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pescadores a partir de la enseñanza de la lectura y escritura,
es decir, de ofrecerles a cambio un beneficio adicional.
El plan consiste en presentarles un programa de alfabetización
integrado por frases y palabras derivadas del conocimiento del entorno,
del medio ambiente y de los problemas que éste enfrenta,
de manera que aprendan a leer y escribir fijando en su conciencia
la importancia de estos conceptos.
Este trabajo es respaldado por Enrique Portilla Ochoa, coordinador
del área de Biología de la Conservación del
Instituto de Investigaciones Biológicas de la UV, quien aseguró
que el trabajo educativo que hoy realizan en Alvarado tiene enormes
posibilidades de desarrollo. De hecho, una de las acciones que más
ha permitido llevar éste y otros programas a cabo es justamente
la disposición que muestran los pescadores para el aprendizaje,
ya que no fue necesario imponerles el programa de alfabetización,
sino que fueron ellos mismos los que se percataron de su necesidad.
Según reportes de los investigadores, el analfabetismo es
un problema muy específico que tienen los pescadores de la
zona, más evidente ahora que están participando en
proyectos productivos que les exigen firmar acuerdos, convenios,
contratos y, por lo tanto, los orillan a saber leer y escribir.
Es por ello que esta estrategia aporta beneficios en muchos sentidos,
aseguró el investigador, pues ”así como a nosotros
nos interesa conservar los recursos naturales y buscamos aliados
para lograrlo, a ellos les interesa mejorar sus condiciones de vida
y para conseguirlo un factor importantísimo es el conocimiento,
ahí es donde la Universidad cumple un papel fundamental”.
Los problemas que los universitarios están tratando de solucionar
se relacionan con las prácticas pesqueras que representan
un peligro para el ecosistema. Entre ellas un tipo de pesca prohibido
llamado “arrastre”, que consiste en utilizar una red
de malla muy cerrada y jalarla por el agua entre dos lanchas para
sacar todo lo que quede atrapado ahí. Esta práctica
genera “una matanza impresionante”, pues no sólo
captura peces en edad adulta, sino también larvas que al
ser extraídas disminuyen las posibilidades de éxito
en la reproducción para siguientes temporadas de pesca.
A partir del programa de alfabetización, manifestó,
se puede reunir nuevos aliados para la conservación de humedales,
manglares y otros ecosistemas, ya que, en la medida que adquieren
conciencia ecológica, los pescadores van cambiando sus actitudes
de respeto a la biodi-versidad: “Es como cuando la primera
palabra que aprendes en la escuela no es guerra, sino respeto por
la naturaleza. Y eso es fundamental si de verdad queremos cambiar
prácticas nocivas para el ecosistema”.
Como parte de la campaña universitaria de educación
ambiental que se lleva a cabo en Alvarado, este año dio inicio
un proyecto enfocado a ofrecer a los niños una visión
de la importancia del humedal, de los problemas que enfrentará
en el futuro y de las estrategias que pueden ayudar a resolverlos.
Este trabajo es posible gracias a la creación de un club
infantil en el que participan los hijos de los pescadores de cuatro
cooperativas, con el respaldo de nuestra casa de estudios.
Para Enrique Portilla Ochoa, director del proyecto, el club Herederos
del Humedal está permitiendo generar conciencia ecológica
desde la infancia, que es la función central del proyecto,
y sensibilizando a los hijos de los pescadores.
Algunas cooperativas que no estaban integradas al proyecto ya han
manifestado su interés por participar, para que sus hijos
acudan a los talleres y aprendan estrategias de respeto y conservación
ambiental que les permitan cuidar sus recursos naturales. Ante este
interés, se planea llevar los programas de educación
ambiental a la población urbana de la región.
Uno de los puntos fuertes de este programa de educación ambiental
son los recursos didácticos, pues han permitido no sólo
un acercamiento con la comunidad, sino también empatía
con sus integrantes, tanto niños como adultos. Tal ha sido
su importancia, que la Secretaría de Educación y Cultura
(SEC) premió el Manual Escolar de Educación Ambiental,
un libro para colorear que presenta mensajes en pro de la defensa
del manatí y que elaboró Blanca Elizabeth Cortina
Julio, egresada de la Facultad de Biología. Además,
la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat),
a través del Centro de Educación Ambiental y Capacitación
para el Desarrollo Sustentable, otorgó al equipo universitario
un financiamiento de 15 000 pesos para realizar 10 talleres de educación
ambiental en escuelas primarias de Alvarado. |