Editorial
Una de las vocaciones centrales de La Palabra y el Hombre ha sido y es el arte. En
su primer número de 2010, se complace en
dar a conocer dos poemas originales y dos tra
ducciones del inglés realizadas por el reciente
mente laureado Premio Nacional de Ciencias y
Artes 2009, José Luis Rivas, quien generosamen
te ha sido un promotor de libros y experiencias
literarias en la Universidad Veracruzana que,
como ventanas, se abren a nuevos territorios ima
ginarios.
En otro filón de la expresión artística, Fernando N. Winfield y Leticia Mora Perdomo
conversaron con Enrique Murillo para establecer una aproximación a su obra, amplia,
sugerente, intemporal, a la manera de un modesto mas no por ello menos importante
homenaje a sus extraordinarios logros como arquitecto y creador plástico. La calidad,
por demás sobresaliente en forma y armonía, que ofrecen las páginas centrales de este
número nos habla del estatus de obra de arte que posee la arquitectura regional conce
bida por Murillo tanto en edificios a gran escala y con complejos programas funcionales,
como en viviendas donde el espacio intimista constituye una experiencia irrepetible. Su
obra plástica, complementaria de la versatilidad del artista, es un hallazgo que ilustra las
páginas de este número.
Los caminos del arte discurren también por una selección de textos que incluye, en
tre otros, un ensayo crítico de Arturo E. García Niño sobre dos novelas del sureste mexicano: Península, península, de Hernán Lara Zavala –que en 2009 recibió el Premio Elena
Poniatowska–, y Nómadas del sur, del quintanarroense Raúl Arístides, así como poemas
del español Juan Vicente Piqueras.
La sección “Estado y Sociedad” toma en este número un sesgo volcado hacia la psique,
al conjuntar un texto de Jorge Sánchez-Mejorada en el que se resaltan las contribuciones del doctor Rafael Velasco Fernández a los campos de la psiquiatría, la salud mental
y la prevención del consumo de drogas en nuestro país, y un ensayo, de Juan Capetillo
Hernández, sobre el impacto del psicoanálisis en México desde su llegada a nuestro país
en la década de 1920 y su evolución como técnica científica a favor de nuevos modos de
ampliar nuestro conocimiento de la realidad.
Como una contribución desde Veracruz a este año de conmemoraciones del Bicentenario de la Independencia nacional y del Centenario de la Revolución, La Palabra y el Hombre se propone en los próximos números brindar un espacio para la reflexión sobre
estos temas y establecer desde el arte la posibilidad de un necesario ejercicio crítico a
favor de nuestra identidad cultural.
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