Según los expertos,
en este sitio localizado a 40 minutos de Acayucan yace un gran asentamiento
prehispánico, esperanza totalmente fundamentada, pues en los
años cincuenta, Alfonso Medellín Zenil encontró
en la zona un monumento basáltico conocido como “El Mascarón
de Medias Aguas”, una de las escasas obras escultóricas
del periodo Clásico, hoy resguardada en el Museo de Antropología
de Xalapa (MAX).
El antecedente permitió pensar que este sitio arqueológico
es capaz de regalar al mundo información única para
reconstruir nuestro pasado histórico, a partir de las culturas
que dieron origen a lo que es hoy el estado de Veracruz. Y así
lo comprobó el arqueólogo veracruzano Roberto Lunagómez,
investigador de la UV y ganador del Premio de Arqueología inah
2002, al dirigir a principios de 2004 una temporada de investigación
que generó, en sólo unas semanas de excavación,
evidencias de ocupación prehispánica en la zona, ubicada
a unos kilómetros de la cuna de la civilización olmeca:
San Lorenzo Tenochtitlan.
Tres depósitos funerarios forman parte del hallazgo, un descubrimiento
afortunado sobre todo por el estado de conservación que presentan
los restos. Alejandra Alonso –restauradora del inah que supervisó
ya en el laboratorio de la Facultad de Antropología los trabajos
de microexcavación de los entierros– dijo que “fue
una suerte que hayan encontrado formas bien definidas a tan poca profundidad,
en un suelo tan ácido y tan húmedo”.
Y es que los depósitos funerarios, esas grandes vasijas de
cerámica que hasta hace unos meses permanecían bajo
tierra, aún conservan su forma semiesférica y su posición
vertical; dentro de ellas, los huesos permanecen en buen estado a
pesar del paso de los siglos, incluso son perfectamente identificables
por su estructura, como sucede en una de las urnas donde la microexcavación
ya ha dejado al descubierto fragmentos de un cráneo y restos
de huesos largos.
Cerca de 10 000 dólares, aportados por la Fundación
para el Fomento de Estudios Mesoamericanos-Inc. (FANSI) de los Estados
Unidos, hicieron posible esta temporada de investigación, además
del apoyo tecnológico del Institute of Field Museum Management,
institución japonesa que proporcionó a la uv un equipo
topográfico avanzado, compuesto por una estación total
compu-tarizada, de gran precisión y corroborados por el sistema
de geoposicionamiento global o GPS.
La National Geographic Society y el Conacyt patrocinaron temporadas
de investigación en la zona desde 1999 y 2002. Estos estudios
sirvieron como antecedente a la investigación actual, pues
han permitido efectuar mapeos y reconocimiento de superficie en 160
km2 en la región, lo cual ha arrojado como resultado la detección
de más de 120 sitios arqueológicos que fueron ocupados
durante la época prehispánica desde el periodo Preclásico
u Olmeca hasta el periodo Clásico Terminal. En la temporada
de campo 2004 se emprendió la excavación y el mapeo
del sitio principal: Medias Aguas. Vestigios
que hablan por sí mismos
Uno de los principales objetivos de la investigación era
obtener el fechamiento del sitio y una estimación de la densidad
poblacional antigua, para saber por métodos científicos
de qué manera y durante cuánto tiempo se habitó
la región, lo que lograrán determinar después
de hacer diversas pruebas a los materiales encontrados.
Actualmente, dos de los tres depósitos funerarios ya fueron
trasladados a Xalapa y se encuentran en proceso de microexcavación
en el Laboratorio de Arqueología de la Facultad de Antropología,
donde los estudiantes y arqueólogos recuperan en fragmentos
los materiales.
Antes de aplicar cualquier tratamiento de consolidación que
permita mantener las piezas unidas y recuperar su forma original,
deberán obtener muestras que posibiliten a otros científicos
analizar la información necesaria por medio de pruebas como
el ADN, el Radio Carbono 14, el Colágeno y las técnicas
paleoetnobotánicas.
Estas pruebas podrían finalmente sustentar algunas de las
hipótesis de Roberto Lunagómez, quien piensa que Medias
Aguas tuvo una primera ocupación prehispánica que
corresponde a la época olmeca (1500 a 1200 años a.C.)
y una ocupación posterior durante los periodos Clásico
Tardío y Terminal (de 800 a 1000 d.C.).
Además de sumarse a los esfuerzos por reconstruir el rompecabezas
histórico de la cultura Olmeca, el proyecto de Medias Aguas
arrojará como productos de investigación cuatro tesis
de licenciatura por la Facultad de Antropología de la UV
y una de doctorado por la unam, que permitirán la participación
de especialistas forjados en la UV en eventos como el Simposio Inaugural
de las Ciencias Arqueológicas de las Américas, que
se celebrará en Tucson, Arizona, en septiembre de 2004.
Aunque se trata de un trabajo apoyado económica y tecnológicamente
por una organización japonesa y otras norteamericanas, Lunagómez
aseguró que el Patrimonio Arqueológico, resultado
de la investigación, será única y exclusivamente
resguardado por instituciones mexicanas como la UV.
Patrimonio
nacional en buenas manos
Ya que cada hallazgo arqueológico se transforma, con la investigación
en patrimonio nacional, el profesionalismo del equipo científico
debe ser una cualidad imprescindible, pues cada vestigio es una
cápsula de tiempo que trae consigo información valiosa
de siglos atrás. Quien está al frente de la investigación,
Roberto Lunagómez, académico de la uv desde 1995,
obtuvo el reconocimiento del Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes, a través del Instituto Nacional de Antropología
e Historia, a la mejor investigación arqueológica
del país en 2002, por su trabajo realizado en la región
de San Lorenzo Tenochtitlán, centro rector de la cultura
olmeca.
Ahí, junto con Stacey Symonds (University of Vanderbilt,
USA) y Ann Cyphers (Instituto de Investigaciones Antropológicas-UNAM),
Lunagómez realizó su tesis de licenciatura presentada
en la Facultad de Antropología en 1995, misma que fue recomendada
para su publicación y resultó ser el primer estudio
sistemático sobre asentamientos prehispánicos regionales
alrededor del sitio olmeca de San Lorenzo.
El premio le significó el aval del inah a su trabajo científico
y un antecedente fundamental en la investigación de la Universidad
Veracruzana, pues San Lorenzo Tenochtitlan, con toda la importancia
arqueológica que reviste, es una zona muy cercana a Medias
Aguas, pese a lo cual esta última ha sido prácticamente
ignorada por la arqueología.
Al proyecto –en cuya fase de excavaciones participó
un equipo de estudiantes y egresados de la Facultad de Antropología
de la UV– también se sumaron dos arqueólogos
japoneses estudiantes de posgrado en la enah y la unam, Mitsuru
Kurosaki y Hirokazu Kotegawa, quienes no sólo aportaron sus
conocimientos y largas horas de trabajo a la investigación,
sino que además gestionaron el apoyo japonés del Institute
of Field Museum Manage-ment, gracias al cual fue posible realizar
uno de los más precisos levantamientos topográficos
en los sitios arqueológicos del sur de Veracruz.
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