una medicina integral que incluya los factores sociales como determinantes
en los estados de salud y enfermedad.
Seppilli, cuya trayectoria motivó la propuesta del Instituto
de Investigaciones Histórico Sociales de que se le distinguiera
con el máximo reconocimiento universitario, aseguró
que los factores económicos, sociales y psíquicos, entre
otros, repercuten en el estado de salud y enfermedad de la población;
a pesar de ello, dichos factores han sido olvidados por la medicina
occidental, la biomedicina, cuyos aportes dijo no rechazar aunque
propuso asumirlos como uno de los elementos que conforman un sistema
de salud integral.
En presencia del rector Víctor Arredondo y del secretario de
Educación y Cultura, Juan Maldonado Pereda, Sepilli señaló
que las aceleraciones sociales de los últimos años han
provocado consecuencias en el sistema nervioso central; de hecho,
la depresión es la neurosis fundamental de nuestra centuria,
tal y como en el siglo XIX la histeria respondía a las presiones
y a la moral de la época victoriana.
Los postulados de la antropología médica rebasan la
visión unidimensional de la medicina convencional practicada
en Occidente, por lo que, sostuvo, una visión multidimensional
de los factores que inciden en la enfermedad debe contemplar, por
ejemplo, la transformación del estatus del enfermo y la manera
en como vive la enfermedad.
Seppilli, quien se ha desempeñado como catedrático en
las Universidad de Roma, en el Instituto de Arte de Florencia y en
algunas casas de estudio de España, además de ser profesor
de doctorado en Siena y Cagliari, explicó que el dolor se vive
de diferentes maneras y que ello implica una modificación en
la relación médico-paciente, donde la biografía
de este último, sus problemas personales y la repercusión
de la práctica social en que está inmerso deben ser
factores determinantes para el tratamiento de la enfermedad. Es más,
destacó, los factores sociales deben ser considerados en términos
de prevención por los responsables de la salud pública,
quienes deberían procurar una modificación en los estilos
de vida de la población y en la estructura de la sociedad.
Una política sanitaria es aquella que modifica la manera
de vivir en nuestros países.
Advirtió que la medicina occidental abrió una paradoja
cuando erradicó las infecciones con los antibióticos
pero generó nuevas enfermedades: Después de derrotar
las infecciones, la medicina occidental pensó que podría
derrotar todas la enfermedades. Eso fue una utopía.
La práctica convencional de la medicina, indicó, produjo
una hiperespe-cialización cuyo objetivo es saber todo sobre
nada; una hipertecnificación que provocó que el médico
visitara menos al paciente, y una hiperburocratización donde
las relaciones del médico son con los órganos del paciente
y no con el paciente, lo que significó un detrimento del sentido
humano en esta relación.
Afortunadamente, las medicinas tradicionales están empezando
a ser consideradas en el mundo, lo cual significa una modificación
en el monopolio de la biomedicina, dijo el también especialista
en etnopsiquiatría, aunque advirtió que los médicos
egresados de la universidades occidentales tienen vastos conocimientos
biomédicos mas no toman en cuenta el lado social de la enfermedad
ni otros sistemas médicos.
En este sentido, Seppilli, cuya obra está integrada por más
de 500 publicaciones entre libros y artículos especializados,
afirmó que es necesaria una integración de los conocimientos
médicos occidentales y tradicionales de las distintas culturas
para crear una medicina integral que considere los factores sociales
que intervienen en los estados de salud y enfermedad y en las subjetividades
del paciente.
La
educación superior debe sintetizar lo propio con lo universal:
Arredondo
En el mundo contemporáneo, la educación superior debe
tener la capacidad y el cuidado necesarios para destacar los valores
centrales de las culturas nacionales, sintetizando lo que nos da
unidad nacional, y estar abierta a lo que viene del mundo, a aceptar
la diferencia y promover la tolerancia, propuso el rector Víctor
Arredondo, durante la ceremonia en que entregó el doctorado
Honoris Causa a Tullio Seppilli, quien preside la Fundación
Angello Celli para una Cultura de la Salud.
En la apertura del XXV Congreso Internacional de Americanística,
organizado por la UV y el Circolo Amerin-diano, Arredondo aseguró
que el desarrollo del conocimiento en la humanidad puede y debe
ser patrimonio de la raza humana y destacó que la UV reconoce
en Tullio Seppilli al investigador y académico cuyo desempeño
profesional trasciende latitudes. Su espíritu altruista
lo llevó a fundar diversos institutos para el estudio de
la antropología y ha tendido puentes entre América
y Europa para lograr un conocimiento profundo del hombre y sus raíces.
Distinguió algunas similitudes de época y disciplina
entre el homenajeado y el ex rector Gonzalo Aguirre Beltrán,
pionero de la antropología mexicana. En un significativo
paralelismo, Tullio Seppilli crea, en 1956, el Instituto de Etnología
en la Universidad de Perugia, Italia, el cual se trasforma en 1958
en el Instituto de Etnología y Antropología Cultural.
Casi al mismo tiempo, otro ameritado científico y humanista,
el doctor Gonzalo Aguirre Beltrán, entonces rector de la
uv, crea en 1957 la Escuela de Antropología y el Instituto
de Antropología con su museo anexo, transformado en el actual
Museo de Antropología de Xalapa.
El rector de la UV destacó las aportaciones de Seppilli en
materia de antropología médica que busca analizar
y considerar los factores biológicos, sociales y subjetivos
que intervienen en los estados de salud y enfermedad del hombre,
aspecto en el que halló otro paralelismo con Aguirre Beltrán.
Otra de las líneas con aportes significativos del doctor
Seppilli ha sido la Antropología Médica, dada la diferenciación
con que se han asumido los conceptos salud-enfermedad en sociedades
que combinan lo que ahora se ha dado en llamar la cibercultura con
los mitos y las tradiciones. Y es aquí donde encontramos
nuevamente el vínculo entre Seppilli y Aguirre Beltrán.
La Antropología Médica es abordada desde tres modelos:
el académico-científico, el alternativo y el de autoatención.
Es importante resaltar que ambos buscan una integración que
respete la identidad cultural de los grupos sociales, independientemente
de sus tradiciones lingüísticas, ecológicas e
histórico-culturales. Así, América y Europa
ofrecen un amplio horizonte interpretativo para sus hallazgos en
esos campos.
Arredondo resaltó el proceso de integración entre
las medicinas occidental y tradicional que plantea la Antropología
Médica y afirmó, en este sentido, que el papel de
los universitarios es reconocer la dimensión cultural del
sincretismo de los diferentes grupos que conforman la sociedad y
aseguró que sólo a través de la cooperación
internacional y la participación comunitaria podremos enfrentar
los retos que plantea la globalización y las demandas de
los grupos sociales.
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