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La
actitud de búsqueda, renovación y cuestionamiento
a las formas establecidas, presente en la vida y obra de José
Luis Cuevas, debe ser asumida por la universidad contemporánea
como elemento crucial para generar conocimiento socialmente útil,
dijo el rector Víctor A. Arredondo, al otorgar el doctorado
Honoris Causa al imprescindible autor de la plástica mexicana
moderna, en una ceremonia realizada el 11 de septiembre.
Ante el gobernador Miguel Alemán Velazco, Arredondo aseguró
que el deseo manifiesto de Cuevas de que el arte nacional circule
por anchas avenidas que nos
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lleven al resto del mundo y no pequeños caminos vecinales que
conecten sólo aldeas, evidencia la necesidad vital de oxigenar
tanto las tendencias artísticas como los procesos educativos
para un propósito común: difundir los saberes, el arte
y la cultura.
En la actitud de Cuevas frente al arte nacional, comentó, encontramos
un marcado paralelismo con los esfuerzos que realiza la UV para construir
un paradigma universitario alternativo orientado a la distribución
social del conocimiento, que también conlleva la cultura y
el arte universales, así como la valoración de la identidad
propia.
“Sólo con una actitud inconforme, de búsqueda,
con imaginación creativa y trabajo podremos alcanzar los altos
fines culturales y educativos que nos hemos propuesto”, afirmó
Arredondo, quien fue portavoz del reconocimiento que la comunidad
universitaria hizo, justamente el día en que se conmemora el
LX aniversario de la casa de estudios, a las refinadas cualidades
del artista plástico mexicano más importante desde la
segunda mitad del siglo XX. Cuevas,
orgulloso por la distinción
Este doctorado Honoris Causa de la Universidad Veracruzana “es
un tónico para la salud, con el que espero llegar a los 100
años, pues los reconocimientos estimulan”, manifestó
José Luis Cuevas al aceptar la máxima distinción
universitaria, mediante un discurso que se caracterizó por
contener frases coloquiales que delataron su fino humor e ironía.
“Mi trayectoria y mis años se han ido rápido,
el paso del tiempo entristece porque uno quisiera que la vida se
prolongue. He dejado de ser enfant (niño) pero no terrible
y he dejado de ser un golden boy (niño de oro)”, comentó,
recordando los motes con que fue recibido en París y Nueva
York, con que describían al artista provocador, flamígero
y consentido de la crítica y el público.
Cuevas reconoció la influencia que el cine mudo tuvo en su
obra, durante la época en que se reunía con jóvenes
estudiantes de Ciencias y Filosofía en lo que se bautizó
como el Seminario Axiológico de la calle de Donceles: “mientras
todos se reían viendo a Buster Keaton (el actor y director
de cine norteamericano) correteado por cientos de mujeres, a mí
me invadía la angustia al ver la situación en que
se encontraba”.
Luego de declararse orgulloso por la distinción otorgada
por la Universidad Veracruzana, el artista repasó algunos
pasajes que consideró fundamentales en su vida y obra, como
el vaticinio cumplido de un quiromántico acerca del matrimonio
con su actual esposa y sobre su longevidad. Respecto a esta obsesión
por una vida larga, dijo: “lo único que pido es llegar
a edad avanzada manteniéndome activo en mi trabajo, en mi
creatividad y, por qué no decirlo, activo en mi sexualidad”.
Destacan influencia del pintor en el arte mundial
Víctor A. Arredondo recordó que, al lado de un grupo
de jóvenes pintores, Cuevas se rebeló y negó
a seguir la ruta del arte nacional que el tiempo había desgastado,
sustentada en los principios de los grandes muralistas, y promovió
–como lo escribió Raquel Tibol– la apertura del
arte mexicano a campos diferentes a los del realismo con historicidad
simbólico-social y nacionalista. “Los méritos
de Cuevas como pintor, escultor, grabador, dibujante y escritor
están más allá de cualquier discusión.
Reconocemos su importancia, trascendencia y su influencia en las
tendencias actuales de la plástica mexicana y éstos
son los atributos que le hicieron merecedor de las más alta
distinción académica que otorga la máxima casa
de estudios de Veracruz”.
Por su parte, la periodista Ángeles González Gamio
reconoció que la obra de Cuevas y el desempeño de
la Universidad Veracruzana en los últimos años deben
presumirse en todo el país. Al leer la semblanza del galardonado,
aseguró que Cuevas también se ha convertido en el
gran cronista de la Ciudad de México a través de sus
artículos publicados bajo el título de Cuevario, donde
demuestra una notable percepción de la psicología
de las personas que poblaron su mundo en las décadas de los
cuarenta y cincuenta.
Luego de recordar las palabras del filósofo Ramón
Xirau, para quien Cuevas es “un artista en estado constante
de crecimiento”, González Gamio aseguró: “Cuevas
se ha enfrentado con arrojo a sus ideas sin importarle el precio
a pagar, ha expresado sin temor sus opiniones, así afecten
a personajes importantes. La finura de su sentido del humor, matizado
por la ironía y agudeza, ha llevado a pensar a quienes no
poseen ese talento que es arrogante. Este doctorado es una merecida
distinción a su gloriosa trayectoria como artista, pero también
a estas otras facetas que han enriquecido la vida cultural de nuestro
país”.
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