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Intensa actividad desplegó la Orquesta
Sinfónica de Xalapa (OSX) durante abril y mayo. Después
de nueve exitosas presentaciones, esta agrupación ofreció,
el 2 de abril, el décimo concierto de la primera temporada
de 2004, con un programa que incluyó la obertura para Las avispas
de Ralph Vaughan-Williams, el Noveno concierto para piano y orquesta
de Mozart y la Sinfonía Londres del propio Vaughan-Williams.
Fungió como solista y director a la vez el maestro Howard Shelley.
La carrera del pianista y director británico Shelley inició
con un exitoso debut en el Wigmore Hall, en 1971. En 1983, Shelley
se convirtió en el primer pianista en grabar la obra completa
de Rajmaninov, un compositor con que se le asocia artísticamente
de una manera muy especial. También ha grabado los trabajos
de Gershwin para piano y orquesta, los conciertos de Mendelssohn y
una serie con música de compositores británicos contemporáneos.
Actualmente cuenta con una formidable lista de más de 60 grabaciones
comerciales. Entre los distinguidos directores con los que ha trabajado
destacan: Vladimir Ashkenazy, Andrew Davis, Andreas Delfs, Edward
Downes, Gunter Herbig, Richard Hickox, Manfred Honeck, Neville Marriner,
Libor Pesek, Gennadi Rozhdestventski, Kurt Sanderling, Yan Pascal
Tortelier, Edo de Waart y Walter Séller.
La obertura para Las avispas fue escrita por el compositor inglés
Ralph Vaughan-Williams (1782-1958) como parte de la música
incidental destinada a una puesta en escena por parte de una compañía
estudiantil inglesa denominada Cambridge Greek. De aquella música,
el compositor separó algunos fragmentos para integrar lo que
él mismo denominó “suite aristofánica”,
que consta de cinco números: Obertura, Entreacto I, Marcha,
Entreacto II y Ballet final. En la misma es posible detectar el ingenio
y colorido orquestal que parece apuntar hacia el estilo de los rusos
Borodin y Rimski-Korsakov.
El Noveno concierto para piano y orquesta de Mozart (1756-1791) fue
creado en enero de 1777, y se sabe que estuvo destinado a una joven
pianista francesa de nombre desconocido y de apellido Jeunehomme,
que se hallaba de paso por Salzburgo. Por los pasmosos avances que
se muestran en esta obra, se dice que equivale en el repertorio de
Mozart a la sinfonía Heroica en la obra de Beethoven. Es el
primero con exposición inicial compartida por la orquesta y
el piano, y el primero con un dramático tiempo lento en la
tonalidad de do menor, con perfiles temáticos que son un anticipo
del Andante de la deliciosa Sinfonía concertante para violín,
viola y orquesta de 1779, también en do menor.
La Segunda sinfonía, denominada Londres, fue una de las obras
preferidas por el compositor. Se trata, de hecho, de un retrato evocador
de una ciudad capital inglesa, y la referencia a los sonidos de las
campanas de Westminster no dejan lugar a duda en este sentido. Pero
esta obra de Vaughan Williams es, básicamente, una obra de
“preguerra”, iniciada cuando el compositor ya contaba
con 41 años de edad, es decir, en la etapa de madurez del músico
cuya tendencia artística no participó de la atmósfera
revolucionaria que se vivía en Europa, por efecto de los conceptos
novedosos de Arnold Schoenberg. Conciertos
didácticos
Después de un periodo vacacional, la OSX regresó para
ofrecer una serie de conciertos didácticos en el gimnasio
del Campus para la Cultura, las Artes y del Deporte (CADE), que
inició el 20 de abril y concluyó tres días
más tarde en la sala grande del Teatro del Estado. Las obras
presentadas fueron la suite Mamá la oca de Maurice Ravel,
el Concertino para xilófono y orquesta de Toshiro Mayuzumi
y la Guía de la orquesta para los jóvenes de Benjamín
Britten. El solista fue el joven Felipe Herrera Rocher y la dirección
estuvo a cargo de Juan Carlos Lomónaco.
La primera obra está integrada por cinco fragmentos inspirados
en la obra de Charles Perrault (1628-1703), conocida en nuestro
idioma con el nombre de Cuentos de Mamá la Oca. Fue escrita
como pieza para piano a cuatro manos, en 1908, para ser interpretada
por los niños Godebski, hijos de un matrimonio amigo de Ravel.
Poco tiempo después, la orquestó y la convirtió
en un ballet con algunos números añadidos. Pero esta
versión no fue bien aceptada por el público, y actualmente
se ejecutan sólo los cinco números originales.
Según el percusionista Jesús Reyes López, el
Concertino para xilófono y orquesta es una creación
“no tanto compleja sino, más bien, completa; representativa
ella del estilo de Mayuzumi”. Ciertamente, en esta pieza escrita
en 1965 y dedicada al percusionista Yoichi Hiraoka (1907-1981) se
revela el talento de uno de los compositores más importantes
de Oriente, cuya obra era portadora de una expresividad desconocida
y hermosamente enigmática.
La Guía de la orquesta para los jóvenes de Britten
fue compuesta para una película educativa que mostraba las
familias de instrumentos que componen una orquesta sinfónica,
con una narración explicativa incluida en la partitura. Para
presentar cada sección, el compositor optó por una
serie de variaciones iniciada y concluida por un tema principal.
La Guía es conocida también como Variaciones y fuga
sobre un tema de Purcell cuando se ejecuta sin narrador, y su versión
de concierto fue estrenada en 1946 por la Orquesta de Liverpool,
con la dirección de Malcolm Sargent.
Obras
de Stravinski, Rajmaninov y Schumann
La décima segunda audición de temporada se realizó
el 30 de abril, bajo la dirección de Carlos Miguel Prieto
y con la participación del pianista español Joaquín
Achúcarro, quien ha actuado en 59 países con más
de 200 orquestas, incluidas las filarmónicas de Nueva York
y de Londres, las sinfónicas de Chicago, Dallas y Londres,
y muchas de las mejores orquestas de Europa y Oriente. El programa
de este concierto estuvo integrado por la suite Pulcinella de Stravinski,
Rapsodia sobre un tema de Paganini, opus 43 de Rajmaninov y la Cuarta
sinfonía en re menor de Schumann.
La suite Pulcinella se derivó de la música para el
ballet del mismo nombre que Igor Stravinski (1882-1970) escribió
sobre temas de Giovanni Battista Pergolesi (1710-1736). El ballet
fue terminado en 1920 y se estrenó ese año en París.
Después de los cambios realizados en 1992, Stravinski hizo
una última revisión, en 1947, que quedó como
la versión definitiva.
Serguei Rajmaninov (1873-1943) tomó el “Capricho número
24” de Paganini en la menor, para dar forma a sus Rapsodia
sobre un tema de Paganini, obra para piano y orquesta escrita en
1934. El compositor nacido en Novgorod, Rusia, se encontraba en
la cúspide de su vida creativa cuando optó por trabajar
sobre una serie de variaciones en torno al tema antes señalado.
Rajmaninov generó una partitura que rivaliza en popularidad
con su célebre Segundo concierto para piano y orquesta.
La Rapsodia se compone de 24 variaciones, algunas de ellas sumamente
libres y con apenas un lejano parentesco con el Capricho del legendario
violinista.
Seguramente debido a ello Rajmaninov prefirió la denominación
Rapsodia antes que Variaciones.
La Cuarta sinfonía –que Schumann (1810-1856) dedicó
al violinista Joseph Joachim y cuya versión definitiva se
estrenó en 1853– es un admirable ejemplo de lo que
se conocería más adelante como sinfonía cíclica,
concepto explotado repetidamente durante el posromanticismo.
José
Luis Castillo en Xalapa
La Primera sinfonía de Mozart, el Concierto para flauta y
orquesta en re mayor de Carl Reinecke y la Primera sinfonía
de Charles Ives fueron las piezas que conformaron el programa del
décimo tercer concierto de la osx, dirigido por José
Luis Castillo, compositor y director español, quien realizó
sus estudios musicales en los conservatorios de Valencia, Hochs-chule
Mozarteum de Salzburgo, Koninklijk Conservatorium de La Haya, Ville
de Luxembourg e ircam de París.
Sus obras han sido interpretadas por importantes agrupaciones como
la Orquesta Nacional de Luxemburgo, la Sinfónica de la Radio
de Saar-brüken, la Orquesta de Cámara de Württemberg,
el Coro de la Radio de Saarbrüken, el Delta Ensemble y el Cuarteto
de Cuerdas de Salzburgo.
Como solista participó Andrea Leticia Moysén Mason,
alumna de la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana
e integrante de la Orquesta Juvenil de la Secretaria de Educación
y Cultura.
En la Primera sinfonía de Mozart –que fue escrita en
1764, cuando el compositor tenía apenas ocho años–
es posible detectar la influencia inmediata de Bach, a quien Mozart
conoció en Londres. Su estilo, al igual que las sinfonías
que le siguieron, se ajusta al modelo italiano en tres movimientos:
el movimiento de introducción presenta una forma de sonata
de compacta energía; el movimiento lento es breve y directo,
y el final es el primero de muchos optimistas rondós sobre
los que trabajaría el genio.
La segunda obra interpretada fue escrita en 1908 por el compositor
alemán Carl Reinecke (1824-1910), y –según los
críticos– contiene una síntesis de los estilos
de Schumann y Mendelssohn. Reinecke nació en 1824 en Altona.
Realizó estudios de violín y piano y comenzó
a componer desde los siete años. Además de profesor
de piano y composición, fue un fecundo compositor.
Entre 1895 y 1898, Charles Ed-ward Ives (1874-1954) creó
la Primera sinfonía, obra que pertenece a su época
de estudiante y que realizó como una suerte de tesis para
presentarla a su maestro Horatio Parker. Desde esta primera pieza
encontramos los tentaleos experimentales que serían el sello
característico de toda su producción, con una serie
de modulaciones en el movimiento inicial que se aparta de la tonalidad
central. Con todo, la obra no se aparta demasiado del modelo imperante
en el siglo XIX. Hay en ella algunas reminiscencias de la Novena
sinfonía de Dvorák, sobre todo del célebre
Largo, y mucho de Chaikovski en el movimiento final.
En
el Teatro del Estado, las notas de Haydn y Liszt
Bajo la batuta de Gerard Oskamp y con la participación del
Coro de la uv –que dirige Daniel Hazan– y del tenor
Gustavo Cuautli, la osx ofreció el 14 de mayo su décimo
cuarto concierto, en el que interpretó la Sinfonía
83 en sol menor, conocida como La gallina, de Franz Joseph Haydn,
y la Sinfonía Fausto de Franz Liszt.
Gerard Oskamp es originario de los Países Bajos, donde nació
en 1950. Realizó sus estudios artísticos en Ámsterdam,
Viena, Zurcí y Salzburgo. Ha participado en diversos concursos
internacionales, en los que ha obtenido galardones como el Premio
Hans Harring de la orf de Salzburgo (1974), el primer lugar en el
Concurso de Directores John Player de Bourne-mouth (1976), y el
primer sitio en el Concurso Internacional de Directores de la Televisón
Húngara, en Budapest (1980).
A lo largo de su trayectoria ha dirigido más de 80 orquestas
en el mundo, y su experiencia en la ópera lo ha llevado a
importantes teatros de varios países. Desde 2002 es el Director
Musical del Schleswig-Holstein Landestheater y de la Orquesta Sin-fónica
de Flensburg.
Gustavo Cuautli nació en Gua-dalajara, Jalisco. Su carrera
inició en 1985; a partir de entonces ha representado los
papeles para óperas de Puccini, Bizet, Verdi, Chaikovski,
Mozart y Bernstein. En el género de la zarzuela ha participado
en Luisa Fernanda de Moreno Torroba, La Dolorosa de Serrano, La
leyenda del beso de Soutullo y Vert, así como en operetas
de Franz Léhar. Actualmente, comparte sus actividades de
concertista con la investigación de la música vocal
en México, desde la música de cámara hasta
las óperas del siglo XVIII.
La Sinfonía 83 de Haydn (1732-1809) forma parte de una serie
conocida como Sinfonías de París, llamadas así
porque fueron escritas a petición de un grupo de la sociedad
parisiense. Y se dice que La gallina fue bautizada con ese nombre
por la entrada del oboe en el primer movimiento, un dibujo musical
que a los parisienses sugirió el cloqueo de una gallina.
Esta pieza inicia con un tema enérgico que es abordado por
la orquesta sin la acostumbrada introducción lenta. Vendrá
después un Andante de profunda inspiración y un Minueto
que se cuenta entre lo más elegante y depurado de la inspiración
del compositor. La instrumentación incluye una flauta, dos
oboes, dos fagotes, dos cornos y cuerdas.
El primer contacto del compositor húngaro Franz Liszt (1811-1886)
con Fausto, la célebre obra de Goethe (1749-1832) data de
1830. El compositor, entonces un joven de 19 años de edad,
visitó a Héctor Berlioz (1803-1869) y de ello se derivó
una indeclinable afición por la literatura de Goethe. Por
otra parte, una de las mujeres importantes en la vida sentimental
de Liszt, la condesa Marie d’Agoult, hizo su aportación
para intensificar la inclinación del músico hacia
el poeta. Ella, intensa admiradora de Goethe, guardaba entre sus
más queridos recuerdos de la infancia una amable caricia
recibida de la propia mano del autor de Fausto.
Así, la idea de integrar una sinfonía que fundiera
en música la poesía de Goethe fue cobrando forma de
manera gradual, ya que Liszt intentó eso mismo a través
de una serie de cuatro lieder de principios de la década
de 1840 y su Chor der engel de 1849, a partir del texto de la segunda
parte del Fausto. Finalmente, la Sinfonía Fausto fue estrenada
el 5 de septiembre de 1857 en Weimar, con orquesta, solista y coro,
bajo la dirección del propio compositor.
Una
sinfonía para la vida en matrimonio
En la presentación del décimo quinto concierto, el
21 de mayo, la osx ejecutó la obertura para El secreto de
Susana de Wolf-Ferrari, el Concierto para violín, piano y
cuerdas de Mendelssohn y la Sinfonía doméstica opus
53 de Strauss.
La dirección estuvo a cargo de Kenneth Jean, intérprete
y director neoyorquino educado en Hong Kong. En 1967 regresó
a Estados Unidos, donde realizó sus estudios de violín
y de dirección de orquesta. Además de la cantidad
de conciertos que ha ofrecido con las orquestas de Chicago, Cleveland
y Detroit, Kenneth Jean también ha sido huésped de
las orquestas principales de Minnesota, Filadelfia, Buffalo, Rochester,
Cincinnati, Pittsburgh, Seattle, Saint Louis, Oregon, Phoenix, San
José, Vancouver, Edmonton, Winnipeg, Calgary y la Orquesta
de Cámara de Saint Paul.
En el campo de la ópera ha presentado La Bohéme con
la Ópera de Orlando y El barbero de Sevilla en el Festival
de Hong Kong. En junio de 1994, Georg Solti eligió a Kenneth
Jean para hacerse cargo de su seminario en Dirección denominado
Orchestra Project, en el Carnegie Hall.
A la participación de este gran director se debe sumar la
de la pianista Laura Sosa y la del violinista Ernesto Tarragó,
quienes han cubierto una importante etapa en la historia musical
de Veracruz. Sosa es graduada del Conservatorio Nacional de Música
y realizó una maestría en la Escuela Superior de Viena.
Participó en numerosos cursos de perfeccionamiento pianístico
impartidos por Angélica Morales, Bernard Flavigny y Joerg
Demus.
Tarragó se graduó en el Conservatorio Nacional de
Música, posteriormente hizo estudios de posgrado en el Conservatorio
Chaikovski de Moscú y en la Escuela Superior de Música
de Viena. Tomó cursos de perfeccionamiento con Henryk Szeryng
en México y con importantes maestros en el extranjero.
La primera obra que se interpretó fue Il segreto di Suzanne,
compuesta por Wolf-Ferrari (1876-1948), uno de los nombres caídos
en el olvido, en lo que a la ópera respecta, pese a que a
finales del siglo XIX llegó a ser considerado un compositor
tan prometedor que se le comparaba con Giacomo Puccini (1858-1924).
Esta pieza fue denominada “inter-mezzo en un acto” y
es una simpática ópera terminada en 1907, con texto
en alemán. La historia nos describe las experiencias de un
matrimonio del cual forma parte una mujer que trata de ocultar al
marido su costumbre de fumar cigarrillos. Éste detecta ese
característico olor y supone que un hombre más penetra
a su casa. El final es feliz y optimista, cuando el esposo descubre
que la afición por el tabaco es el único gran secreto
que guarda su mujer.
Por otra parte, la obra de Men-delssohn (1809-1847) presenta la
forma clásica de tres movimientos (rápido, lento y
rápido). El primero –que consume casi la mitad de la
obra– incluye un tema contrapuntístico de algún
modo “a la Bach”, que Mendel-ssohn gustaba usar en este
punto de su carrera, y es balanceado con un largo y lírico
segundo tema. Es un movimiento largo en el que el autor equilibra,
con considerable habilidad, los cambios de las partes concertantes
entre los dos solistas y el acompañamiento de la orquesta.
El Adagio, es decir el segundo movimiento, abre con un tema reflexivo
en las cuerdas, y éste es variado y decorado en las subsecuentes
entradas de piano y violín. El final deriva de los brillantes
finales de los conciertos para piano de Weber, pero el paso y la
elegancia son propios de Mendelssohn, así como el sabor de
la ingenuidad contrapuntística.
El concierto concluyó con la interpretación de la
obra del compositor alemán Richard Strauss (1864-1949), la
Sinfonía doméstica, creada a principios de 1902 y
estrenada en 1904, en la ciudad de Nueva York, bajo la dirección
del autor. La pieza de orquestación densa y complejidad técnica
es un retrato sinfónico absolutamente hogareño, cuyo
tema es la casa del compositor con su familia.
Formalmente, la Sinfonía doméstica se aparta de la
estructura tradicional en cuatro movimientos, aunque el concepto
propio del poema sinfónico se mantiene en los diversos fragmentos,
al tiempo que la instrumentación mantiene la robustez propia
del compositor. Requiere de ocho cornos, cuya presencia es perceptible
a lo largo de toda la obra, y una nutrida sección de aliento-madera
en la que se incluye el oboe d’amore.
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