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Le
otorgó la UV el doctorado Honoris Causa
Propició
Carlo A. Castro la esperanza en medio de la barbarie: Arredondo
Edgar Onofre Fernández |
El
lingüista rescató y difundió la cultura de los
pueblos antiguos y consolidó la antropología mexicana
al lado de figuras como Gonzalo Aguirre Beltrán y Alfonso
Caso, aseguró el rector |
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En
su reconocimiento de las lenguas y tradiciones de los pueblos indígenas,
del profundo conocimiento del otro, Carlo Antonio Castro estableció
un diálogo que enseña que el diálogo y los
acuerdos entre las comunidades son lo más importante para
preservar la convivencia y hacer renacer la esperanza que reclaman
las sociedades en tiempos de incertidumbre y barbarie”, aseguró
el rector Víctor A. Arredondo durante la ceremonia realizada
el 8 de septiembre, en que la Universidad Veracruzana otorgó
el doctorado Honoris Causa a uno de los especialistas fundamentales
para la antropología moderna. |
A
nombre de la comunidad universitaria, el rector Víctor A. Arredondo
otorgó el doctorado Honoris Causa al distinguido científico
social Carlo Antonio Castro. (Foto: Luis Fernando Fernández) |
Desde los años cincuenta y a través de sus obras etnográficas
y literarias, añadió, la obra de Castro Guevara estableció
rutas, abrió senderos para vislumbrar el mundo en su compleja
multiculturalidad e infinitas posibilidades de interpretación
y recreación, rescató y difundió la cultura de
los pueblos mexicanos antiguos, de los hombres verdaderos, y consolidó
la antropología mexicana al lado de figuras trascendentales
como Gonzalo Aguirre Beltrán y Alfonso Caso.
El rector dijo que la pasión y sabiduría con que el
galardonado permaneció ligado a la Universidad Veracruzana
alimentó su formación multidisciplinar, al punto de
rebasar las humanidades y las artes en su prolífica producción
editorial y su actividad docente y de investigación.
En el Museo de Antropología de Xalapa, Arredondo agregó
que el profundo conocimiento de las lenguas indígenas y extranjeras
de Castro Guevara le permitió profundizar en el conocimiento
de los otros, de la otredad, y con ello, rescatar la identidad de
los pueblos antiguos de México y enriquecer la nuestra, a través
de su riguroso trabajo científico que, sin embargo, siempre
matizó a través de la poesía y la narrativa.
Ya desde los cincuenta, continuó, Castro Guevara advertía
sobre las apremiantes condiciones de discriminación que viven
los pueblos indígenas y destacaba la participación de
las mujeres en la búsqueda de condiciones más justas,
al tiempo que se promulgaba a favor de cambios en la organización
social de nuestro país que respetaran la identidad de todos
los pueblos.
A través de la disciplina, la meticulosidad, el rigor científico
y el privilegio de la estética literaria, Carlo Antonio Castro
se erigió como un intérprete universal del mundo multicultural
y, sin duda, se convirtió en uno de los pioneros del paradigma
del aprendizaje para toda la vida, manifestó.
En su intervención, Andrés Medina Hernández,
investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), hizo un repaso por la vida y obra del etnólogo, narrador
y poeta, quien reúne lo mejor de la antropología mexicana
y, luego de integrarse a lo que llamó una comunidad de oro
entre los años cuarenta y setenta, formó parte de un
núcleo de constructores de la antropología orientada
hacia temas como el indigenismo y la educación.
Medina Hernández identificó múltiples aportaciones
que Castro Guevara hizo al estudio de la antropología y las
artes, y aseguró –respecto de la Lingüística–
que el etnólogo formó parte de una política de
castellanización del legado lingüístico de los
pueblos indígenas, así como del estudio de la gramática
de estas lenguas. A partir de su vasto conocimiento de las lenguas
tzotzil y tzeltal, desarrolló un método para la enseñanza
de las lenguas indígenas que fue recuperado por estudiosos
del país y el extranjero para, por ejemplo, promover la educación
en lengua quiché y maya.
Castro Guevara dio, sin duda, el primer paso para entender y consolidar
la interculturalidad que llevó a que el conocimiento de las
lenguas indígenas se esparciera por todo el país. Sus
trabajos de recolección oral de la herencia cultural de los
pueblos antiguos se constituyó en una metodología para
la antropología y, junto a Aguirre Beltrán y Alfonso
Caso, sentó las bases para una política indigenista.
Tras resaltar los trabajos de traducción que el homenajeado
ha realizado –mismos que abrieron brecha en temas actualmente
discutidos como la tradición filosófica de los pueblos
indígenas–, Medina Henández explicó que
las aportaciones de Castro Guevara en obras como Usila, morada de
colibríes y El Banquete de los compadres se convirtieron en
algunas de las más finas expresiones de la conjunción
de tradiciones culturales que conforman el México moderno;
además reconoció que Los hombres verdaderos se ha constituido
en una obra clave de la simbiosis entre la narrativa y los estudios
etnográficos.
En lo que llamó una feliz aceptación de la distinción
otorgada, Carlo Antonio Castro brindó diversos recuerdos de
sus maestros, quienes le inculcaron su amor por lo iberoamericano
y lo llevaron a identificar en las lenguas indígenas “un
universo conceptual que podría enriquecer con semántica
a la lengua castellana”.
De Julio Verne a Víctor Hugo, Castro repasó una vida
consagrada a la lectura que lo llevó a privilegiar una formación
general, humanista y lingüística: “la lengua es
el vehículo sonoro de la cultura, la lengua describe al pueblo
que lo habla. Una lengua mal hablada evidencia una mala educación
formal e informal”.
El también Decano de nuestra casa de estudios, que ha formado
a más de 47 generaciones de antropólogos, pedagogos
y especialistas en letras, sumó la máxima distinción
académica de esta casa de estudios a reconocimientos como el
Premio Chiapas en las Ciencias, Pergamino de la Superación
Ciudadana, Pergamino de Fundador de la Facultad de Antropología
y el Pergamino del Gobierno del Estado de Veracruz y del Conaculta. |
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