez de materiales naturales y
por los arquitectos que no cuentan con una educación conservacionista
del patrimonio cultural. Para resarcir este problema actualmente
se ha emprendido un gran movimiento encaminado a que las nuevas
generaciones de arquitectos conozcan lo que es la arquitectura vernácula
y elaboren propuestas para la preservación del patrimonio,
expuso Ramón Bonfil Castro, actual presidente del International
Council on Monuments and Sites (icomos) México, durante su
participación en la mesa “Arquitectura vernácula
en la vivienda rural”.
Comentó que en México estamos acostumbrados a menospreciar
a los indígenas y ellos, en consecuencia, quieren dejar de
serlo tanto en su aspecto como en su comunidad. Es por ello que
en la edificación de sus viviendas dejan atrás la
arquitectura y los materiales tradicionales para introducir los
marcados por los estándares sociales.
Ramón Bonfil recordó que cuando era estudiante nunca
le inculcaron conocimientos acerca de la protección al patrimonio
cultural, lo cual es un grave error, ya que la falta de información
sobre el tema propicia que los arquitectos se conviertan en los
principales depredadores del legado cultural.
Para hablar de un caso específico de hábitat vernáculo,
Pablo Chico Ponce de León, académico de la Universidad
Autónoma de Yucatán (uady), presentó un trabajo
sobre la arquitectura vernácula y popular del poblado Dzeal,
Yucatán, realizado por un grupo de profesores que se enfocó
al estudio de la transformación que han sufrido los solares
yucatecos.
El jefe de la Unidad de Posgrado e Investigación de la Facultad
de Arquitectura de la uady comentó que el hábitat
vernáculo yucateco existe desde hace 2 000 años, por
lo que constituye una tradición constructiva milenaria, sin
embargo, pese a su importancia y riqueza cultural, esas edificaciones
presentan un evidente deterioro.
Chico Ponce de León dijo que los solares fueron ideados específi-camente
para los habitantes del lugar, con base en sus necesidades y comodidad,
pero estas ventajas se han quedado rezagadas para dar paso a las
nuevas estructuras que poco ayudan a propiciar un clima adecuado
y dejan a un lado el factor utilitario. Por ello, destacó
la necesidad de crear un equipo de trabajo integrado no sólo
por el arquitecto y los artesanos, sino también por el usuario.
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