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El grabado tiene una larga historia en cuanto a ilustraciones de
textos se refiere; además, junto con la litografía,
ha sido el medio preferido de notables artistas internacionales
como Gustave Doré, Honoré Daumier y Francisco de Goya,
o de creadores nacionales como Diego Rivera, Justino Fernández
y Leopoldo Méndez, artistas todos que hicieron de esta disciplina
una manera de perpetuar el arte.
El estado de Veracruz también está conformando su
propio capítulo para anexarlo al libro del grabado mexicano,
y en este proceso el Taller de Grabado de la Facultad de Artes Plásticas
de la Universidad Veracruzana desempeña un papel importante,
debido al número de jóvenes que en su seno se han
ido formando y, en consecuencia, a la cantidad de actividades que
el taller ha llevado a cabo para promover y difundir en numerosos
espacios las obras que en él se producen.
Integrado por estudiantes de diferentes grados, el taller ha estado
presente de manera constante y con muy buenos resultados en varios
concursos y salones de estampa, tanto nacionales como internacionales,
así como en exposiciones colectivas.
Los grabados que ilustran el presente número de Gaceta fueron
realizados precisamente por alumnos del taller, cuyas trabajos figurativos
y abstractos fueron elaborados en diferentes técnicas
y con distintas temáticas, que van desde los paisajes xalapeños
realizados en linóleo por Carlos Garibay, a las configuraciones
abstractas de Uriel Marín y de Ricardo Martínez, quienes,
mediante la técnica del aguafuerte y aguatinta, encuentran
en la riqueza de las texturas y en la profundidad del blanco y negro
un diálogo íntimo con el metal.
La xilografía es el medio elegi-do por Roberto González,
Nicolás Guzmán y Luis Amador, cuyas imágenes
son acaso un pretexto para recordarnos uno de los periodos más
importantes que el grabado ha tenido en México: el del Taller
de Gráfica Popular. Para lograrlo, los alumnos utilizaron
de manera acertada el gesto de la gubia y retrataron situaciones
sociales contemporáneas.
En suma, los trabajos que estos jóve-nes grabadores nos ofrecen
constituyen un compromiso con el oficio del grabado, al cual imprimen
sus cualidades expresivas y calidades técnicas. Bienvenidas
sean estas propuestas que refrescan el arte del grabado.
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